Sociedad

Thursday 2 May 2024 | Actualizado a 17:36 PM

Cinco personas con sida narran sus historias

Historias. Cinco personas narran sus vidas en el día mundial contra esta enfermedad

Por La Razón

/ 1 de diciembre de 2010 / 05:00

La Comunidad Encuentro es una residencia para enfermos con VIH-sida. Son pacientes «terminales» que luchan para permanecer con vida el mayor tiempo posible. A mediados de noviembre eran 22, pero en agosto otros ocho habían muerto por complicaciones del mal. 

Sentado y con los codos apoyados en las rodillas, Alejandro agacha la cabeza y mira sus delgados dedos que se mueven como si tuvieran vida propia. Piensa. Duda. Intenta buscar una respuesta y vuelve a mover los dedos. Como en cámara lenta levanta la cabeza y fija sus ojos negros en el periodista. «No me voy a morir», dice saboreando cada letra como si estuviera poseído por un sentimiento de venganza.

Deja de mover las manos, se inclina en el respaldo del asiento y su mirada va al cielo sin nubes; otra vez agacha la cabeza y observa el pasto verde y uniforme. «No me quiero morir», señala y empieza a llorar despacio, sin lágrimas. Junto a él están una amiga y una enfermera. Se acercan a ambos lados de sus hombros y le recuerdan que no está solo. Le hablan de Dios y de los milagros que incluso le pueden tocar a él.

Alejandro es uno de los pacientes que están en la Comunidad Encuentro, a 13 kilómetros de la ciudad de Santa Cruz. En la institución sólo se recibe a pacientes con VIH-sida. Son gente que vive con la muerte soplándole en la nuca. El miércoles 17 de noviembre eran 22 las personas internadas. La Razón habló con cinco.

Antes de quebrarse en llanto y de empezar a rezar en silencio, Alejandro cuenta su historia como si se tratara de una resumida biografía del abandono. «Nací en La Paz. Mis padres son de allá y yo me vine a Santa Cruz. De eso hace tiempo ya. Le cuento que no conocí a mis padres; mi madre murió cuando yo apenas tenía dos años y mi padre vivía con otra mujer. Me crié solo».

Bueno, no se crió tan solo, sino que dos mujeres se hicieron cargo de él y lo tuvieron como a un «recogido». Cuando pasó la adolescencia decidió buscar su propio rumbo y, al concluir el cuartel, se fue a Santa Cruz. Mientras habla se acaricia su morena quijada, tiene los cabellos opacos.

«Siempre estuve solo, no tengo ni esposa ni hijos, nada. Nadie me viene a ver». Lo único que tenía hasta hace unos tres meses era un trabajo de albañil y algunos amigos ocasionales. Ahora, a sus 22 años, todas sus pertenencias se resumen en una muda de ropa que le queda ancha porque cierto día, y sin razón aparente, empezó a perder peso y enflaqueció.

Cuando se le pregunta cómo fue que contrajo el VIH-sida guarda silencio por un momento prolongado. Entonces busca las palabras y las encuentra; primero empieza a responder despacio y luego va de prisa: «Como le decía, tenía mis amigos y cuando acabábamos de trabajar me llevaban a tomar y luego íbamos con mujeres. Ahí ha debido ser, no me he cuidado, no usaba preservativos y ahora aquí estoy».

Fue hace un año cuando el médico lo examinó, recibió un diagnóstico previo y se sometió a exámenes de VIH. Cuatro semanas después supo que era positivo. Así se convirtió en uno de los 5.835 afectados con la enfermedad en el país. «Me sentí solo, estaba solo, nadie estaba a mi alrededor, sólo el médico, nadie más».

María. Detrás de María se ve descender un caudaloso río además de palmeras con las hojas quietas que destacan por su tonalidad verde brillante. Las rocas, sin embargo, no impiden el paso raudo del silencioso río, mientras que los puentes son sólo imágenes pintadas detrás de ella.

A María le gusta su habitación, así con el dibujo del río en una de las cuatro paredes y las otras pintadas de celeste, el catre de una plaza y una gran ventana desde donde se ven los árboles gigantes que le dan sombra a la Comunidad Encuentro. Dice que se siente como en casa.

