Sociedad

Friday 26 Apr 2024 | Actualizado a 04:11 AM

Pequeñas batallas se libraron en la plaza Murillo

Católicos lanzaron arengas en defensa de su credo. Evo Morales no asistió al Te Deum

Por La Razón

/ 17 de julio de 2011 / 05:00

En los últimos años, un tema alimenta su preocupación: cada vez menos gente asiste a la misa católica y participa en la procesión del 16 de julio.

Ayer fue otro día que aumentó la inquietud de la longeva portaestandarte de la Congregación del Carmen. «Antes, toda la sociedad paceña venía. Antes, los actos eran más solemnes, habían 21 cañonazos en la plaza. Hoy, lo político se mezcla con lo religioso, y perjudica. Nos estamos dividiendo».

Y es que durante toda la mañana, una serie de diplomáticas batallas de poder se libraron en la plaza Murillo entre autoridades gubernamentales, departamentales y municipales, así como entre católicos, protestantes y amautas y hasta entre advocaciones de la Virgen María. 

Round uno. El ajetreo invadió a la plaza Murillo desde la madrugada, con los barrenderos que retiraron la basura dejada por el desfile de teas del día anterior. A las 07.00, el sitio estaba listo para recibir a las tropas de militares y policías, así como a las bandas que acompañaron las variopintas ofrendas florales a los pies de la estatua de Pedro Domingo Murillo.

El gobernador César Cocarico y el alcalde Luis Revilla lucían sonrisas que parecían haber dejado atrás los encontronazos previos. Mientras, un miembro de la seguridad gubernamental caminaba nervioso cerca de ellos. «¿Sólo va a ingresar Cocarico a invitar al Presidente?, también tiene que hacerlo Revilla. Hay que consultarle al (Fernando) Huanacuni (jefe de Ceremonial de la Cancillería). No puede entrar uno nomás», le espetó a una mujer.

Tras sacarle el jugo a su intercomunicador, dio la orden. Una persona se acercó a ambas autoridades y éstas entraron al Palacio de Gobierno. Bordeaba las 08.50. Diez minutos más tarde, aparecieron flanqueando a Evo Morales y el vicepresidente Álvaro García Linera, junto con el gabinete de ministros. Cuatro de las 28 banderas de la plaza estaban reservadas para ser izadas por los mandatarios.

La bandera mayor, la tricolor, fue izada por el Presidente. La wiphala, por García Linera. Y las dos rojo punzó y verde esmeralda, por Revilla y un Cocarico que desapareció del mapa durante el Himno Nacional porque el pabellón presidencial le cubría todo el cuerpo. «Evo, no lo cubras pues al Coca», «Evo, queremos Coca», gritaban en la parte baja unos bromistas.

Ese momento, un grupo de amautas y mujeres de pollera apareció corriendo por entre las calles Ingavi y Bolívar. Se instalaron en la plaza, bajo la efigie de la musa de Verano y sacaron de sus aguayos una serie de artilugios: saumerios, coca, incienso. A eso de las 9.20, cuando los mandatarios prendían la tea que simboliza la de Murillo, ellos prendían sus saumerios.

Round dos. Allí se había instalado un espacio para la ceremonia interreligiosa preparada bajo el paraguas del Estado laico instituido por la Constitución. Un toldo fue armado para recibir a las autoridades junto a un estrado de madera que serviría de púlpito y una banca ocupada por un organista de la iglesia metodista. Adelante, una mesa con un crucifijo y una Biblia abierta.
Amautas, metodistas, luteranos, pentecostales, presbiterianos, bautistas, evangélicos… todos tomaron la palabra y cantaron.

La ceremonia se cumplía según el programa elaborado por la Cancillería, hasta que el representante de la Iglesia Católica, Ramón Heredia, inició la oración del Padre Nuestro (algo que estaba destinado al líder de la iglesia luterana), y luego desapareció del sitio.

