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Vecinos recurren a familiares para lavar la ropa y ducharse

«Debido a la falta de agua tuvimos que ir a ducharnos y asearnos a la casa de mi hijo en Mallasa. Pero, como los niños no pueden ir hemos tenido que bañarlos con el agua de lluvia», asegura Irma Ferrufino, vecina de la zona de Chasquipampa.

Doña Irma comparte su vivienda con 17 personas que conforman dos familias. Como ella, vecinos del sector Sur que no reciben el suministro de agua, desde el domingo 28 de febrero, día del deslizamiento en el Macrodistrito San Antonio, recurren a sus parientes para tomar una ducha y/o lavar la ropa.

«Todos los vecinos de Chasquipampa estamos sufriendo por falta de agua. Hemos tenido que recibir agua de lluvia en varios recipientes e incluso romper las canaletas por donde descienden las aguas de los techos», cuenta la vecina.

Para lavar ropa, la mujer de cabellos plateados también debe trasladarse hasta Mallasa. «Pero, el problema es que como somos tantos, son montañas de ropa que debemos traer y los taxis nos quieren cobrar Bs 20 y es un presupuesto».

Para recibir agua del camión cisterna doña Irma y su hermana Ana María (72) recorren cuatro cuadras hacia la avenida principal de la zona.

«Mis hijos trabajan y con mi hermana debemos darnos modos para conseguir el agua. Por eso, pediría a EPSAS que envíe camiones cisternas a las calles internas de la zona porque yo soy de la tercera edad y es difícil traer los tachos. Quisiéramos que solucionen el tema urgente».

Cerca de esta vivienda, La Razón halló a don Tomás López y a su hijo, que volvían a casa tras haber tomado una ducha en el domicilio de un pariente, que vive en el centro. «Hoy (ayer) hemos aprovechado de bañarnos en la casa de un pariente. Hay ocasiones que incluso cuando los visitamos vamos a lavar ropa y otras cosas personales», expresa.

Don Tomás, que traía en su maletín la ropa que se mudó, indica que debido al corte de servicio tienen que acopiar el líquido de la cisterna o una vertiente que existe en la zona, pero además «algunos familiares se solidarizaron y nos trajeron uno o dos tachos de agua para cocinar y preparar los alimentos». 

«No se puede desperdiciar ni una gota de agua, el agua sucia tenemos que utilizarla para el baño. Por eso, solicitamos a EPSAS que por lo menos nos provean de agua por unas horas para poder ayudarnos». Según EPSAS, el corte afectó a cerca de 80 mil personas del sector.

Agua de cisternas es turbia

Estado
La señora Marielena Espejo, vecina de la zona, sostuvo que el agua que reciben del camión cisterna es turbia «incluso el agua de lluvias es más limpia. Lo peor es que con esa agua no podemos cocinar ni lavar la ropa. Pedimos que se verifique su estado».

Un sector de Cota Cota recibe agua por horas

Desde el lunes, un sector del barrio de Cota Cota recibe la dotación del líquido elemento por horas, día por medio y mediante bombeo, lo que es aprovechado por los vecinos para acopiar agua.

María Eugenia Iturri, vecina del sector, señaló que el agua que se bombea desde el tanque de la calle 35 de Cota Cota «sale como un hilo porque no hay mucha presión, pero por lo menos ya tenemos el servicio. Con eso he recolectado tres tachos para la preparación de los alimentos diarios. Aunque no hemos podido bañarnos porque la presión es baja».

Por este motivo, su familia conformada por cinco personas, tienen que calentar en una olla el agua de lluvia para asearse, también la utilizan para lavar la ropa, limpiar la casa, y el uso del baño.

«No podemos desperdiciar el agua que recibimos porque la necesitamos para el desayuno, lavar los alimentos y otras necesidades». Por su lado, Lourdes Fernández, otra vecina, explicó que el suministro de agua está llegando al sector día por medio.

«El miércoles había agua desde las 7.30 hasta las 12.30. Ese día hemos tenido que lavar toda la ropa que teníamos acumulada y limpiar todos los ambientes de la casa, los utensilios y otras cosas». Lourdes indicó que esa jornada pudo recibir el agua en cuatro recipientes plásticos, ollas y otros, «pero, el agua no abastece para todas nuestras necesidades».

Mientras enjuaga un poco de ropa, la señora menciona que una dificultad es que no saben a qué hora se habilitará el servicio. «Por eso, tenemos que esperar e incluso tenemos que caminar toda la noche, porque el lunes el agua se habilitó a la 1.00, es bien difícil. Ese día, mis hijos se tuvieron que bañar a esa hora, que nos informen».