Álvaro volvió a erguirse después de una postración de ocho meses
Médicos. Especialistas de la Caja Nacional le practicaron dos cirugías en 16 horas
Tras ocho meses de estar postrado en las camas de cuatro hospitales y de su casa, el destino de Álvaro Mamani cambió cuando médicos de la Caja Nacional de Salud le devolvieron la esperanza de volver a caminar y no quedarse en una silla de ruedas o morir por la depresión.
Con 16 años de edad, Álvaro es para su familia, un milagro de vida. Los médicos lo ven como un ejemplo de que cuando se trabaja en equipo y bajo un mismo objetivo, el resultado será siempre exitoso.
El domingo 29 de noviembre de 2009 fue un día fatídico para Álvaro. Por primera vez salió de paseo con sus amigos para celebrar haber pasado de curso en el colegio sin reforzamiento. Eligieron ir al parque de Mallasa donde sufrió un accidente.
«Dicen que montó un caballo, pero cuando pasó por debajo de un árbol, éste se cayó de raíz sobre mi hijo y el animal. El tronco le partió la columna a mi hijo y mató al caballo», relató la madre Juliana Arhuata.
Según el traumatólogo del Hospital Obrero Marcelo Sea, lo que sufrió Álvaro, fue una lesión medular, un traumatismo raquimedular que afecta más a jóvenes y produce significativa morbimortalidad (mortalidad por causa de una enfermedad).
«Un trauma de estas características es grave porque cambia drásticamente la vida del paciente y algunos ven como salida más fácil la autoeliminación, pero es necesario que sepan que por los adelantos en medicina y el esfuerzo de especialistas se puede reinsertar al paciente a la vida útil estabilizando la columna», dijo.
Calvario. Después del accidente, los amigos de Álvaro lo llevaron a emergencias del Hospital de Clínicas, ahí lo encontraron sus padres. Los médicos del lugar después de sacarle radiografía lo estabilizaron.
«Luego de analizar las placas de radiografía los médicos de emergencia desahuciaron a mi hijo, yo me quería morir y no me di por vencida, porque él apenas tenía 15 años», recuerda la madre del adolescente.
Tres semanas después, lo sacaron del nosocomio y trasladaron a una clínica particular con la promesa de que luego de una cirugía para descongestionar la médula volvería a caminar, pero antes, la familia debía cancelar para todos los gastos, cerca de $us 4.000.
«En la clínica particular le operaron y le pusieron cuatro tornillos para que vuelva a caminar, pero no tuvo éxito porque cuando le colocaron en la silla de ruedas no podía equilibrarse, tenía la columna doblada hacia adelante y no podía manejar sus brazos», declaró su padre Gualberto Mamani.
Sin muchas esperanzas y con una deuda de $us 4.000, sus progenitores sacaron a Álvaro de la clínica privada para llevarlo a su casa. Mientras él permanecía en la cama sin movimientos, su madre salía en busca de la solidaridad de la gente para recaudar dinero y su padre se encargó de darle los cuidados en el hogar.
Sin embargo, Álvaro empezó a deprimirse. «Estaba muy mal por todo lo que hice gastar a mis papás. Ya no quería comer, pensaba en morirme, cuando veía que no podía manejar mis piernas», confesó.
Milagro. Luego de deambular por muchos lugares, la madre tocó el corazón del ex alcalde de La Paz Juan del Granado, quien anoticiado del accidente le dio un trabajo en la comuna y pudo afiliar a su familia a la Caja Nacional de Salud.
«Alvarito fue transferido del policlínico 9 de Abril al Materno-Infantil para tratarlo de una infección urinaria por la sonda que le pusieron en la clínica privada», recordó la pediatra Beatriz Cañipa.
Cuando la especialista auscultó al adolescente, que para ese entonces tenía un cuerpo delgado con signos de desnutrición y anemia, observó que en la espalda, nalgas y talones se produjeron escaras, las que estaban infectadas. «Fue muy doloroso verlo en ese estado, lloré de rabia y pedí una junta de médicos para ver la posibilidad de curarlo. Se unieron los colegas del Hospital Obrero».
Gracias a esa junta de médicos se definió realizar una cirugía mayor. En julio de este año, a casi ocho meses del accidente, los especialistas sometieron a Álvaro a dos operaciones. En la primera colocaron una varilla en la parte delantera de las vértebras. Al día siguiente, le colocaron tornillos por detrás de la columna.
En total, los tres especialistas, un traumatólogo, un neurocirujano y un cirujano cardiovascular, además de otros médicos y personal de apoyo, trabajaron 16 horas en dos días. La primera intervención duró seis horas; la segunda, 10 horas.
Luego del posoperatorio y tras la recuperación de las heridas, la columna de Alvaro se estabilizó. La posta pasó a otros especialistas, los fisioterapeutas, quienes lograron que en dos meses pueda pararse y mantener el equilibrio. «Creo que en dos meses lograremos que camine trayectos cortos», indicó el especialista, Walter Álvarez.
Funciones de columna vertebral
-Tiene dos funciones: soportar el peso del individuo en posición recta, el cuerpo vertebral es progresivamente más grueso a medida que desciende, y está fijado por ligamentos y pequeños músculos que permiten movimientos de rotación y flexión del cuerpo. La segunda función es contener y proteger la médula espinal que pasa por el canal medular de las vértebras, envuelta por las meninges e inmersa en el líquido cefalorraquídeo que la baña.