Aquel mediodía del miércoles 17 de noviembre ella tenía puesta la camisola de la Comunidad y un buzo azul. Estaba tan delgada que parecía un maniquí, con los brazos escuálidos, la mirada hundida y oscura. Parecía que se hubiera escapado de alguna fotografía que retrata el drama de la hambruna en África.

Está, literalmente, hecha de piel y huesos. Hace unos ocho meses se internó en la Comunidad Encuentro, pero todavía no puede subir de peso. Los vómitos no la dejan en paz y pasa los días tejiendo el pasado y soñando con su futuro.

«Yo soy de Potosí, no conozco cómo será Potosí porque me fui así nomás y llegué acá a Santa Cruz, donde tengo mi familia y mis hijos, en el Kilómetro 6». No dice nada sobre el papá de sus hijos, hay recuerdos que quiere ahuyentar de su memoria; sólo explica que no hay una noche que no lance una oración al cielo. «Tengo que vivir por mis cuatro hijos. Sé que Dios no me va a fallar, él me va a dar la voluntad, no me puede dejar sin verlos».

Según las enfermeras que trabajan en la Comunidad Encuentro, la mayor parte de las personas que allí llega se aferra a la vida y a Dios.

Un recuerdo de su paso por la institución son las fotos de algunos. En el amplio estar de la Comunidad se ven los rostros de los internos que pasaron por allí. Hay caras juveniles, niños, hombres y mujeres que tienen en la mirada la misma esperanza de María.

Santiago. Al cruzar los 40 años Santiago se enamoró de un tipo que hoy en día no significa nada para él. Echado, con dos sueros picándole en los antebrazos, él apenas puede hablar porque una tos insistente no le deja expresar sus ideas. Está luchando contra una recaída.

Toda su niñez la pasó en el campo, allá en San Antonio de Lomerío, en Santa Cruz. Dice que se las arregló por su cuenta para salir adelante y estudiar Derecho. «Ya me he graduado de la (Universidad) Gabriel (René Moreno) y cuando salga de acá voy a titularme. Después voy a ponerme a…», empieza a toser y se olvida de su idea.

Quiere vomitar. Pide un poco de agua. Últimamente sólo quiere tomar agua y recordar la época feliz de su vida, cuando estaba enamorado de un chaqueño y pensaba que iban a pasar una vida juntos. «Ahora he renunciado a él porque esto (su relación) me llevó a una enfermedad y lo he renunciado. No quiero volver con él».

Ya ha planeado muchas cosas para cuando salga de la Comunidad. Señala que va a priorizar a Dios y sus estudios. Echado en su cama de una plaza, con una plegaria encima de su lecho, Santiago ya no puede hablar, y le ha venido otro ataque de tos.

Carmen. Carmen es bonita. A pesar de aquellos granitos que le han salido en el rostro, en los labios y dentro de la boca; es bonita a pesar de que está muy delgada y sus brazos se ven débiles y largos. Además de bonita es coqueta, por eso amarra su cabello casi rubio en una cola de caballo y lanza la mejor sonrisa que una muchacha de 23 años puede tener.

Ella fue mamá poco después de cumplir los 15 años. Y hace poco más de año y medio, cuando le detectaron VIH-sida, estaba embarazada de cuatro meses. Era su tercera hija.

El día que le dieron la noticia sintió que el mundo se le venía encima. Indica que nunca pensó en la persona que la contagió y decidió someter a sus tres hijas a las pruebas. «La mayorcita ha dado positivo», sostiene mirando al piso y de repente su rostro coqueto se llena de tristeza.

El futuro se ha convertido en una palabra sin sentido. «No sé si estaré en Navidad o después, no sé», manifiesta y sus ojos empiezan a aguarse; pero se aguanta. Acota con otra sonrisa: «Acá me he vuelto bien llorona».

Carlos. «Ya es mi segunda enfermedad grave, antes me han operado del intestino delgado y he salido bien», relata Carlos, uno de los más optimistas en la Comunidad. Cuando La Razón habló con él, tenía un mes y 10 días de «internado», y miraba el noticiero meridiano de un canal. Echado en su silla de mimbre, pone su mano a manera de almohada e intenta recordar cómo fue que se contagió. Es una pregunta que se hizo cientos de veces y hasta ahora no halla la respuesta.

