Icono del sitio La Razón

‘Soy el diagnóstico más antiguo de VIH que se conoce en Bolivia’

— ¿A qué edad supiste que eras portador del VIH??

— Recibí el diagnóstico a los 22 años, pero estimo que adquirí el virus a los 20 porque ya tenía relaciones sexuales. Encontré un lugar aquí en Cochabamba donde hacían la prueba, me animé a hacérmela. Analizando mi vida sexual, cuando no me había cuidado, estimo que adquirí el virus a los 20 años.

— ¿Cómo recibiste la noticia?

— Imagínate, hace 20 años que vivo con VIH, soy el diagnóstico más antiguo de Bolivia que se conoce y que se anima a hablar. Hace 20 años, la situación era muy dramática por la discriminación, la falta de atención, no había medicamentos y cuando me dieron la noticia no lo podía creer. Fue como un choque, un bajón que fue mayor cuando me vino a buscar la Policía y me obligaron a decir con quién había tenido sexo porque era otra la situación que se vivía en ese entonces.

Me acuerdo bien, fue un 18 de noviembre en Cochabamba y me puse a llorar, no tanto por el miedo a la muerte, sino por el dolor que pude causar a mi familia, de pensar que me iba a morir a los meses y que no iba a ver a mis sobrinos grandes, que no iba a poder ayudar a mi mamá y a mi papá, a mis hermanos, porque yo soy el mayor de todos.

— ¿Qué dijo tu familia y cómo les comunicaste la noticia?

— Se enteraron de manera paulatina. Busqué primero información. Los primeros fueron mis hermanos que siempre me apoyaron, nos unió más. Luego conté al resto, a mis tíos y la única que no sabe es mi mamá.

Hice un pacto con Dios, si me regalaba más años y me daba una oportunidad de vivir, a los 10 años le contaría a mi mamá, pero a los 10 años de diagnóstico, mi mamá recibe el mismo diagnóstico de mi hermana. A ella le había trasmitido su esposo y mi mamá reaccionó mal, se deprimió, no por rechazo, la apoyó mucho, pero sufrió porque mi hermana estaba embarazada, por eso yo decidí postergar darle la noticia.

— ¿Cómo saliste adelante después de saber que eres VIH positivo?

— Hubo tiempos. Uno de llorar y otro de reflexionar, había fantasmas, estereotipos e imaginarios en la gente acerca de los que vivimos con el VIH. En un seminario me levanté y dije: vivo con VIH, comencé a dar la cara y siempre alguien se acercó y me dijo en voz baja «yo también vivo con VIH», entonces yo me daba cuenta que quedaba mucha esperanza.

Sin embargo, hubo momentos en que mis amigos se alejaron, hubo parejas que cuando les conté se alejaron por no estar informados y los que se quedaron me aman más que nunca. Soy homosexual y eso no fue un problema para mí, trabajo, soy profesor, religioso y todo esto me ayudó a liberarme.

Soy un hombre de fe, me consideré un hombre amado por Dios y esta es una oportunidad para amar, para vivir, para llorar, reír, bailar. Aprendí que es tiempo de dar la cara y exigir que se respeten mis derechos. 

— ¿Qué les dices a los jóvenes que pueden ser portadores del VIH y no lo saben o tienen el diagnóstico y no lo comunican a su entorno?

— Creo que hay mucha gente que vive con el VIH y no lo sabe. No hay síntomas de entrada y si no te hiciste la prueba es posible que transmitas el virus sin querer a otras personas o, como otros, que saben y no tienen protección al momento de mantener relaciones sexuales. La responsabilidad es y tiene que ser compartida.

A los jóvenes no hay que decirles te prohíbo, están cansados de prohibiciones. Lo que hay que hacer es invitarlo a ejercer una responsabilidad compartida; yo no me cuido por los demás, me cuido por mí, porque no quiero otro tipo de virus, una sífilis, una hepatitis o la responsabilidad de decir que contagié. Quiero decirles a las chicas y a los muchachos que viven con VIH y a los que no viven con el virus, que es una realidad, que es una responsabilidad compartida y que el virus mata porque no hay médicos especializados, porque no hay medicamentos suficientes. Decirles que no están solos, ni jóvenes ni papás y que los podemos ayudar a recuperar la vida. Es cierto que al comunicar el diagnóstico, se cierran puertas y hay una muerte social porque la ignorancia es atrevida. La gente piensa que porque doy la mano, con un beso y si estornudo puedo pasarte el virus, no es así. Muchachos y chicas, vivir con el VIH no es fácil, tomar pastillas todos los días no es fácil, por eso siempre hay que prevenir. Decimos que si quieres pasarla bien, pórtate mal, pero cuídate bien.