Alcohólicos toman la cancha en San Antonio y siembran temor
La cancha de villa San Antonio es su punto de reunión. Entre15 y 20 alcohólicos se han adueñado del campo deportivo, que está detrás de la Subalcaldía. Su presencia molesta y los vecinos les atribuyen la comisión de delitos.
La Razón visitó la zona y conversó con vecinos, funcionarios de la Subalcaldía del Macrodistrito San Antonio, representantes de la junta vecinal y los propios alcohólicos que son cuestionados.
Son las 8.45 de un martes y en la cancha, que está entre las avenidas 13 de Junio y Josefa Mujía, se ve a un grupo de 20 personas en andrajos. Unos sostienen envases de alcohol de quemar; se escuchan risas y exclamaciones que se confunden con las notas de una guitarra pulsada por uno de los miembros de esta sociedad.
La presencia del grupo de indigentes inquieta a los vecinos, que evitan pasar por el lugar. «Siempre están ahí. La Policía los dispersa de cuando en cuando, pero una hora nomás se van y luego vuelven a aparecer. Es una molestia, pues no se puede pasar por ahí. Uno no sabe si le van a asaltar. A varios les han robado», cuenta la vecina María G.
«La denuncia de robos es permanente. El problema es con los vecinos y con los estudiantes del colegio Genoveva Ríos, asegura un empleado de la Unidad de Recursos Humanos de la Subalcaldía San Antonio.
«Ya nadie puede usar la cancha, ahora es el bar a cielo abierto de este grupo. Roban, y los niños van a ir a jugar ahí, da miedo acercarse», asegura el residente de la zona Simón T.
«Viene el 110 y los dispersa, pero cuando se va la Policía vuelven a reagruparse, el problema mayor es que los delincuentes que no son del barrio se mimetizan entre ellos y les quitan sus mochilas y celulares a los jóvenes. Ven que un muchacho está viniendo, lo rodean y le quitan lo que tenga a la mano», dice otro.
Él identifica al que toca la guitarra como un vecino de la zona. «Hay músicos, personas jubiladas, inclusive hay profesionales», dice a su vez Miguel Silva, miembro de la junta vecinal.
Para el grupo de bebedores, la percepción negativa que tienen los vecinos es injustificada. «Nosotros somos tranquilos, sólo tomamos. Además somos de la zona, yo vivo acá en la 13 de Junio, los de otros grupos están robando y la gente nos mete en el mismo saco», arguye Felipe, alcohólico desde hace 13 años.
«Es difícil hacer algo, varias veces hemos ido a sacarlos, pero ¿dónde van a ir? Siempre vuelven y son vecinos del lugar, lo que complica las cosas», afirma el suboficial de turno del módulo policial del Distrito 15, «Padre Eterno».
«Ya hemos hecho operativos entre la Guardia Municipal, la Policía Nacional, la Unidad de Fiscalización y la Unidad de Desarrollo Humano y Cultura, para tratar de sacarlos (la última vez fue hace unas dos o tres semanas), pero lamentablemente estos indigentes son del lugar y, cuando fuimos los mismos vecinos, posiblemente sus parientes, nos rechazaron. El que sean del barrio complica la situación», asegura un funcionario de la Unidad de Recursos Humanos de la Subalcaldía.
El problema es de fondo, es la falta de políticas públicas para rehabilitar a los alcohólicos.
«No se trata de sacar a los alcohólicos de la zona y ya, pues ¿dónde los vas a llevar? Se requiere un plan integral con participación del Gobierno nacional para reinsertarlos a la sociedad. Se los saca pero vuelven y, si no volverían, seguro irían a otro lugar», añade el entrevistado.
Cancha partida en dos
La Alcaldía quiso construir sobre la superficie de la cancha un colegio y un hospital; a cambio ofreció a los vecinos un campo deportivo a tres cuadras del lugar. Con este plan se construyó un muro perimetral que parte la cancha en dos. Sin embargo, «la Dirección de Cuencas y Riesgos emitió un informe que indica que el espacio no es apto para construir, porque hay aguas subterráneas y dos vertientes. Por eso reiniciamos el trámite para recuperar la cancha. Estamos esperando que la Alcaldía saque el muro. Luego le pondremos una malla y los indigentes se irán», indicó el
líder vecinal Miguel Silva.