«Era comerciante y viajaba a La Paz y Cochabamba, en uno de esos viajes ha debido ser. Nunca pensé que algo así me iba a pasar». Habla, apaga el televisor y se acerca a la ventana con malla milimétrica. Observa el patio de la Comunidad, el cielo está claro y cuenta sobre su familia. Dice que estaba casado y que se separó hace cinco o seis años, «pero ya les hicieron exámenes a mis hijos y ellos no tienen nada».

La única que viene a visitarlo es su mamá. «Aparece por acá cada 15 días y yo le digo que ya voy a salir porque me voy a sanar y me iré otra vez a vender». Reza, reza cada día para que se le cumplan sus sueños.

El martes 30 de noviembre, La Razón se comunicó con una enfermera de la Comunidad. Ella contó que María y Santiago fallecieron la semana pasada. Ambos, hasta el último momento, se aferraron a la vida.

En el país hay 5.835 personas con VIH-sida

El primer día de diciembre es el Día Mundial de Lucha contra el Sida. En el país, este mal se ha ido multiplicando en las dos últimas décadas. En Bolivia, allá por 1984 se descubrió el primer caso de una persona con VIH-sida. Desde entonces hasta septiembre del 2010, existen 5.835 contagiados.

Según los datos del programa nacional ITS/VIH/Sida, del Ministerio de Salud y Deportes, en el país ya han fallecido por causa del sida 614 personas; mientras que sólo durante esta gestión (hasta septiembre) 113 contagiados perdieron la vida a causa de esta enfermedad. Hay más datos que revelan la destrucción de este mal: en el país, los casos nuevos reportados hasta septiembre del 2010 son 945.

El departamento con más casos es Santa Cruz, seguido de Cochabamba y La Paz (ver infografía de la izquierda). La relación hombre mujer es de 2 a 1. Es decir, que por cada mujer VIH (positivo) hay dos hombres que viven en la misma condición.

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Elección en suspenso

Las reacciones luego de conocido el fallo revelaron, cómo no, una nueva fuente de incertidumbre

Por La Razón

/ 2 de mayo de 2024 / 06:16

Como se decía días atrás en este mismo espacio, hace mucho que actores políticos y operadores judiciales están empeñados en frenar sin fecha las elecciones judiciales. El más reciente fallo constitucional ordena no solo paralizar el proceso, sino devolverlo al inicio y comenzar con una nueva ley de convocatoria; el argumento es la defensa de derechos, pero la intención tal vez no.

El 18 de abril, Yeny Duri, dirigente indígena y abogada, candidata eliminada en el proceso de preselección, presentó una acción popular en la que denunció que las aspirantes indígenas de Pando no recibían un trato equitativo en comparación con las de otros departamentos, señalando la falta de oportunidades equitativas en el proceso de preselección. La Sala Constitucional Primera de Cobija emitió el lunes una medida cautelar que suspendió el proceso de preselección en curso y luego, el martes, dictaminó que el proceso de preselección debía dejarse sin efecto completamente, argumentando que la convocatoria inicial no había considerado adecuadamente la inclusión de mujeres e indígenas, e instruyó elaborar una nueva.

Lea: ¿EJ en septiembre?

La reacciones luego de conocido el fallo revelaron, cómo no, una nueva fuente de incertidumbre, pues si bien hay voces, como la del expresidente Eduardo Rodríguez, quien argumentó que la Sala Constitucional de Cobija era incompetente para emitir tal fallo y que sus razonamientos eran improcedentes, sugiriendo que la Asamblea Legislativa debería continuar con el proceso de preselección, la Comisión Mixta de Constitución decidió entrar en cuarto intermedio hasta hoy, a la espera de la notificación oficial del fallo.

El Presidente de la Comisión, Miguel Rejas, del MAS, afirmó que la intervención de la Sala es una «aberración» y criticó duramente a los vocales que concedieron la tutela a la candidata Duri; dijo también que el fallo fue resultado de manipulaciones por parte de vocales y jueces, sugiriendo que algunos de ellos habían sido influenciados por quienes presentaron amparos.

A su vez, la senadora Andrea Barrientos indicó que el fallo de la Sala es «ilegal e inaplicable» y que ninguna sala constitucional tiene la competencia para declarar la inaplicabilidad de una ley, especialmente de la Ley 1549, que ha pasado por control constitucional y cuenta con amplio respaldo legislativo. El diputado por Creemos Leonardo Ayala argumentó que la decisión vulnera los derechos de los más de 400 postulantes habilitados para el proceso de preselección. El Presidente Nato de la Asamblea, como es habitual, no apareció.

