Icono del sitio La Razón

Los caricaturistas apelan al ingenio contra la censura

La vigencia de la Ley contra el Racismo y toda forma de Discriminación preocupa a los caricaturistas de medios impresos. Ellos, sin sentir que hayan incurrido en las figuras que tipifica ahora la ley, se sienten «encadenados», como admite Javier Menchaca (La Prensa) y ante el riesgo de ser «aburridos», según otro dibujante que prefiere guardar el anonimato.

Para el humorista gráfico del periódico Página Siete, Abel Bellido, los caricaturistas, a través de las metáforas, pueden expresar ideas creativas acerca de un tema.

Pero, «a diferencia de la palabra, los dibujos son más directos, por lo que pueden causar susceptibilidades. Por eso se debe trabajar los dibujos hasta dos veces, ser más sutil y no caer en lo burdo».

Según el profesional, uno de los grandes riesgos de la ley es que «la interpretación de las caricaturas es libre, depende mucho de la gente que las ve; así, un dibujo puede no ser racista en su concepción, pero interpretarse así».

Bellido considera que la norma afectará el desempeño laboral, porque «en todo momento controlarán lo que digas, lo que hagas. Es un tema delicado, quién puede medir qué es racismo y qué no lo es».

Menchaca añade que «con los problemas que se vienen con la ley, los humoristas gráficos tenemos un reto, que es ser más ingeniosos y buscar otras salidas». Eso «dependerá mucho del ingenio del artista para encontrar alternativas al elaborar sus caricaturas». De todas maneras, aun así, «posiblemente seamos censurados».

Según el artista, con la forma en que está planteada la ley, no será fácil expresarse de manera abierta. Y una de las características del humor gráfico «es la  fabulación (relatos imaginarios y coherentes que son expresados como si fuesen reales), la parodia y la ridiculización».

«Hay que tener mucho cuidado, por ejemplo al representar al Presidente, de una u otra manera, porque podría ser mal interpretado. Por eso, creo que estamos encadenados», manifestó.

El ilustrador Williams Quisberth, del periódico El Deber de Santa Cruz, declaró que en su medio existe la recomendación para que se tenga mayor cuidado en la elaboración de los mensajes, de manera que nadie señale al medio de comunicación y al comunicador por supuesto racismo.

«Tendremos que revisar reiteradamente los dibujos y analizar todos los puntos de vista que se puedan tener de él. Igual, puede haber una persona que interprete la caricatura como racista y otra persona no. Por eso se debe tener extremo cuidado». Alejandro Salazar, caricaturista del semanario Pulso, considera que toda la norma es positiva y que con su vigencia «los caricaturistas aprenderán a usar un humor más sutil y no de forma tan directa». Ahora, «cuando hago un dibujo doy mi opinión y no soy portador de la opinión del medio, por lo que soy responsable de los efectos que tenga éste según la ley, o no».

Artículos en cuestión
Los artículos rechazados por las organizaciones de prensa son el 16 y el 23, porque limitarían la labor del sector. El artículo 16 prevé la suspensión de las licencias de funcionamiento si los contenidos del medio son racistas. El 23 dice que un periodista o propietario de medio no puede alegar fuero o inmunidad en caso de que incurra en el delito de racismo.

Artistas que usan sátira
Antes de promulgarse la ley, los artistas que hacen humor político alertaron del riesgo de perder la libertad de expresión. El humorista David Santalla decía que existen «prejuicios» y lo que le hace falta al Gobierno es «sabiduría». Los comediantes señalaron que no se les puede coartar la libre expresión cuando apuntan contra el poder.