Al momento de los «jallallas», Evo y García Linera eran los más entusiastas. A la hora de persignarse, sólo el Vicepresidente eludió la señal de la cruz. Eso sí, el abrazo de paz dio pie a la integración de líderes nacionales, departamentales y municipales, en medio de una humareda provocada por los inciensos, que  derivó en la discusión entre los amautas y una pareja de ancianas que tosía molesta. «En las misas no hay inciensos», gritó una.

Dos fotógrafos aprovecharon para sacar fotos del Presidente en la ceremonia y venderlas por Bs 10. «Dos por 15, si son campesinos», recomendaba uno. Quizá contagiados por la iniciativa, miembros del equipo de seguridad comenzaron a fotografiar a los periodistas.

A las 10.10, la comitiva gubernamental lideró la marcha de las guarniciones policiales y militares y se instaló en el palco de la acera del Palacio de Gobierno. En la plaza cundía la desinformación. «¿Va a haber misa?», preguntaban.

Ya a las 09.50, una  enorme pantalla LED estaba lista para transmitir el saludo y felicitación del alcalde del Ayuntamiento de Bonn (Alemania), Jürgen Nimptsch, por la celebración juliana cuando empezaron a sonar bombos, platillos y trompetas. Sin esperar a que finalice el contacto con la autoridad germana, las fuerzas militares desfilaban ante el palco presidencial, dejando escuchar apenas, entre marcha y marcha, algunas ininteligibles palabras en alemán y español.

Round tres. La columna de honor finalmente no fue para la Virgen del Carmen, que estaba dentro de la Catedral. Poco importó que días antes haya recibido el reconocimiento de patrimonio material e inmaterial, histórico y religioso de La Paz; que haya sido enjuiciada por la Corona Española y mantenida presa por su «colaboración» a la gesta libertaria de 1809, o que desde el 11 de octubre de 1948 llevase el rótulo de «Generala y Patrona de las Fuerzas Armadas de la Nación». A las 10.18, sólo el Alcalde de La Paz dejó el palco para asistir a la misa en la Catedral Metropolitana, donde se reunió con subalcaldes y miembros del Concejo.

Para las 10.20, el templo tenía poco menos de la mitad de los asientos ocupados. El espacio reservado para las autoridades de gobierno, ante su ausencia, paulatinamente fue destinado a funcionarios ediles, primero, y ciudadanos de a pie, después. A los lados del altar, devotas de velo contemplaban la imagen y seguían la ceremonia. «No importa que hoy seamos pocos en la Catedral, la gente está detenida allá con otra actividad. Pero nosotros decimos: ‘Dios es primero’. No las dejan tal vez entrar o venir aquí, pero los que estamos, queremos pedirle a  Dios que se apiade de la inmensa mayoría de nuestro pueblo que es creyente y cristiana,  muchos somos católicos», casi se quejó el monseñor Edmundo Abastoflor, arzobispo de La Paz.

Tampoco asistieron los devotos policiales de la patrona del Carmen. La banda ingresó al templo a eso de las 11.05 y, tras unos minutos, volvió a salir para esperar a la imagen frente al atrio de la iglesia. Las dos puertas de la Catedral se abrieron de par en par recién a las 11.08. La columna de honor se había disipado. Morales y su séquito entraron en el palacio. Cuando los periodistas preguntaron por ellos, un efectivo de seguridad hizo señas de que estaban comiendo. Fue entonces que la  gente entró en masa a la iglesia.

Round cuatro.  Con un velo sobre la cabeza, Ana María Lozada, de 67 años, se inclinaba apenas mientras musitaba «gracias, mamita, gracias». Ella llevaba más de 10 años asistiendo a la misa para agradecerle a la Virgen por sanar a su hijo.