La interminable sucesión de recursos judiciales y constitucionales, sumada a la incapacidad de las y los legisladores para acordar un plan de acción capaz de superar los obstáculos que unos y otros ponen en el camino, muestra todo, menos voluntad política, para cumplir con el mandato constitucional de realizar la elección de autoridades del Judicial. Mientras tanto, el sistema judicial boliviano se hunde irremediablemente.

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¿EJ en septiembre?

Por La Razón

/ 28 de abril de 2024 / 00:18

Renovadas acciones de amparo y medidas cautelares están paralizando nuevamente y dejan en incertidumbre las Elecciones Judiciales (EJ). Según lo establecido en la ley transitoria, este 5 de mayo debe concluir la fase de preselección de postulantes en la Asamblea Legislativa Plurinacional. Y el TSE anunció que la votación popular sería en septiembre. Hay duda sobre tales plazos.

Desde hace un año, el proceso electoral para renovar el Órgano Judicial y el Tribunal Constitucional está a la deriva. Según el mandato constitucional, las elecciones debieron realizarse en 2023. Pero políticos y operadores del sistema, en especial del TCP, se encargaron de frenar, congelar y a la postre postergar la elección. Como no se eligieron nuevas autoridades, los actuales magistrados (cuyo mandato ya se cumplió) decidieron autoprorrogarse. Fue como un guion escrito desde el principio para boicotear el proceso.

Como efecto de un bloqueo de caminos realizado en enero, finalmente la bancada oficialista en la Cámara de Diputados viabilizó las truncadas elecciones. Se aprobó entonces una ley de consenso que trazó la ruta, sus fases y los plazos tanto para la preselección a cargo de la ALP como para la votación bajo responsabilidad del TSE. Así, se publicó la convocatoria, se recibieron más de 700 postulaciones, se verificaron requisitos y se resolvieron las inhabilitaciones. Hasta ahí todo conforme a lo previsto.

En medio de la evaluación de méritos, incluida una prueba de conocimientos, varios postulantes inhabilitados por incumplir requisitos activaron demandas en la justicia para la reconsideración de sus casos. Todas esas acciones prosperaron dejando en suspenso el proceso de preselección de postulantes. Y el plazo corre. Luego de calificar los méritos, la Comisión Mixta de la Asamblea debe aprobar su informe, que será la base para la elección, por dos tercios, en sesión plenaria. Queda solo una semana.

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Es evidente que algunos actores políticos y operadores judiciales están empeñados en frenar sin fecha, nuevamente, las elecciones judiciales. Sería desastroso para la institucionalidad en el país en un contexto de alta desconfianza y de crisis. Por ello es sensato que la Comisión Mixta retome el proceso desde mañana. Tampoco sería una buena señal que se amplíen los plazos, ya que ello implica postergar la votación popular (quizás hasta octubre, lo que se superpone con las elecciones primarias).

Todos sabemos que las elecciones judiciales no solucionan la crisis del sistema de administración de justicia, pero al menos implican cumplir la Constitución y evitar que los autoprorrogados continúen degradando aún más el Estado de Derecho con sus decisiones a la carta. Por ello es fundamental que la ALP culmine pronto su trabajo de preselección con voluntad política y madurez democrática. Luego será el turno de la ciudadanía en las urnas. Y seguirá en agenda la cada vez más urgente reforma estructural del sistema.

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Un asunto oscuro

Según la presidenta ejecutiva de YLB, la acusación fue fruto de una investigación técnica realizada a lo largo de dos años

Por La Razón

/ 25 de abril de 2024 / 06:59

La todavía incipiente industria del litio en Bolivia no puede salir de las sombras. Al violento arresto del exministro de Minería y exresponsable de la planta en la región de Lípez en Potosí, Luis Alberto Echazú, se ha sumado, ayer, la muerte del exgerente ejecutivo de Yacimientos de Litio Bolivianos (YLB). El tema se ha politizado y, ahora, judicializado, pero del negocio no hay más que promesas.

