Sociedad

Sunday 28 Apr 2024 | Actualizado a 11:34 AM

LOS ESTUDIANTES PREFIEREN LOS LIBROS DE AUTOAYUDA

Un grupo de literatos bolivianos sacó una lista de 15 libros de la literatura boliviana que deberían ser leídos casi de forma obligatoria por la sociedad

Por La Razón

/ 31 de octubre de 2010 / 05:00

Un grito desesperado, La última oportunidad, Sangre de campeones, La vaca, son algunos de los libros de autoayuda que se han convertido en los best seller de los estudiantes entre 12 y 18 años.  

La Razón hizo un sondeo de opinión a 100 jóvenes de más de 20 colegios de distintas zonas de La Paz y descubrió que un 28 por ciento prefería leer libros de autoayuda por decisión propia, mientras que un cinco por ciento leyó las sagas de las últimas novelas de magia, vampiros y otros. Un tres por ciento nombró como su libro preferido a Tempestad en la cordillera de Wálter Guevara.

Al parecer, los best seller de autoayuda no sólo gusta a los estudiantes, sino también a los maestros pues un 26 por ciento de los jóvenes leyó este tipo de textos a pedido del profesor.

Este medio hizo ese sondeo a raíz de la polémica que surgió ante la posibilidad de prohibir la lectura de obras nacionales consideradas racistas, en los colegios. El objetivo era determinar si textos como Raza de bronce y La niña de sus ojos todavía eran leídos.

Según la consulta, pocos estudiantes leen esos libros. Los resultados coincidieron con lo que piensan los expertos: «Al parecer es un debate desactualizado, porque desde hace tiempo que los profesores ya no dan como lectura estos libros y los han sustituido de manera discrecional por otro tipo de obras. En los best seller de las escuelas están (Carlos) Cuauhtémoc Sánchez, Miguel Ángel Cornejo, Richard Bach», comentó Arturo Choque, coordinador del Programa de Políticas Públicas  del Centro Boliviano de Investigación y Acción Educativa (Cebiae). Según Choque, hay un descuido del Estado en cuanto a contenidos curriculares, sobre todo en los textos complementarios.

La literata y profesora con 28 años de experiencia Raquel Montenegro explicó que uno de los grandes problemas es que no hay un programa oficial vigente, el actual en primaria superior y secundaria data de 1973. «Y como no se quieren seguir leyendo las obras que en muchos casos ya son obsoletas, en algunos casos (los maestros) han hecho sus propios programas y las editoriales han hecho textos de tal manera que el bachiller boliviano no es homogéneo, hay bachilleres que han leído unas obras, otros han leído otras».

Según Montenegro, a esto se suma que los estudiantes no comprenden lo que leen, por lo que algunos profesores han optado, en dar a sus alumnos libros de autoayuda, porque  «son obras que pueden leer los estudiantes sin mayor guía, porque son fatuos y fáciles».

El profesor y director de la Unidad Educativa Eduardo Abaroa, Teddy Sirpa,  con 18 años de servicio, ratificó que los maestros han optado por sugerir «lecturas a sus alumnos que les hace reflexionar, como Las fábulas de Esopo. Luego, en primaria superior leen algunos textos como Sangre de campeones, de Carlos Cuauhtémoc, que de alguna manera hace que se levante el autoestima de los estudiantes».

Lectura. Otro elemento que se destacó en la encuesta es que a los estudiantes no les gusta leer, el 61 por ciento respondió que leía los libros por obligación, principalmente para no aplazarse.

Una de las estrategias más comunes de los jóvenes es buscar los resúmenes de los libros, algunos lo hacen por internet y otros compran obras resumidas que se expenden en los mercados populares con costos de entre tres y cinco bolivianos. El justificativo más común fue que les aburren los textos.

Otro elemento que llamó la atención fue que ningún joven nombró a la lectura como la principal actividad que realiza en su tiempo libre. Un 28 por ciento señaló que navega en internet, mientras  que un 27% prefiere hacer deporte, un 14 % escucha música, un 11% ve televisión, otro 11% sale con sus amigos, el resto realiza otras actividades.

Los jóvenes que leyeron algún libro por cuenta propia explicaron que lo hicieron porque su profesor le recomendó o porque encontró ese texto en su casa. Según el maestro Sirpa, uno de los problemas «es que el joven en su casa nunca ha visto leer, incluso hay niños que les gusta leer,  pero en su casa no tienen nada».

