Se calcula que hay 90 inmuebles dentro de esta franja, que está a metros del terreno deslizado, donde grandes bloques de tierra continúan deslizándose debido a la humedad y a la ley de la gravedad.
El responsable del Centro de Operaciones de Emergencia (COE), Mauricio Claros, informó que la Subalcaldía realiza permanentes trabajos de monitoreo para ubicar a las familias que volvieron, pese a la orden edil.
«Tenemos registradas 17 familias que volvieron para dormir en las noches. Se les entregó memorandos de reiteración de desalojo preventivo para que no vuelvan al lugar, ya que no es seguro». Las 90 viviendas de la franja de seguridad, «aún están en riesgo, por eso hicimos la franja de seguridad dos días después del deslizamiento», precisó.
Esta área de riesgo está demarcada sólo con montones de piedra y cintas de seguridad atacadas a los postes. No hay ningún efectivo policial vigilando el lugar, según comprobó este diario. En Callapa, el acceso es el puente de hormigón tampoco es vigilado por los agentes del orden y La Razón constató que al menos cinco casas del lugar volvieron a ser habitadas.
Incluso los vecinos habilitaron tres puestos de venta de almuerzos, refrescos, dulces y galletas dentro de una carpa que se alza sobre el terreno agrietado. El oficial Asesor del Alcalde de La Paz, Gustavo Bejarano, indicó que se pidió la cooperación del Comando Departamental de Policía para resguardar la seguridad del perímetro.
«Pedimos la colaboración de efectivos policiales, pero desconocemos si lo están controlando el perímetro», dijo. Añadió que la Guardia Municipal tampoco puede realizar este trabajo de vigilancia porque no le corresponde».
Según información ofrecida por el secretario Ejecutivo del Gobierno Municipal, Luis Lugones, entre el 26 de febrero y el 15 de marzo (no se disponen de datos actualizados), 150 damnificados abandonaron el albergue del Centro de Rehabilitación San Juan de Dios y 51 de los refugiados de la ex chancadora. Todos eran habitantes de Callapa.