Remate de galería deja a anticresistas sin su capital
Lío. Deuda por anticréticos de los locales suma $us 300.000
«Hasta hace unos días estaba llenito de puestos de venta, pero hoy el paso ha sido cortado y apenas está funcionando la mitad», dijo María Soliz, una anciana que tiene su puesto en el sector hace al menos unos 17 años.
La galería es una construcción de ladrillo de tres pisos, cuenta con un sótano y tiene dos accesos, uno por la Huyustus y otro por la avenida Buenos Aires, a la altura del Nudo Vita.
Cerca de unos 50 vendedores que estaban bajo la modalidad de anticresistas se vieron perjudicados por el súbito desalojo y la retención de sus mercaderías. Se les debe $us 300.000, aunque no todos inscribieron el contrato en la oficina de Derechos Reales.
«Han venido a las dos de la mañana con policías, supuestamente fiscales y se lo han sacado todo en nueve camiones», declaró en medio de lágrimas Juana Jaura, que arrendó su puesto de venta a uno de los hermanos Rivas por $us 20.000 hace 15 años.
Como ella, alrededor de 50 anticresistas se vieron en la calle sin que su dinero les haya sido devuelto, y también 20 comerciantes que pagaban alquiler. «Los nuevos dueños nos han dicho que nos van a devolver la mercadería sólo si firmamos un desistimiento de recobrar nuestros anticréticos», agregó Eva Arandia, que anunció crucifixiones y medidas de presión de los afectados.
Inquilinos exigen su mercadería
Un grupo de 20 inquilinos del centro comercial Rivas que tenían alquiler allí, exigieron ayer la devolución de su mercadería. «Han devuelto a algunos pero a medias, queremos todo», dijo María Carrazana, otra de las afectadas.
La primera de la Huyustus
La Galería Rivas se abrió a los comerciantes el año 1980, es decir que tiene 31 años de antigüedad, y pertenecía a los cuatro hermanos Rivas, que le dieron el nombre a la construcción.
Por entonces era una casa rústica que funcionaba como depósito de mercadería de los puestos que se habían abierto sobre la calle Huyustus. Con el tiempo el local, que tiene tres plantas y un sótano, sufrió cambios y se modernizó.
El centro comercial fue creado como un centro de ventas que estaba dividido por secciones destinadas a la venta de ropa, de juguetes, electrodomésticos y comida, entre otros rubros.
Uno de los cuatro hermanos Rivas contrajo un crédito de $us 70.000 con el Banco Unión y por el incumplimiento del pago de la deuda, el inmueble fue rematado. Sus nuevos dueño son Julia Tarqui y Jaime Soto.
La madrugada del jueves, cuando los nuevos propietarios tomaron posesión con la ayuda de fiscales y Policía, se llevaron las existencias de los 70 locales afectados (50 en anticrético y 20 en alquiler). Candados cortados, cajas, muebles rotos y bolsas plásticas quedaron como prueba de la intervención.