Terminada la eucaristía, partió la procesión de la Virgen del Carmen mientras los fieles repartían afiches con su imagen. «Son nuevos, le sacamos la foto hace dos días. Está hermosa, ¿no?», sonreía el cófrade Álvaro Ferreira. Al salir del templo, una voz salió de la muchedumbre: «¡Un aplauso para la Virgen del Carmen!». La arenga recibió respuesta. Cuando la procesión pasó por el Palacio de Gobierno,  ya no había ninguna autoridad estatal, la tarima se había recogido. Morales tenía un acto en el Palacio de Comunicaciones.

«¡Viva Bolivia Católica!», se oía. La Virgen continuó su camino de retorno hacia la iglesia del Carmen, donde acababa de celebrarse, rápidamente, una boda con mariachis.

El camino no fue fácil. La corona de la imagen se enredó con un cable en la calle Yanacocha. Y al llegar a la Colón, una morenada estaba presta a bailar. «¡Un momento! ¡No es la Virgen de Copacabana, es la del Carmen!», gritó alguien. Los bailarines eran de una preste celebrada en la Cámara de Diputados. A los cinco minutos de que la imagen del Carmen retornó a su templo, la de la mamita de Copacabana pasó en procesión. 

Round cinco. A las 12.35, la mayoría de los asistentes al banquete en el hotel Torino llevaron la mirada hacia  la puerta de entrada: llegaba Luis Revilla. Hasta el último momento había estado en duda la participación del Alcalde paceño en la fiesta del gobernador César Cocarico.

La llegada de las autoridades  al hotel Torino empezó a eso de las 11.30. Uno de los primeros en ingresar fue el Gobernador. Después llegó Nardi Suxo y la mayoría de los ministros del Estado Plurinacional. Y cuando fue el turno del presidente Evo Morales, el auditorio se puso de pie y aplaudió su ingreso.

Tras saludar, Morales habló con el alcalde cochabambino, Edwin Castellanos, quien ocupó, por un momento, el sillón destinado a Revilla. Así que cuando entró Revilla, disimuladamente, Castellanos tuvo que cambiarse hacia su derecha.

Se sirvieron dos platos: chairo y plato paceño, ambos servidos en ollas de barro. El acto acabó después de las 14.00. Y uno de los primeros en salir fue el alcalde Revilla, después de bailar con la Señorita La Paz.

El Concejo Municipal condecoró a 24 paceños

El momento más emotivo lo vivió un vendedor con parálisis cerebral infantil

Veinticuatro personalidades fueron condecoradas por el Concejo Municipal de La Paz durante la sesión de honor que se realizó el sábado en el Teatro Municipal «Alberto Saavedra Pérez».

La presidenta del Concejo, Gabriela Niño de Guzmán, dio inicio al acto. Hizo una evaluación histórica de los hechos de julio de 1809 y enfatizó en el Plan Revolucionario de los protomártires. «La Paz mantiene su espíritu de lucha e insiste en un trato más justo por parte del aparato estatal», dijo en su discurso.

El evento tuvo momentos emotivos. Por ejemplo, cuando subió a recibir su medalla Leandro Limachi Macías, un vendedor de chicles con parálisis cerebral infantil. Hubo aplausos y lágrimas al ver la dificultad y la alegría con la que se movía el comerciante.

Al momento de recibir su medalla, el grupo Veneno escuchó el pedido de sus fanáticos que gritaron «que canten». En tanto que, a los cuatro representantes del Movimiento Cultural Saya Afroboliviana, les pidieron que bailen. Ambos solamente sonrieron al pedido de los asistentes.

El alcalde Luis Revilla brindó un balance de su gestión y manifestó que la comuna está en procura de transformar a La Paz mediante la atención a las zonas más alejadas de la urbe.

Poco antes de finalizar la sesión, los concejales presentaron un video en el que éstos bailan muy emocionados kullawada.

Anécdotas de la jornada

La calle La Paz, en la ciudad de Santa Cruz, recibió a los paceños en una verbena la noche del viernes.