Jóvenes revelan sus inquietudes

Un sondeo de opinión realizado por La Razón constató que a los jóvenes les interesa comentar sus experiencias. Este medio entrevistó a 100 estudiantes entre 12 y 18 años de más de 20 colegios de La Paz y la mayoría respondió con agrado a las preguntas.

La consulta se realizó en colegios particulares y fiscales de las zonas: central, sur, norte y oeste de la sede de Gobierno, entre el martes, miércoles y jueves de esta semana. De los 100 encuestados 58 pertenecían a colegios particulares y 42 a fiscales.

Una constancia que salió a la luz es que en los establecimientos privados, los maestros dan más libros para leer y buscan mecanismos para evitar que sus estudiantes copien los resumes que están en diferentes páginas web.

En este caso, se nota también que los alumnos de colegios privados, en su mayoría, prefieren ir al internet en su tiempo libre, mientras que los de unidades estatales optan por hacer deportes.

Al hacer la consulta a un grupo de estudiantes de un mismo curso también se vio que algunos habían leído libros diferentes a los otros. Explicaron que los maestros a cierta cantidad de jóvenes les da una obra y a otros otra para que en las clases compartan los contenidos al resto.

Raquel Montenegro
Libros clásicos deben ser leídos

Lógicamente hay que equilibrar entre los libros clásicos y contemporáneos, hay que lograr que los estudiantes no lean por obligación, sino por una buena motivación para que les guste lo que leen y trabajar sobre textos interesantes, por ejemplo hacer debates, mesas redondas y es imprescindible también un buen docente. Hay que cambiar desde abajo.
Toda obra debe ser leída con ojo crítico y debemos darle ese criterio a los estudiantes para que sean propositivos.

Se debe leer literatura boliviana, en muchos colegios se han  preferido leer libros de autoayuda y no se lee literatura boliviana. La literatura boliviana marca el recorrido del país, refleja la realidad histórica, se deben contextualizar en la época.  De hecho las 15 novelas que son hitos dentro de la literatura boliviana, seria interesante leer los mejores libros de cuentos, de poesías, teatro, ensayo.

La literatura universal realmente nos da lecciones con los clásicos, como La Iliada, La Odisea, Tragedias de Eurípides, Shakespeare, eso hay que leer. Dicen que está pasado de moda, el clásico no pasa de moda, hay obras clásicas que hay que ponerlas en el contexto. Lo que pasa es que los jóvenes no entienden porque leen mal, o leen ediciones reducidas, se debe de leer contextualizando la obra, para ello se necesita ver cómo llegar al estudiante contemporáneo acosado por la televisión, la tecnología. Nunca se debe prohibir ninguna obra.

Raquel Montenegro
es literata y profesora

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¿EJ en septiembre?

Por La Razón

/ 28 de abril de 2024 / 00:18

Renovadas acciones de amparo y medidas cautelares están paralizando nuevamente y dejan en incertidumbre las Elecciones Judiciales (EJ). Según lo establecido en la ley transitoria, este 5 de mayo debe concluir la fase de preselección de postulantes en la Asamblea Legislativa Plurinacional. Y el TSE anunció que la votación popular sería en septiembre. Hay duda sobre tales plazos.

Desde hace un año, el proceso electoral para renovar el Órgano Judicial y el Tribunal Constitucional está a la deriva. Según el mandato constitucional, las elecciones debieron realizarse en 2023. Pero políticos y operadores del sistema, en especial del TCP, se encargaron de frenar, congelar y a la postre postergar la elección. Como no se eligieron nuevas autoridades, los actuales magistrados (cuyo mandato ya se cumplió) decidieron autoprorrogarse. Fue como un guion escrito desde el principio para boicotear el proceso.

Como efecto de un bloqueo de caminos realizado en enero, finalmente la bancada oficialista en la Cámara de Diputados viabilizó las truncadas elecciones. Se aprobó entonces una ley de consenso que trazó la ruta, sus fases y los plazos tanto para la preselección a cargo de la ALP como para la votación bajo responsabilidad del TSE. Así, se publicó la convocatoria, se recibieron más de 700 postulaciones, se verificaron requisitos y se resolvieron las inhabilitaciones. Hasta ahí todo conforme a lo previsto.

