Jesusa nació prematura el Viernes Santo y para intentar salvarle la vida permanecía en una incubadora del Hospital de la Mujer, pero el martes por la tarde falleció. Sin embargo, sus padres se enteraron del hecho el jueves.
«Yo seguía trayendo pañales y leche el martes, miércoles y jueves y fue a insistencia mía que el jueves un doctor me avisó que mi hija ha muerto», protestaba ayer Julio Canaviri, padre de la bebé. Mientras la madre, Irene Mamani, no paraba de llorar en la cama donde aún estaba internada.
En su descargo, el director del Hospital de la Mujer, Hugo Pérez, dijo que se hizo constar que la niña tenía un cuadro muy complicado al nacer y que el médico de turno intentó comunicarse con el progenitor la tarde del martes. No obstante, Pérez no precisó cuántas veces llamaron al teléfono del padre. El director desconocía además el sexo de la niña que murió.
Canaviri negó que hayan intentado comunicarse con él. «Nunca me llamaron y ni siquiera le avisaron a mi esposa, que seguía aquí en el hospital», remarcó el progenitor. El director atribuyó a una falta de comunicación el hecho de no haber informado al padre sobre el deceso de la niña Jesusa en ese nosocomio.
Pérez apuntó que tiene pocos recursos humanos que deben multiplicarse para atender a las madres y los recién nacidos. El Hospital de la Mujer, según su director, irá a una auditoría médica.
No obstante, las quejas no acaban. «Hace ocho días que quiero ver a mi hija y me lo impiden», dijo molesto un padre que no quiso identificarse. «Las enfermeras me trataron mal», dijo una madre. Canaviri espera ahora que le den el certificado forense de Jesusa.