EL MUNDO LOGRA UN PACTO POR EL CLIMA SIN AVAL DE BOLIVIA
La misión boliviana fue la única que no firmó el pacto que plantea, entre otros puntos, limitar a dos grados el alza de la temperatura. Solón anunció que acudirá a La Haya
La conferencia del clima desarrollada en Cancún (México) se cerró ayer con la firma de un acuerdo entre 193 países para combatir el calentamiento global. Bolivia fue la única nación que no suscribió el convenio y anunció que acudirá al Tribunal de La Haya para impugnar el documento.
El acuerdo consiguió el apoyo de naciones que partían con posturas muy enfrentadas, como Japón, EEUU y China. En medio de ovaciones, aplausos y tras dos semanas de arduas negociaciones, la presidenta de la conferencia, la canciller mexicana, Patricia Espinosa, proclamó en la madrugada la aprobación de los documentos.
Espinosa adoptó los acuerdos porque el consenso «no significa la unanimidad, ni mucho menos la posibilidad de que una delegación pueda pretender imponer un derecho de veto».
Bolivia rechazó el pacto alegando que le faltaba ambición para la lucha contra el calentamiento y que no incorporaba propuestas realizadas por la Conferencia Climática de los Pueblos, realizada en Tiquipaya, en abril.
En todo caso, a pedido de Bolivia, se estableció respetar los derechos humanos en las acciones de gobierno respecto al cambio climático, y se aceptó la consulta a los indígenas para acciones en sus territorios.
En Bolivia, el presidente Evo Morales dijo que la cumbre deja «malos resultados para los pueblos del mundo y buenos resultados para los imperios y países capitalistas». Durante su discurso en el acto de graduación del colegio Germán Bush, de Shinahota, lamentó que los países no se hicieran responsables por el calentamiento global.
Agregó que es importante que los derechos de la Madre Tierra sean estudiados en una asignatura que impulse el debate permanente.
Ayer, el embajador de Bolivia ante la ONU, Pablo Solón, anunció que acudirá al Tribunal de La Haya para impugnar el resultado por considerar que se violó el reglamento de Naciones Unidas que, dijo, establece que los acuerdos se adoptan con el consentimiento de los 194 países miembros.
Resultado. El convenio plantea la necesidad de limitar a dos grados centígrados el alza de la temperatura del planeta y establece la creación de un Fondo Verde para financiar la adaptación y las medidas para enfrentar el cambio climático por parte de los países más pobres y vulnerables.
El secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, dijo que la cumbre fue un «importante éxito», pero que se requieren más esfuerzos. De igual manera, organizaciones ecologistas reconocieron los avances, a diferencia de la cumbre del 2009 en Copenhague, pero pidieron esfuerzos más ambiciosos.
La secretaria de Estado de Cambio Climático española, Teresa Ribera, destacó los acuerdos y lamentó la actitud «autoexcluyente» de Bolivia, que en su opinión no le ayuda en nada. «Probablemente a nadie le gusta quedar aislado en un foro de 194 países».
«Pedir el último día un trato privilegiado para incorporar las propias modificaciones es algo que la comunidad internacional no está dispuesta a consentir», dijo Ribera.
Pedidos sin atender
Bolivia no consiguió el compromiso para recortar en 50% de las emisiones de carbono y limitar el aumento de la temperatura a 1º C. Tampoco se concretó la creación de Tribunal de Justicia Climática.
Detalles del convenio suscrito en Cancún
Estos son algunos de los acuerdos centrales de la XVI Conferencia sobre el Cambio Climático de la ONU. Crea una nueva institución, el Fondo Verde Climático, para administrar la ayuda financiera de los países ricos a los más desfavorecidos. Entre 2008-2012 proporcionará $us 30.000 millones de financiación rápida y que debe llegar a 100.000 millones de dólares anuales el 2020. Se invita al Banco Mundial a servir como tesorero interino del Fondo Verde Climático durante tres años.
Además se acordó que hasta el año 2020 los países deberán reducir las emisiones de los gases de efecto invernadero en un rango entre el 25 y el 40% en relación a los niveles de 1990. Se fijará «lo antes posible» una fecha para establecer un máximo de emisiones.
Se incluye establecer una meta climática de un aumento de 2 grados centígrados respecto a niveles preindustriales para el presente siglo. Sin embargo, establece «la necesidad de considerar» bajarla a 1,5 grados.
Se decidió aplazar la decisión sobre si habrá o no una segunda fase del Protocolo de Kioto. Los países definieron que las acciones de mitigación con apoyo internacional serán sometidas a medición, reporte y verificación (MRV) «doméstica» e «internacionalmente».
En cuanto al mecanismo de reducción de emisiones por deforestación y degradación de los bosques (REDD, por sus siglas en inglés), se establece que en ambas áreas habrá actividades desarrolladas en fases para conservar los bosques.
Se especifica también que se tomarán en cuenta las provisiones de la Declaración de Derechos Humanos de los Pueblos Indígenas, del 2007 para el programa REDD.
Pablo Solón
‘Nosotros tenemos principios’
«Somos representantes de un país pequeño, pero que tiene principios, que no vende su soberanía, que habla por los pueblos del mundo, y por eso no estamos de acuerdo con esta decisión; no hay consenso», afirmó el representante boliviano Pablo Solón en un intento de bloquear la decisión durante la madrugada de ayer, informó EFE.
Solón se negó a especular por qué otros países sudamericanos aliados no secundaron su posicionamiento y aceptaron los documentos. «Bolivia no tiene embargada ni vendida su voz ni su soberanía, y nosotros tenemos principios, principios que no vendemos», subrayó, según la agencia española.
Agregó que la decisión de aprobar el acuerdo sin el consenso de todos, «ha roto una regla establecida en el marco de Naciones Unidas, y esto genera un precedente funesto. Los que están ahí saben lo que han hecho, todo para imponer una posición».
EFE agregó que Solón aseguró que se va a recurrir a las instancias legales que correspondan «en el marco de la Convención (del Cambio Climático) que establece que en estos casos la Corte Internacional de Justicia es la instancia que se pronuncia».
A su juicio, la cumbre de Cancún «ha terminado muy mal» porque la presidencia mexicana no respetó las reglas, algo que «ni siquiera ocurrió» en la polémica reunión en Copenhague el año pasado. «¿Es que si uno se opone no es suficiente, si tres se oponen no es suficiente, si seis, si diez? ¿Dónde está el límite?».
Pablo Solón
es embajador ante la ONU.