Los contornos del caso, la actuación presuntamente arbitraria e irregular de la Fiscalía el lunes, según denuncia del abogado de Echazú, así como las declaraciones de jerarcas y portavoces del ala evista del MAS, hacen pensar en intereses políticos ligados a la sorda pelea por el poder en el partido gobernante antes que en aquellos ligados al efectivo despegue de la industria del litio en el país. El intercambio de acusaciones, con y sin fundamento, en nada ayuda a reactivar el proyecto.

Lea también: Ley ‘antihombres’

El tono y el contenido de una “carta abierta” firmada por el exgerente de YLB, Juan Carlos Montenegro, otro de los imputados, antes de morir (incluyendo una última línea en la que pide perdón a sus seres queridos por el “dolor” que les causará “esta mi decisión”), hace pensar en que detrás de la acusación hecha el jueves de la semana pasada por la actual gerente del proyecto y el procurador del Estado, además de la sorprendentemente rápida actuación del Ministerio Público, hay mucho más que la búsqueda de justicia o de castigo a la corrupción.

Según la presidenta ejecutiva de YLB, la acusación fue fruto de una investigación técnica realizada a lo largo de dos años, asunto del cual ni ella ni su antecesor habían dicho nada anteriormente. Al ser conducido a celdas policiales, el exministro, ahora en detención domiciliaria, afirmó que “el Gobierno quiere ocultar tres años y medio” de parálisis en el que debería ser el proyecto más importante del Estado Plurinacional en los últimos años.

Coincidiendo con la denuncia de YLB contra exfuncionarios de la institución, el mismo día, el Presidente del Estado acusó a “potencias mundiales” y un “país vecino” de pretender controlar los recursos naturales del país, especialmente el litio, bloqueando las exportaciones y excluyendo a Bolivia en procesos estratégicos de comunicación. A la luz de lo sucedido en los últimos años, es evidente que el principal obstáculo está en el Estado y no fuera de las fronteras.

Mientras Chile se abre a las inversiones de riesgo compartido y se propone recuperar el sitial de primer exportador de litio en el mundo en los próximos dos años, y el presidente de Argentina busca entregar las reservas de su país a las transnacionales del sector, Bolivia todavía no ha mostrado cuál es su estrategia de industrialización y comercialización del preciado mineral, al extremo que ni siquiera ha transparentado los acuerdos (no contratos) que tiene con empresas chinas y rusas. Así, es imposible tener optimismo en el futuro del litio.

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Ley ‘antihombres’

Los datos son innegables y terribles: la violencia contra las mujeres, lejos de disminuir, persiste e incluso aumenta.

Por La Razón

/ 21 de abril de 2024 / 00:27

La penosa declaración del presidente del Senado, Andrónico Rodríguez, en sentido de que la Ley 348 es una ley “antihombres” (sic), puso en agenda la cuestión irresuelta de la violencia contra las mujeres. Rodríguez recibió fuertes críticas, pero también adhesiones. Lo preocupante es que fomenta a grupos antiderechos y pone en riesgo una norma que protege a las mujeres.

 La ley integral para garantizar a las mujeres una vida libre de violencia (Ley 348) fue promulgada por el presidente Morales en marzo de 2013. Su objeto es establecer mecanismos, medidas y políticas integrales de prevención, atención, protección y reparación a las mujeres en situación de violencia, así como la persecución y sanción a los agresores. Se trata de una ley avanzada, resultado de muchos años de lucha de las mujeres por sus derechos en una sociedad patriarcal y machista como la boliviana.

En 11 años de vigencia, la Ley 348 permitió el registro de centenas de miles de denuncias de violencia contra mujeres en el país. Según datos del Observatorio de Género de la Coordinadora de la Mujer, el año pasado hubo casi 52.000 denuncias. Los casos de violencia familiar o doméstica, que son la mayoría, se incrementaron en 193% entre 2013 y 2023. Cada día, en promedio, hay 142 denuncias de violencia contra mujeres, 30 agresiones sexuales, 104 embarazos de niñas y adolescentes. En 2023 se registraron 81 feminicidios.

Los datos son innegables y terribles: la violencia contra las mujeres, lejos de disminuir, persiste e incluso aumenta. Por ello son deplorables afirmaciones tan ligeras como que la Ley 348 es una “ley antihombres” o, peor, que “la violencia no tiene género”. Si bien existen acusaciones falsas contra hombres, e incluso detenciones arbitrarias presumiendo culpabilidad, ello no atenúa ni menos niega la abrumadora evidencia de que las mujeres son las victimas sistemáticas de actos de violencia en todas sus formas.

