Don Nicanor dona un riñón a su hijo de 12 y le salva la vida
Salud. Nelson sufría de insuficiencia renal; hoy tiene esperanzas
El hombre de ojos cafés aún recuerda como si fuera ayer la primera vez que sostuvo a Nelson entre su brazos. «En el momento de su nacimiento yo estuve en el parto. Desde aquel día me encariñé con él. Él es mi hijo. No será mi carne, pero por sus venas corre mi sangre. Por eso, para salvarle la vida, le doné mi riñón», dijo Nicanor Q.
Como el padre biológico del niño abandonó a su madre desde su nacimiento, don Nicanor asumió el rol de progenitor e incluso lo reconoció legalmente y le dio su apellido. «Tenía tres hijas, pero una falleció. Con mi esposa (María Angélica) nunca tuvimos un hijo varón. Pero con la llegada de Nelson todo cambió», aseguró conmovido.
El niño fue creciendo. Pero, hace unos años, Nelson no se sentía bien. No tenía apetito, se cansaba rápido y no subía de peso. «No sabíamos qué tenía. Hasta que en diciembre (2010) tuvo unas convulsiones y lo llevamos al hospital de emergencia», contó.
Tras haberle realizado una serie de estudios, los médicos le diagnosticaron que tenía insuficiencia renal crónica. «No funcionan los dos riñones de su hijo, me informaron los médicos. Ese momento fue duro. No creí que tenía esa enfermedad», relató.
Para corroborar el resultado, le hicieron un segundo estudio que volvió a confirmar el mal. Según cuenta don Nicanor, la única solución era que uno de sus familiares le done un riñón. «Mi esposa se ofreció a ser la donadora, pero no pudo hacerlo porque padecía de anemia. Los médicos nos dijeron que el donador debía encontrarse en buen estado de salud», señaló.
María Cristina, la madre del niño, fue la segunda en brindar su órgano, pero estaba embarazada. Incluso su tía (Paola) quería ser la donante, pero no pudo. Entonces, su padre Nicanor se ofreció a donarle un riñón.
A las 7.30 del 17 de mayo, don Nicanor ingresó a la sala de cirugía. «Estaba acostado en la camilla, me pusieron anestesia cerré mis ojos y no recuerdo. Cuando desperté, el médico Luis Ibáñez y todo el equipo ya habían realizado el trasplante, que fue un éxito», manifestó don Nicanor, un poco adolorido por la herida.
«Ahora estoy bien. Mi papá me donó su riñón. Lo quiero mucho como a mi mamá. Cuando salga del hospital volveré al colegio e iré a jugar con mi papá un partido de fútbol en la cancha», dijo el pequeño mientras sostenía la mano de Nicanor.
Nelson cursa el séptimo de primaria y le gusta la materia de Estudios Sociales porque aprende la historia de Bolivia, aseguró. Pero tiene un sueño que quiere cumplir cuando sea grande: «Ser médico para poder realizar trasplantes y ayudar a otras personas».
Estado de salud de los pacientes
Situación
Nicanor Quispe está en buen estado de salud y fue dado de alta. El niño aún se recupera y debe pasar algunos días en el centro para su revisión.
Pedido
«Quiero agradecer a Dios y a los médicos y personal de salud que hicieron posible el sueño de mi hijo», dice Nicanor.
El tercer trasplante pediátrico renal
El caso de Nelson Q. es el tercer trasplante de riñón pediátrico realizado con éxito, en los últimos 10 años, en el Hospital Obrero, informó el cirujano general del nosocomio, Luis Ibáñez.
El especialista explicó que el trasplante de riñón en niños se caracteriza por la adaptación del órgano donado en relación a su volumen. «Desde el punto de vista técnico (la intervención) no es igual a la de un adulto, pues se trata de un injerto que puede ser grande para el niño. Además, los requerimientos deben ser mayores para que no sufra complicaciones. En muchos casos, en los niños amputamos un segmento del riñón para que el volumen no cause alteraciones. En este caso se colocó un injerto completo».
Marcos Saldaña, nefrólogo y pediatra del Hospital Materno Infantil, señaló que sólo el cuatro por ciento del total de los trasplantes se realiza en niños. «En la mayoría, la insuficiencia renal en niños es hereditaria o se debe a malformaciones de las vías urinarias o por enfermedades autoinmunes». Hasta la fecha se realizaron 138 trasplantes.