En medio de la evaluación de méritos, incluida una prueba de conocimientos, varios postulantes inhabilitados por incumplir requisitos activaron demandas en la justicia para la reconsideración de sus casos. Todas esas acciones prosperaron dejando en suspenso el proceso de preselección de postulantes. Y el plazo corre. Luego de calificar los méritos, la Comisión Mixta de la Asamblea debe aprobar su informe, que será la base para la elección, por dos tercios, en sesión plenaria. Queda solo una semana.

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Es evidente que algunos actores políticos y operadores judiciales están empeñados en frenar sin fecha, nuevamente, las elecciones judiciales. Sería desastroso para la institucionalidad en el país en un contexto de alta desconfianza y de crisis. Por ello es sensato que la Comisión Mixta retome el proceso desde mañana. Tampoco sería una buena señal que se amplíen los plazos, ya que ello implica postergar la votación popular (quizás hasta octubre, lo que se superpone con las elecciones primarias).

Todos sabemos que las elecciones judiciales no solucionan la crisis del sistema de administración de justicia, pero al menos implican cumplir la Constitución y evitar que los autoprorrogados continúen degradando aún más el Estado de Derecho con sus decisiones a la carta. Por ello es fundamental que la ALP culmine pronto su trabajo de preselección con voluntad política y madurez democrática. Luego será el turno de la ciudadanía en las urnas. Y seguirá en agenda la cada vez más urgente reforma estructural del sistema.

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Un asunto oscuro

Según la presidenta ejecutiva de YLB, la acusación fue fruto de una investigación técnica realizada a lo largo de dos años

Por La Razón

/ 25 de abril de 2024 / 06:59

La todavía incipiente industria del litio en Bolivia no puede salir de las sombras. Al violento arresto del exministro de Minería y exresponsable de la planta en la región de Lípez en Potosí, Luis Alberto Echazú, se ha sumado, ayer, la muerte del exgerente ejecutivo de Yacimientos de Litio Bolivianos (YLB). El tema se ha politizado y, ahora, judicializado, pero del negocio no hay más que promesas.

Los contornos del caso, la actuación presuntamente arbitraria e irregular de la Fiscalía el lunes, según denuncia del abogado de Echazú, así como las declaraciones de jerarcas y portavoces del ala evista del MAS, hacen pensar en intereses políticos ligados a la sorda pelea por el poder en el partido gobernante antes que en aquellos ligados al efectivo despegue de la industria del litio en el país. El intercambio de acusaciones, con y sin fundamento, en nada ayuda a reactivar el proyecto.

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El tono y el contenido de una “carta abierta” firmada por el exgerente de YLB, Juan Carlos Montenegro, otro de los imputados, antes de morir (incluyendo una última línea en la que pide perdón a sus seres queridos por el “dolor” que les causará “esta mi decisión”), hace pensar en que detrás de la acusación hecha el jueves de la semana pasada por la actual gerente del proyecto y el procurador del Estado, además de la sorprendentemente rápida actuación del Ministerio Público, hay mucho más que la búsqueda de justicia o de castigo a la corrupción.

Según la presidenta ejecutiva de YLB, la acusación fue fruto de una investigación técnica realizada a lo largo de dos años, asunto del cual ni ella ni su antecesor habían dicho nada anteriormente. Al ser conducido a celdas policiales, el exministro, ahora en detención domiciliaria, afirmó que “el Gobierno quiere ocultar tres años y medio” de parálisis en el que debería ser el proyecto más importante del Estado Plurinacional en los últimos años.

Coincidiendo con la denuncia de YLB contra exfuncionarios de la institución, el mismo día, el Presidente del Estado acusó a “potencias mundiales” y un “país vecino” de pretender controlar los recursos naturales del país, especialmente el litio, bloqueando las exportaciones y excluyendo a Bolivia en procesos estratégicos de comunicación. A la luz de lo sucedido en los últimos años, es evidente que el principal obstáculo está en el Estado y no fuera de las fronteras.

Mientras Chile se abre a las inversiones de riesgo compartido y se propone recuperar el sitial de primer exportador de litio en el mundo en los próximos dos años, y el presidente de Argentina busca entregar las reservas de su país a las transnacionales del sector, Bolivia todavía no ha mostrado cuál es su estrategia de industrialización y comercialización del preciado mineral, al extremo que ni siquiera ha transparentado los acuerdos (no contratos) que tiene con empresas chinas y rusas. Así, es imposible tener optimismo en el futuro del litio.

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Ley ‘antihombres’

Los datos son innegables y terribles: la violencia contra las mujeres, lejos de disminuir, persiste e incluso aumenta.

