El féretro con los restos de Juan Pablo II fue sacado ayer de la tumba que ocupaba en las Grutas Vaticanas y colocado sobre un catafalco cubierto con una tela blanca bordada en oro delante de la monumental tumba de San Pedro.
El ataúd permanecerá allí hasta la mañana del 1 de mayo, cuando será trasladado ante el Altar de la Confesión de la basílica de San Pedro, para que los fieles lo veneren una vez beatificado por Benedicto XVI.
La lápida que cubría hasta ahora la tumba del papa Karol Wojtyla será llevada a Cracovia (Polonia) y colocada en una nueva iglesia dedicada a él. Juan Pablo II fue enterrado, como manda la normativa vaticana, en tres cajas. La primera, de madera, que es la que se vio durante el funeral del 8 de abril del 2005. Después esa caja fue introducida en otra de plomo y ésa de nuevo en otra de madera, que es la que se vio hoy cuando se la extrajo de la tumba.
El féretro con los restos del papa Wojtyla, fallecido el 2 de abril del 2005 a los casi 85 años, no será abierto, ni el cadáver exhumado, debido al corto espacio de tiempo de su fallecimiento.
No se puede calcular una eventual canonización
El cardenal Angelo Amato, prefecto de la Congregación para la Causa de los Santas, dijo que no se pueden hacer previsiones sobre la fecha de una eventual canonización (proclamación de santo) de Juan Pablo II, que será beatificado mañana. «Para la canonización hace falta otro milagro. Tras la beatificación, la postulación comenzará a recoger las gracias (milagros por intercesión del ya beato) para su eventual valoración». Añadió que, una vez identificado el supuesto milagro, se sometería a una comisión científica y a consulta teológica hasta llegar de nuevo a Benedicto XVI.