En su capítulo de derechos fundamentales, la Constitución señala con claridad que “todas las personas, en particular las mujeres, tienen derecho a no sufrir violencia física, sexual y psicológica”. Y establece que el Estado tiene la obligación de adoptar las medidas necesarias para prevenir, eliminar y sancionar la violencia de género.

Con ese mandato constitucional, la Ley 348 define mecanismos para proteger a las mujeres. Y traza la ruta para la denuncia, persecución y sanción penal de los agresores.

Es evidente que se requiere una reforma normativa y hay valiosas propuestas para el efecto. Pero sobre todo fallan los operadores del sistema judicial. Claro que debe evitarse que haya hombres inocentes en prisión, pero sobre todo que los feminicidas y violentos estén libres. Las polémicas palabras del presidente del Senado tendrían que servir para debatir el tema, mejorar la ley, garantizar en serio para las mujeres una vida libre de violencia y frenar las muy peligrosas campañas antiderechos.

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Un vecino conflictivo

El gobierno de Milei podría estar buscando consolidar su base política mediante el nacionalismo y el anti-izquierdismo

Por La Razón

/ 18 de abril de 2024 / 07:06

Días atrás, la ministra de Seguridad de Argentina, Patricia Bullrich, informó que había decidido reforzar la seguridad en la frontera con Bolivia debido a la supuesta presencia de cientos de militares iraníes en el país. La respuesta de la Cancillería boliviana fue tan rápida como mesurada, en evidente contraste con el tono que está adoptando el gobierno de Javier Milei.

Desde el inicio, la presidencia de Javier Milei ha sido notable no solo por sus políticas internas de shock, sino también por su manejo de las relaciones internacionales, especialmente con países latinoamericanos de gobiernos considerados izquierdistas. Sus controversiales interacciones con líderes regionales han generado un amplio debate sobre las estrategias diplomáticas y sus implicaciones tanto a nivel regional como doméstico.

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Primero, el intercambio de insultos con el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, provocó una rápida escalada de tensiones que afortunadamente no pasaron a más. Milei respondió a las críticas de López Obrador, quien había tildado a Milei de “facho conservador”, con términos igualmente duros, exacerbando las fricciones bilaterales. Este tipo de diplomacia de confrontación no solo socava las relaciones tradicionalmente cordiales entre Argentina y México, sino que también plantea preguntas sobre la estabilidad regional.

Por otra parte, las relaciones con Colombia se tensaron significativamente después de que Milei llamara al presidente Gustavo Petro «comunista asesino». Esta declaración provocó una pronta respuesta diplomática de Colombia, incluyendo el llamado de su embajador en Buenos Aires, lo cual subraya la seriedad del conflicto y el impacto en las relaciones diplomáticas; por ahora las relaciones entre ambos países están normalizándose y los respectivos embajadores han regresado a sus funciones.

Asimismo, la afirmación de la ministra Bullrich sobre la presunta presencia de militares iraníes en Bolivia añadió más leña al fuego, mostrando una tendencia hacia declaraciones provocativas que pueden tener serias repercusiones diplomáticas y de seguridad. Algo similar había ocurrido poco antes, cuando el presidente Milei afirmó que el gobierno de Chile iba a llevar a ese país a la pobreza por adoptar políticas socialistas. En ambos casos la respuesta fue pronta, mesurada y contundente.

En el frente interno, estas controversias internacionales parecen servir como una cortina de humo para desviar la atención de los problemas económicos graves que enfrenta Argentina, como la inflación y el estancamiento económico. Al centrarse en conflictos externos, el gobierno de Milei podría estar buscando consolidar su base política mediante el nacionalismo y el anti-izquierdismo, mientras posterga o minimiza la discusión sobre la necesidad de reformas económicas internas profundas.

Es posible que las tácticas de confrontación de Milei tengan un atractivo político inmediato entre ciertos sectores en Argentina que le son afines, pero los riesgos asociados a alienar a países vecinos y potenciales socios comerciales son altos, especialmente en el mediano y largo plazos, cuando el polémico mandatario ya no esté en funciones.

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