La feria E3 de Los Ángeles, cita anual más importante del sector del videojuego, cerró hoy sus puertas tras una edición marcada por las campañas de Nintendo, Sony y Microsoft para convencer a los jugadores de que usen sus sensores de movimiento.
Hasta ahora, las consolas como Wii (Nintendo) o los sistemas como Kinect (Microsoft) o Move (Sony) han demostrado ser muy exitosos a la hora de atraer a jugadores esporádicos y llevar a la industria a una edad dorada a pesar de la crisis económica mundial.
Esta revolución en la forma de jugar ha ampliado la base de consumidores de esas plataformas, pero ha dejado bastante al margen a los usuarios «hardcore» que buscan videojuegos altamente adictivos y complejos.