Por La Razón

/ 21 de abril de 2024 / 00:27

La penosa declaración del presidente del Senado, Andrónico Rodríguez, en sentido de que la Ley 348 es una ley “antihombres” (sic), puso en agenda la cuestión irresuelta de la violencia contra las mujeres. Rodríguez recibió fuertes críticas, pero también adhesiones. Lo preocupante es que fomenta a grupos antiderechos y pone en riesgo una norma que protege a las mujeres.

 La ley integral para garantizar a las mujeres una vida libre de violencia (Ley 348) fue promulgada por el presidente Morales en marzo de 2013. Su objeto es establecer mecanismos, medidas y políticas integrales de prevención, atención, protección y reparación a las mujeres en situación de violencia, así como la persecución y sanción a los agresores. Se trata de una ley avanzada, resultado de muchos años de lucha de las mujeres por sus derechos en una sociedad patriarcal y machista como la boliviana.

En 11 años de vigencia, la Ley 348 permitió el registro de centenas de miles de denuncias de violencia contra mujeres en el país. Según datos del Observatorio de Género de la Coordinadora de la Mujer, el año pasado hubo casi 52.000 denuncias. Los casos de violencia familiar o doméstica, que son la mayoría, se incrementaron en 193% entre 2013 y 2023. Cada día, en promedio, hay 142 denuncias de violencia contra mujeres, 30 agresiones sexuales, 104 embarazos de niñas y adolescentes. En 2023 se registraron 81 feminicidios.

Los datos son innegables y terribles: la violencia contra las mujeres, lejos de disminuir, persiste e incluso aumenta. Por ello son deplorables afirmaciones tan ligeras como que la Ley 348 es una “ley antihombres” o, peor, que “la violencia no tiene género”. Si bien existen acusaciones falsas contra hombres, e incluso detenciones arbitrarias presumiendo culpabilidad, ello no atenúa ni menos niega la abrumadora evidencia de que las mujeres son las victimas sistemáticas de actos de violencia en todas sus formas.

En su capítulo de derechos fundamentales, la Constitución señala con claridad que “todas las personas, en particular las mujeres, tienen derecho a no sufrir violencia física, sexual y psicológica”. Y establece que el Estado tiene la obligación de adoptar las medidas necesarias para prevenir, eliminar y sancionar la violencia de género.

Con ese mandato constitucional, la Ley 348 define mecanismos para proteger a las mujeres. Y traza la ruta para la denuncia, persecución y sanción penal de los agresores.

Es evidente que se requiere una reforma normativa y hay valiosas propuestas para el efecto. Pero sobre todo fallan los operadores del sistema judicial. Claro que debe evitarse que haya hombres inocentes en prisión, pero sobre todo que los feminicidas y violentos estén libres. Las polémicas palabras del presidente del Senado tendrían que servir para debatir el tema, mejorar la ley, garantizar en serio para las mujeres una vida libre de violencia y frenar las muy peligrosas campañas antiderechos.

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Un vecino conflictivo

El gobierno de Milei podría estar buscando consolidar su base política mediante el nacionalismo y el anti-izquierdismo

Por La Razón

/ 18 de abril de 2024 / 07:06

Días atrás, la ministra de Seguridad de Argentina, Patricia Bullrich, informó que había decidido reforzar la seguridad en la frontera con Bolivia debido a la supuesta presencia de cientos de militares iraníes en el país. La respuesta de la Cancillería boliviana fue tan rápida como mesurada, en evidente contraste con el tono que está adoptando el gobierno de Javier Milei.

Desde el inicio, la presidencia de Javier Milei ha sido notable no solo por sus políticas internas de shock, sino también por su manejo de las relaciones internacionales, especialmente con países latinoamericanos de gobiernos considerados izquierdistas. Sus controversiales interacciones con líderes regionales han generado un amplio debate sobre las estrategias diplomáticas y sus implicaciones tanto a nivel regional como doméstico.

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Primero, el intercambio de insultos con el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, provocó una rápida escalada de tensiones que afortunadamente no pasaron a más. Milei respondió a las críticas de López Obrador, quien había tildado a Milei de “facho conservador”, con términos igualmente duros, exacerbando las fricciones bilaterales. Este tipo de diplomacia de confrontación no solo socava las relaciones tradicionalmente cordiales entre Argentina y México, sino que también plantea preguntas sobre la estabilidad regional.

