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La guardia edil mira, mientras exhuman restos con las manos

«Decidimos no llevarlo al General porque nos quieren cobrar Bs 1.000 y estamos desenterrando solitos porque la Alcaldía mucho tarda, de muchos anotaron (la solicitud) el jueves pasado y hasta ahora (ayer) no sacan», dijo Quispe.

«El nicho es un espacio para volver a enterrar, entre Bs 140 y Bs 180 vale un nicho», afirmó a su vez Erick Rojas, director de Servicios Municipales.

Pese a la presencia de unos 10 guardias municipales, que resguardaban el lugar, y cerca de 45 empleados y obreros ediles, que estaban ahí para exhumar los restos de los más de 1.200 cadáveres que aún permanecen en Valle de las Flores, hubo familias que violaron la prohibición municipal y desenterraron a sus difuntos con sus propios medios.

A las 11.43 de ayer, Quispe, quien vive en Villa Copacabana, terminó de sacar los huesos de la cabeza y el tronco de su suegro. Un día antes había logrado desenterrar las extremidades inferiores.

Metros más allá, La Razón halló a la señora Tintaya (se identificó sólo así), quien también exhumaba por su cuenta los restos de su esposo, fallecido hace 23 años.  Junto a su hijo, removían la tierra de la tumba de su esposo con una pala. «Vamos a llevarlo a nuestra casa, aunque sea a un ladito lo vamos a enterrar, ya debe estar polvo, nos lo vamos a guardar», señaló.

El martes, el oficial mayor de Promoción Económica, Ronald Pereira, afirmó que no estaba permitido que los parientes de los difuntos desentierren los cuerpos por cuenta propia por una cuestión de salud y seguridad. Sin embargo, en los hechos esta disposición se incumple.

Carmen Rosa Alfaro llegó a las 12.15 para desenterrar a su hijo sepultado hace 26 años.

Acompañada de su esposo y dos hijos comenzó con la exhumación. Como el trabajo iba a tomar más de una hora, trajeron refrescos para calmar la sed y una radioemisora. «Nos han dicho que van a aplanar este cerro, no podemos hacer otra cosa, no he traído mi carnet y no tengo tiempo después de traerlo porque trabajamos, por eso estamos sacando solos», señaló Alfaro.

Uno de sus hijos que la ayudaba, y que había encontrado una calamina, preguntó a su padre si se la llevaba para quemar los restos de su hermano en casa. El padre le respondió afirmativamente. «Vamos a quemarlo y dejarlo en nuestra casa, no creo que dañe la salud», dijo.

Lidia Anabia pensó que podía cremar a su padre muerto hace año y medio, pero no es posible. Cuando pidió a un funcionario una solución, éste le sugirió llevarlo al Cementerio  General. «Tiene que ir a hablar y ver si le pueden dar un nicho», apuntó.

La alcaldía abre una posibilidad

Aunque el director de Promoción Económica, Ronald Pereira, había dicho que el Cementerio General iba a albergar sólo cenizas de los restos recuperados del cementerio de Valle de las Flores, ayer el director de Servicios Municipales, Erick Rojas, informó que para hacerles un lugar  se notificará a los parientes de los cadáveres que estén sepultados en el General más de ocho años para que liberen los nichos; si no, los cuerpos irán al depósito.

Los dolientes rechazan la cremación por creencias

«Queremos llevarnos a mi abuelita, que está enterrada hace 13 años aquí (Cementerio Valle de Las Flores), a su pueblo en Sud Yungas. No nos gustaría que se le queme, quemar es fuego, ese fuego representa el infierno», dijo Elena Mayta, quien se resiste a que obreros municipales trasladen el cuerpo de su pariente para que sea incinerado en el Cementerio General.

«Siempre me sueño con mi abuelita, me cuidaba, debo enterrarla», reflexionó. Al igual que esta vecina, otras personas que entrevistó este medio rechazan la cremación gratuita ofrecida por la Alcaldía.

Modesto Quispe también está en contra de este procedimiento. «Nos negamos a la incineración. Nuestros ancestros aymaras respetaban el cuerpo y nosotros también haremos lo mismo, es nuestra tradición». 

«Yo siempre quiero tener el cuerpo de mi hijito que ha muerto de bebecito y ponerle con una velita y para plantarle flores, lo llevaremos a mi pueblo de la provincia Omasuyos», señaló Asunta Laura.

3 puntos de vista sobre el drama

Ciudadano
Vecino de Callapa

«No sé dónde está el cuerpo de mi mamá que ha muerto hace 25 años. Yo quiero llevármela a mi pueblo, en Puerto Acosta, provincia Camacho. Ella ha nacido allí».

Teodora Mamani
Ama de casa

«Tengo una hija de ocho años. Ella murió por envenenamiento, no sé qué vamos a hacer aún, quisiéramos llevarla a Oruro o tal vez hacerla incinerar con la Alcaldía».

Marco Castro
Empleado

«Haremos cremar con la Alcaldía, vamos a tener el recuerdo de mi hermano. Hay familiares que evitan a la Alcaldía, quieren tener su privacidad supongo; otros ni hablan».