En el almuerzo del gobernador Cocarico hubo más de 150 invitados. El control fue riguroso.

El grupo K’achas amenizó la comida. «Alcalde, primera vez sacando viruta al piso», le dijeron a Revilla.También hubo belleza: asistieron la Señorita La Paz, la Señorita Illimani y la representante de Chuquisaca.

En toda la mañana, Luis Revilla charló más con García Linera, quien mandaba constantes mensajes de texto.

 

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Un asunto oscuro

Según la presidenta ejecutiva de YLB, la acusación fue fruto de una investigación técnica realizada a lo largo de dos años

Por La Razón

/ 25 de abril de 2024 / 06:59

La todavía incipiente industria del litio en Bolivia no puede salir de las sombras. Al violento arresto del exministro de Minería y exresponsable de la planta en la región de Lípez en Potosí, Luis Alberto Echazú, se ha sumado, ayer, la muerte del exgerente ejecutivo de Yacimientos de Litio Bolivianos (YLB). El tema se ha politizado y, ahora, judicializado, pero del negocio no hay más que promesas.

Los contornos del caso, la actuación presuntamente arbitraria e irregular de la Fiscalía el lunes, según denuncia del abogado de Echazú, así como las declaraciones de jerarcas y portavoces del ala evista del MAS, hacen pensar en intereses políticos ligados a la sorda pelea por el poder en el partido gobernante antes que en aquellos ligados al efectivo despegue de la industria del litio en el país. El intercambio de acusaciones, con y sin fundamento, en nada ayuda a reactivar el proyecto.

Lea también: Ley ‘antihombres’

El tono y el contenido de una “carta abierta” firmada por el exgerente de YLB, Juan Carlos Montenegro, otro de los imputados, antes de morir (incluyendo una última línea en la que pide perdón a sus seres queridos por el “dolor” que les causará “esta mi decisión”), hace pensar en que detrás de la acusación hecha el jueves de la semana pasada por la actual gerente del proyecto y el procurador del Estado, además de la sorprendentemente rápida actuación del Ministerio Público, hay mucho más que la búsqueda de justicia o de castigo a la corrupción.

Según la presidenta ejecutiva de YLB, la acusación fue fruto de una investigación técnica realizada a lo largo de dos años, asunto del cual ni ella ni su antecesor habían dicho nada anteriormente. Al ser conducido a celdas policiales, el exministro, ahora en detención domiciliaria, afirmó que “el Gobierno quiere ocultar tres años y medio” de parálisis en el que debería ser el proyecto más importante del Estado Plurinacional en los últimos años.

Coincidiendo con la denuncia de YLB contra exfuncionarios de la institución, el mismo día, el Presidente del Estado acusó a “potencias mundiales” y un “país vecino” de pretender controlar los recursos naturales del país, especialmente el litio, bloqueando las exportaciones y excluyendo a Bolivia en procesos estratégicos de comunicación. A la luz de lo sucedido en los últimos años, es evidente que el principal obstáculo está en el Estado y no fuera de las fronteras.

Mientras Chile se abre a las inversiones de riesgo compartido y se propone recuperar el sitial de primer exportador de litio en el mundo en los próximos dos años, y el presidente de Argentina busca entregar las reservas de su país a las transnacionales del sector, Bolivia todavía no ha mostrado cuál es su estrategia de industrialización y comercialización del preciado mineral, al extremo que ni siquiera ha transparentado los acuerdos (no contratos) que tiene con empresas chinas y rusas. Así, es imposible tener optimismo en el futuro del litio.

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Ley ‘antihombres’

Los datos son innegables y terribles: la violencia contra las mujeres, lejos de disminuir, persiste e incluso aumenta.

Por La Razón

/ 21 de abril de 2024 / 00:27

La penosa declaración del presidente del Senado, Andrónico Rodríguez, en sentido de que la Ley 348 es una ley “antihombres” (sic), puso en agenda la cuestión irresuelta de la violencia contra las mujeres. Rodríguez recibió fuertes críticas, pero también adhesiones. Lo preocupante es que fomenta a grupos antiderechos y pone en riesgo una norma que protege a las mujeres.