Por otra parte, las relaciones con Colombia se tensaron significativamente después de que Milei llamara al presidente Gustavo Petro «comunista asesino». Esta declaración provocó una pronta respuesta diplomática de Colombia, incluyendo el llamado de su embajador en Buenos Aires, lo cual subraya la seriedad del conflicto y el impacto en las relaciones diplomáticas; por ahora las relaciones entre ambos países están normalizándose y los respectivos embajadores han regresado a sus funciones.

Asimismo, la afirmación de la ministra Bullrich sobre la presunta presencia de militares iraníes en Bolivia añadió más leña al fuego, mostrando una tendencia hacia declaraciones provocativas que pueden tener serias repercusiones diplomáticas y de seguridad. Algo similar había ocurrido poco antes, cuando el presidente Milei afirmó que el gobierno de Chile iba a llevar a ese país a la pobreza por adoptar políticas socialistas. En ambos casos la respuesta fue pronta, mesurada y contundente.

En el frente interno, estas controversias internacionales parecen servir como una cortina de humo para desviar la atención de los problemas económicos graves que enfrenta Argentina, como la inflación y el estancamiento económico. Al centrarse en conflictos externos, el gobierno de Milei podría estar buscando consolidar su base política mediante el nacionalismo y el anti-izquierdismo, mientras posterga o minimiza la discusión sobre la necesidad de reformas económicas internas profundas.

Es posible que las tácticas de confrontación de Milei tengan un atractivo político inmediato entre ciertos sectores en Argentina que le son afines, pero los riesgos asociados a alienar a países vecinos y potenciales socios comerciales son altos, especialmente en el mediano y largo plazos, cuando el polémico mandatario ya no esté en funciones.

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Los medios en cuestión

Por La Razón

/ 14 de abril de 2024 / 00:20

El reciente estudio Delphi de la Fundación Friedrich Ebert (FES-Bolivia), realizado con líderes de todo el país, revela datos delicados respecto a los medios de comunicación y su desempeño. Además de una baja confianza, se percibe a los medios como promotores del conflicto y como actores políticos que informan en función a su agenda e intereses. La evaluación es crítica.

Hubo un tiempo en que los medios de comunicación y periodistas, en general, estaban en la cima de la confianza ciudadana. Junto con la Iglesia Católica, tenían muy alta legitimidad. Hoy es diferente: en la Delphi de la FES, solo el 7% tiene una confianza alta o muy alta en los medios. Para el 39% es regular. Y un mayoritario 54% confía poco o nada. Estos datos debieran preocuparnos. Si bien estamos mejor que otras entidades, la confianza es un bien preciado que los medios debemos recuperar y preservar.

En un contexto en que los medios digitales y las redes sociales tienden a desplazar a los medios de comunicación tradicionales como principal fuente de información, es necesario hacer un examen acerca de nuestro desempeño. ¿Cómo nos evalúan los líderes? Más de dos tercios, nada menos, sostienen que los medios informan en función a su propia agenda e intereses. Si sumamos el 13,5% que nos perciben como manipuladores, el saldo es muy negativo. Solo un marginal 7% cree que los medios informan con veracidad.

La baja confianza en los medios y la percepción de que informan más pensando en ellos mismos que en la sociedad, quizás se explican, entre otros factores, porque varios operadores mediáticos están polarizados y alientan la polarización. Lo vimos como tragedia en la crisis de 2019, cuando algunos medios y periodistas avalaron y hasta justificaron las masacres. Ello se reafirma en la Delphi: 86% de los líderes consultados sostienen que los medios promueven enfrentamientos y conflictos en el país.

Por si fuera poco, en estas percepciones reveladoras de la situación del campo mediático en Bolivia, casi nueve de cada 10 participantes en el estudio de la FES están de acuerdo con la afirmación de que los medios actúan como si fuesen actores políticos. Es tremendo. Para los liderazgos, la esencia de los medios se está perdiendo. En su balance, varios medios y periodistas están más cerca de la acción política que de la labor informativa. Eso, por supuesto, va en desmedro del periodismo.

Los estudios de percepción cualitativa y de opinión pública expresan tendencias generales en momentos determinados. Son útiles para la reflexión y el análisis. Y contribuyen a la autocrítica. Pero hay diferencias. Más allá de las percepciones aquí descritas, es meritorio el trabajo de medios que persisten en el empeño de cuidar y cultivar cada día los derechos a la comunicación e información. Como diario nos situamos en ese camino reafirmando nuestro compromiso con el libre ejercicio del oficio periodístico.

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