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Empresario veja, tortura y marca a su ex pareja; ella se rehusó a volver

La agresión ocurrió la tarde del sábado 12 de marzo en la casa del sindicado, ubicada en el kilómetro 26 de la vía a Sacaba, en el sector de Tutimayu. Desde el jueves, José Antonio G.R. le envió seis mensajes de texto en los cuales la presionaba para que vaya a su casa a ver al hijo de ambos, de 7 años.

«Si quieres volver a ver a tu hijo, ven mañana al mediodía. Después te juro que no volverás a verlo en tu vida…», dice uno de ellos.

«Ni bien he entrado a la casa me ha amarrado mis manos con masquín (cinta de embalaje). Puso full volumen a la música y nadie me escuchó. Aseguró la puerta y me empezó a golpear, tal vez porque yo no quería volver con él», contó la víctima.

Después la maniató, le cortó el cabello que le llegaba hasta la cintura, le rasuró la cejas, la golpeó y le hizo beber alcohol media botella de singani. Le hizo varios cortes con un estilete  en las piernas y le sometió a choques eléctricos en sus genitales y en otras partes del cuerpo.

En este momento la víctima perdió el conocimiento. Cuando la Policía la encontró, estaba inconsciente y en medio de un charco de sangre y, tenía grabado en el pecho la frase y el apelativo insultante. Después de un examen médico se estableció que la víctima tiene lesiones en la vagina.

El director de la fuerza anticrimen de Sacaba, coronel Abad Benavidez, señaló que el agresor escapó de su casa y que hasta la tarde de ayer estaba desaparecido. La Fiscalía anunció que acusará al sindicado por lesiones graves y daño sicológico. Los médicos valorarán otra vez las heridas en el pecho para establecer si quedarán marcas indelebles en su cuerpo. 

La Policía colectó los instrumentos de José Antonio G.R. con los que torturó a su ex mujer y ya se emitió una orden de aprehensión en su contra. Si se logra llegar al juicio oral, el sindicado tendría una condena máxima de ocho años de cárcel.

Hace un año que se separaron

La víctima contó que hace más de un año que no viven juntos por las peleas constantes que tenían ambos. Los dos procrearon un hijo que actualmente tiene siete años y que está en custodia de la abuela paterna. Según la Policía, el sindicado le dijo que su hijo estaba enfermo y que la extrañaba; y que si no iba a verlo el sábado jamás lo volvería a ver.