 La ley integral para garantizar a las mujeres una vida libre de violencia (Ley 348) fue promulgada por el presidente Morales en marzo de 2013. Su objeto es establecer mecanismos, medidas y políticas integrales de prevención, atención, protección y reparación a las mujeres en situación de violencia, así como la persecución y sanción a los agresores. Se trata de una ley avanzada, resultado de muchos años de lucha de las mujeres por sus derechos en una sociedad patriarcal y machista como la boliviana.

En 11 años de vigencia, la Ley 348 permitió el registro de centenas de miles de denuncias de violencia contra mujeres en el país. Según datos del Observatorio de Género de la Coordinadora de la Mujer, el año pasado hubo casi 52.000 denuncias. Los casos de violencia familiar o doméstica, que son la mayoría, se incrementaron en 193% entre 2013 y 2023. Cada día, en promedio, hay 142 denuncias de violencia contra mujeres, 30 agresiones sexuales, 104 embarazos de niñas y adolescentes. En 2023 se registraron 81 feminicidios.

Los datos son innegables y terribles: la violencia contra las mujeres, lejos de disminuir, persiste e incluso aumenta. Por ello son deplorables afirmaciones tan ligeras como que la Ley 348 es una “ley antihombres” o, peor, que “la violencia no tiene género”. Si bien existen acusaciones falsas contra hombres, e incluso detenciones arbitrarias presumiendo culpabilidad, ello no atenúa ni menos niega la abrumadora evidencia de que las mujeres son las victimas sistemáticas de actos de violencia en todas sus formas.

En su capítulo de derechos fundamentales, la Constitución señala con claridad que “todas las personas, en particular las mujeres, tienen derecho a no sufrir violencia física, sexual y psicológica”. Y establece que el Estado tiene la obligación de adoptar las medidas necesarias para prevenir, eliminar y sancionar la violencia de género.

Con ese mandato constitucional, la Ley 348 define mecanismos para proteger a las mujeres. Y traza la ruta para la denuncia, persecución y sanción penal de los agresores.

Es evidente que se requiere una reforma normativa y hay valiosas propuestas para el efecto. Pero sobre todo fallan los operadores del sistema judicial. Claro que debe evitarse que haya hombres inocentes en prisión, pero sobre todo que los feminicidas y violentos estén libres. Las polémicas palabras del presidente del Senado tendrían que servir para debatir el tema, mejorar la ley, garantizar en serio para las mujeres una vida libre de violencia y frenar las muy peligrosas campañas antiderechos.

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Un vecino conflictivo

El gobierno de Milei podría estar buscando consolidar su base política mediante el nacionalismo y el anti-izquierdismo

Por La Razón

/ 18 de abril de 2024 / 07:06

Días atrás, la ministra de Seguridad de Argentina, Patricia Bullrich, informó que había decidido reforzar la seguridad en la frontera con Bolivia debido a la supuesta presencia de cientos de militares iraníes en el país. La respuesta de la Cancillería boliviana fue tan rápida como mesurada, en evidente contraste con el tono que está adoptando el gobierno de Javier Milei.

Desde el inicio, la presidencia de Javier Milei ha sido notable no solo por sus políticas internas de shock, sino también por su manejo de las relaciones internacionales, especialmente con países latinoamericanos de gobiernos considerados izquierdistas. Sus controversiales interacciones con líderes regionales han generado un amplio debate sobre las estrategias diplomáticas y sus implicaciones tanto a nivel regional como doméstico.