-La médula espinal es como el eje transmisor, regulador y modulador de funciones neurológicas. El tejido medular carece de capacidad de regeneración y una lesión puede ser pequeña pero tener una gran repercusión neurológica.
Equipo multidisciplinario intervino al adolescente
El 21 de septiembre, Álvaro Mamani Arhuata cumplió 16 años con la esperanza de que en un futuro no lejano volverá a caminar. Un equipo multidisciplinario de especialistas se encarga de que ese sueño se cumpla.
El médico traumatólogo del Hospital Obrero Marcelo Sea recuerda que cuando le convocaron a examinar a Álvaro, se dio cuenta de que el paciente había perdido las ganas de vivir, pero le «inyectó» un rayo de luz, cuando le dijo que se podía curar si él ponía su parte.
«Trabajamos en equipo, porque es un procedimiento que se hace en una cirugía de columna. Para ello, requerimos el buen ánimo del paciente, del servicio de un cirujano vascular, un neurocirujano, un traumatólogo, un anastesista y otro personal de apoyo que permitieron que las cirugías sean un éxito», manifestó.
El galeno aclaró que otra parte del éxito se debe a la tecnología del quirófano 15 del Hospital Obrero, donde el adolescente fue intervenido. «En ese espacio muchos otros pacientes tuvieron exitosas cirugías, porque operaciones por trauma raquimedular son frecuentes dentro el hospital y hay varios equipos», indicó.
Explicó que en la primera intervención se efectuó una incisión desde el pecho para abajo, en forma de un banano, para colocar una varilla de sostén entre la vértebra superior e inferior de la dañada (T12. ver infografía).
En esa operación, se puso un injerto, que se sacó de la cadera. Despúes de un día, se realizó la segunda cirugía, esta vez la incisión fue en la espalda para colocar tornillos y una varilla con el objetivo de enderezar la columna. La intervención duró 10 horas.
El lunes 27 de septiembre, mientras los especialistas examinaban la hoja clínica y los avances de Álvaro, el adolescente se empeñaba en recorrer la cama de la cabecera a los pies y viceversa, apoyado en sus dos extremidades superiores, como parte de los ejercicios de su tratamiento.
Sus brazos algo musculosos contrastaban con las piernas delgadas y huesudas. La explicación la dio la fisioterapeuta Carolina Gonzales «en esta etapa estamos fortaleciendo más los brazos para que pueda apoyarse en ellos y se desplace, luego lo haremos con los músculos de las piernas».
Como parte de los ejercicios, el paciente usa una correa para jalar con ambos brazos, mientras está echado en la cama. Otro ejercicio que desarrolla es con una pelota grande para fortalecer sus dedos y piernas. Esta semana dará los primeros pasos, después de mantener el equilibrio de su cuerpo porque la columna está estable.
«Él pone su empeño en las sesiones de fisioterapia, pese a que son horas y horas de trabajo, no pierde la sonrisa ni paciencia. Eso hace que los profesionales también se esfuercen», indicó el jefe de Fisioterapia, Wálter Álvarez.
Una carcajada del adolescente resuena en la sala del Materno-Infantil en el piso 10. Los pacientes de las camas vecinas y otros ambientes no lo pueden creer, porque a la semana de haber sido operado, Álvaro dice que tiene muchas esperanzas de volver a caminar y jugar fútbol.
«Cuando ya esté totalmente restablecido quiero terminar la secundaria y especializarme en computadoras. Con todo lo que me pasó valoro más la vida y en agradecimiento a todo lo que hicieron los médicos, seré un buen profesional», afirma.
Antes y luego de la operación, el restablecimiento del paciente estuvo en manos de la pediatra Beatriz Cañipa, quien le curó las escaras y la infección urinaria; luego, los cirujanos fueron los artífices de la corrección en la postura de la columna vertebral.
Desde hace un mes y por otros dos meses más, Álvaro estará bajo el tratamiento de los fisioterapeutas, quienes aseguran que se irá a su casa caminando.
¿Qué es el trauma raquimedular?
Es el daño a la médula espinal y vértebras como consecuencia de un trauma que afecta a la columna vertebral. Puede abarcar simultáneamente las meninges, los vasos sanguíneos y el tejido nervioso. Es una lesión de la columna vertebral, donde las vértebras lumbares están más expuestas al trauma porque son las menos vascularizadas.
La incidencia de casos es mayor en los jóvenes
Como todos los tipos de trauma, el raquimedular afecta a la gente joven. Según datos extraoficiales de traumatólogos, el 40 por ciento de los casos se debe a los accidentes de tránsito, en similar porcentaje están los hechos fortuitos en el trabajo y deportes, entre otros; y el restante 20 por ciento a las caídas.
Complicaciones a causa de traumas de la columna
Las más frecuentes son las infecciones respiratorias, propias del paciente que no se puede movilizar; infecciones
urinarias por la existencia de vejiga neurogénica y sondajes; escaras de decúbito por el mal cuidado de enfermería; disfunciones respiratorias y urinarias; angustia y depresión, y fenómenos trombo embólicos.
La mitad de estas lesiones deriva en la tetraplejía
Aproximadamente, el 50 por ciento de las lesiones medulares traumáticas deriva en una tetraplejía, que es la parálisis total o parcial en brazos y piernas causada por daño en la médula espinal. Entre los sobrevivientes, menos del 30% consigue llegar a ser independiente; el 70% necesitará silla de ruedas; y el 22% de un cuidador.