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Ciudad del Niño se va de La Paz

El 27 de diciembre, después de 19 años de cuidar y educar niños huérfanos en La Paz, el albergue Ciudad del Niño Jesús se trasladará a Santa Cruz. Los 24 menores que crecen en la institución esperan las autorizaciones que les permitan viajar para seguir siendo «una gran familia».

La mudanza obedece a los daños que el 2009 sufrieron los predios de Villa Salomé, donde durante casi dos décadas funcionó el albergue. «La Ciudad del Niño se hundió en octubre del año pasado cuando se deslizó el cerro y la Prefectura vio que era inviable tener ahí a los pequeños,  hasta que no se haga un estudio topográfico», cuenta el Padre Jesús Muñoz, director de la institución, administrada por la Asociación Cristo Redentor Misioneros y Misioneras Identes. 

Después del deslizamiento, la Casa de las Madres Adoratrices, en Mallasa, albergó a los menores, pero sólo podrá hacerlo hasta fines de este 2010. «Estamos aquí, de prestados, hasta diciembre. Ya termina todo y por eso los chicos se van al Centro Internado en la Chiquitania», añade el Padre.

La despedida adelantada fue ayer, cuando una jornada de confraternización reunió a los niños y a sus benefactores. Una misa, juegos, risas, fotos y muchos abrazos marcaron la actividad, una de las últimas que realizará en la ciudad de La Paz la Ciudad del Niño.

«Han sido años duros, penosos y costosos, tratando de que los pequeños que no han tenido familias estables encuentren su hogar. Aquí y donde estén siempre los ayudaremos», dice el Padre Jesús.

Su principal preocupación ahora es que sólo 15 de los 24 niños internos tienen asegurado su traslado a Santa Cruz. El resto precisa la resolución judicial que autorice su partida. «Esperamos que en estos días nos den la buena nueva de los permisos que faltan y que los debe emitir una jueza de El Alto», explica.

Predios. Las instalaciones de la Ciudad del Niño en Villa Salomé pertenecen a la Gobernación de La Paz y en una semana deben ser devueltas. «Nosotros teníamos un convenio con la Gobernación, que en este momento estamos anulando. Luego de las reformas y los estudios que se hagan, ya dependerá de ellos lo que pase con el lugar y también del municipio, que debe tomar sus recaudos porque ahí hay un colegio», asegura el director. Con respecto a retomar su labor de protección a los niños, Muñoz es cauto: «Estudiaremos la situación para ese momento».

La Ciudad del niño albergaba y cuidaba a pequeños, sólo varones, hasta los 18 años. Tenía talleres y centros de formación. Durante décadas, una de las características del hogar fueron los panetones Niño Jesús, que se elaboraban en Villa Salomé.

Este año, la producción descendió de 40 mil a 12 mil unidades. «Bajamos por el deslizamiento. Algunos chicos ayudan a la elaboración y, claro, otros los comen», comenta riendo el Padre Muñoz.

En Santa Cruz, los niños irán al Centro de Promoción Humana y Espiritual San Miguelito, en San Ignacio de Velasco, hasta adquirir un oficio. Campos con granjas y sembradíos y escuelas técnicas los esperan. «Ellos quieren ir donde vayamos nosotros», indica Muñoz.

Jhonny, de 13 años, visitó el centro en la Chiquitania este año y está muy emocionado por irse. «Me han gustado los talleres. Cuando sea grande quiero ser médico y  sanar a la gente. Yo vivo aquí tres años y todos son mi familia», comenta.

Mientras se acerca la mudanza, los que conocen el centro cruceño, como Jhonny, contagian su entusiasmo. «Allá es grande y hay animales». Otros, como Luis Mario, de 14 años, están tristes: «No conozco el sitio donde vamos».

Así, entre abrazos y juegos, los niños se alistan para irse. «El padre Jesús es mi amigo y todos los chicos son mis hermanos», asegura sonriente el pequeño Jhonny.  

La ciudad del niño, una familia

El hogar es del Estado y desde 1991 es administrado por la Asociación Cristo Redentor Misioneros y Misioneras Identes. Su labor ha sido la promoción integral de los menores a los cuales albergan desde los seis años. Algunos niños fueron entregados por sus padres que no pueden cuidar de ellos, otros llegaron de distintos Hogares y el resto fue abandonado. 50 empleados trabajaban en el lugar y muchos fueron reubicados al igual que los internos más grandes. Los 24 chicos, de entre 6 y 13 años, se mudarán.