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Primero, el intercambio de insultos con el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, provocó una rápida escalada de tensiones que afortunadamente no pasaron a más. Milei respondió a las críticas de López Obrador, quien había tildado a Milei de “facho conservador”, con términos igualmente duros, exacerbando las fricciones bilaterales. Este tipo de diplomacia de confrontación no solo socava las relaciones tradicionalmente cordiales entre Argentina y México, sino que también plantea preguntas sobre la estabilidad regional.

Por otra parte, las relaciones con Colombia se tensaron significativamente después de que Milei llamara al presidente Gustavo Petro «comunista asesino». Esta declaración provocó una pronta respuesta diplomática de Colombia, incluyendo el llamado de su embajador en Buenos Aires, lo cual subraya la seriedad del conflicto y el impacto en las relaciones diplomáticas; por ahora las relaciones entre ambos países están normalizándose y los respectivos embajadores han regresado a sus funciones.

Asimismo, la afirmación de la ministra Bullrich sobre la presunta presencia de militares iraníes en Bolivia añadió más leña al fuego, mostrando una tendencia hacia declaraciones provocativas que pueden tener serias repercusiones diplomáticas y de seguridad. Algo similar había ocurrido poco antes, cuando el presidente Milei afirmó que el gobierno de Chile iba a llevar a ese país a la pobreza por adoptar políticas socialistas. En ambos casos la respuesta fue pronta, mesurada y contundente.

En el frente interno, estas controversias internacionales parecen servir como una cortina de humo para desviar la atención de los problemas económicos graves que enfrenta Argentina, como la inflación y el estancamiento económico. Al centrarse en conflictos externos, el gobierno de Milei podría estar buscando consolidar su base política mediante el nacionalismo y el anti-izquierdismo, mientras posterga o minimiza la discusión sobre la necesidad de reformas económicas internas profundas.

Es posible que las tácticas de confrontación de Milei tengan un atractivo político inmediato entre ciertos sectores en Argentina que le son afines, pero los riesgos asociados a alienar a países vecinos y potenciales socios comerciales son altos, especialmente en el mediano y largo plazos, cuando el polémico mandatario ya no esté en funciones.

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Los medios en cuestión

Por La Razón

/ 14 de abril de 2024 / 00:20

El reciente estudio Delphi de la Fundación Friedrich Ebert (FES-Bolivia), realizado con líderes de todo el país, revela datos delicados respecto a los medios de comunicación y su desempeño. Además de una baja confianza, se percibe a los medios como promotores del conflicto y como actores políticos que informan en función a su agenda e intereses. La evaluación es crítica.

Hubo un tiempo en que los medios de comunicación y periodistas, en general, estaban en la cima de la confianza ciudadana. Junto con la Iglesia Católica, tenían muy alta legitimidad. Hoy es diferente: en la Delphi de la FES, solo el 7% tiene una confianza alta o muy alta en los medios. Para el 39% es regular. Y un mayoritario 54% confía poco o nada. Estos datos debieran preocuparnos. Si bien estamos mejor que otras entidades, la confianza es un bien preciado que los medios debemos recuperar y preservar.

En un contexto en que los medios digitales y las redes sociales tienden a desplazar a los medios de comunicación tradicionales como principal fuente de información, es necesario hacer un examen acerca de nuestro desempeño. ¿Cómo nos evalúan los líderes? Más de dos tercios, nada menos, sostienen que los medios informan en función a su propia agenda e intereses. Si sumamos el 13,5% que nos perciben como manipuladores, el saldo es muy negativo. Solo un marginal 7% cree que los medios informan con veracidad.

La baja confianza en los medios y la percepción de que informan más pensando en ellos mismos que en la sociedad, quizás se explican, entre otros factores, porque varios operadores mediáticos están polarizados y alientan la polarización. Lo vimos como tragedia en la crisis de 2019, cuando algunos medios y periodistas avalaron y hasta justificaron las masacres. Ello se reafirma en la Delphi: 86% de los líderes consultados sostienen que los medios promueven enfrentamientos y conflictos en el país.

Por si fuera poco, en estas percepciones reveladoras de la situación del campo mediático en Bolivia, casi nueve de cada 10 participantes en el estudio de la FES están de acuerdo con la afirmación de que los medios actúan como si fuesen actores políticos. Es tremendo. Para los liderazgos, la esencia de los medios se está perdiendo. En su balance, varios medios y periodistas están más cerca de la acción política que de la labor informativa. Eso, por supuesto, va en desmedro del periodismo.

Los estudios de percepción cualitativa y de opinión pública expresan tendencias generales en momentos determinados. Son útiles para la reflexión y el análisis. Y contribuyen a la autocrítica. Pero hay diferencias. Más allá de las percepciones aquí descritas, es meritorio el trabajo de medios que persisten en el empeño de cuidar y cultivar cada día los derechos a la comunicación e información. Como diario nos situamos en ese camino reafirmando nuestro compromiso con el libre ejercicio del oficio periodístico.

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Un impasse inédito

El camino hacia la resolución de este conflicto debe estar pavimentado con el respeto a las leyes internacionales

Por La Razón

/ 11 de abril de 2024 / 06:33

Aunque se afirma que no es la primera vez que ocurre en la historia reciente, lo sucedido en Quito la noche del viernes al sábado, cuando la Policía irrumpió en la Embajada de México ante Ecuador, representa mucho más que un escándalo diplomático y ha puesto al país andino en un impasse del cual será muy difícil salir, mucho más debido a la hasta ahora arrogante posición de su gobierno.

El conflicto diplomático entre México y Ecuador, cuyo antecedente inmediato fue la declaración de persona no grata a la embajadora mexicana, que luego dio paso al secuestro y encarcelamiento del exvicepresidente Jorge Glas, que acababa de recibir el estatus de refugiado político (pese a haber sido condenado por delitos comunes años atrás), ha escalado hasta alcanzar los estrados de la Corte Internacional de Justicia (CIJ), donde México ha presentado una demanda buscando justicia y el respeto a las normas internacionales.

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La decisión de México de acudir a la CIJ y la convocatoria a sesiones extraordinarias de la Organización de Estados Americanos (OEA) los días martes y miércoles reflejan la gravedad de la situación y la necesidad de un marco de acción que respete los principios fundamentales de la diplomacia y el derecho internacional. Estos foros ofrecen una oportunidad invaluable para abordar el conflicto de manera constructiva, poniendo en primer plano la necesidad de soluciones pacíficas y el diálogo basado en el respeto mutuo, razón por la cual la demanda ecuatoriana de revisar los tratados internacionales es poco prudente.

En estas circunstancias, la comunidad internacional, así como los organismos regionales y multilaterales, deben actuar como mediadores para facilitar una resolución que respete las normas internacionales y promueva la estabilidad regional. Según expertos en la materia, la mediación debe enfocarse en la reconciliación y buscar una solución que permita a ambas partes superar el impasse, manteniendo la integridad de los tratados internacionales como guía.

Este conflicto sirve para poner en relieve la importancia de adherirse a los principios del derecho internacional no solo como un fin en sí mismo, sino como un medio para asegurar la paz, la seguridad y el respeto entre las naciones. La resolución de este caso podría sentar un precedente importante para el manejo de futuras disputas diplomáticas y reafirmar el valor de las convenciones internacionales como pilares de las relaciones entre Estados.

El camino hacia la resolución de este conflicto debe estar pavimentado con el respeto a las leyes internacionales y el compromiso con el diálogo y la negociación. Es imperativo que México y Ecuador, con el apoyo de la comunidad internacional y organismos como la OEA, encuentren una salida basada en el entendimiento mutuo y el respeto a los tratados que han guiado las relaciones diplomáticas durante décadas. Este enfoque no solo resolverá el impasse actual de manera justa, sino que también fortalecerá el sistema internacional basado en reglas, crucial para la coexistencia pacífica entre naciones.

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