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Asentados de Villa Rosario temen a otros loteadores

El conflicto se hizo patente el jueves, cuando ambos grupos se enfrentaron a pedradas, golpes de puño y machetazos, porque el primer grupo de asentados cerró las dos piletas de agua que los nuevos instalaron para sus simpatizantes. Para los primeros esos nuevos grifos, que se suman a los dos existentes, incrementaban el costo de la factura, razón por la que decidieron ponerles candado.

Este hecho derivó en que el segundo grupo, que ahora reclama la propiedad de toda la urbanización, se enfurezca y provoque el enfrentamiento, y que luego amenace con destruir las viviendas de los asentados de hace cuatro años, e incluso con acabar con sus vidas, según declaraciones de los vecinos, que ahora se encuentran en vigilia día y noche desde el día del conflicto.

En el sitio se ven fogatas en las esquinas, y especialmente alrededor de las dos piletas cerradas, ubicadas cerca de la cancha, como señal de la vigilia constante.

El asentamiento data del 2007, en terrenos supuestamente baldíos, pero que resultaron con dueño: Miguel Pumari, quien apareció luego, pero con quien supuestamente acordaron entrar en un proceso inconcluso de compra-venta, es decir, que los asentados aún no cancelaron por los predios que ocupan desde entonces.

«Todo ha sido por las buenas, no hemos hecho daño a nadie. El señor Pumari nos dijo que sí podíamos quedarnos, pero que deberíamos pagar por el lote. Hemos aceptado todos y ahora el nos cobrará mediante catastro, se hará una valoración del terreno y nos pedirán algo de dinero», declaró Clemencia Ticona, una de las vecinas de Villa Rosario.

Pero el trato amistoso no llegó a buen término, pues hace aproximadamente un año dentro del grupo hubo una escisión encabezada por Zacarías Mayta, quien hasta ese entonces era el dirigente de todo el grupo.

Según los vecinos afines a este último, habría aparecido otro dueño que conversó con Mayta, quien desde entonces encabezó otro movimiento para realizar una nueva división del terreno, a llamar con otro nombre a la zona (Villa Candelaria), a instalar nuevas piletas y finalmente a enfrentarse con sus antiguos correligionarios.

«Han llegado personas al lugar, que no son de parte de Miguel Pumari y nos mostraron papeles de estos terrenos. Les hemos creído y ahora se quiere volver a delimitar los terrenos con la planimetría de ellos, pues aseguran que este asentamiento es ilegal, pero quieren solucionar», aseveró Fausto Choque, vecino de Villa Candelaria.

Un barrio sin servicios básicos

Los vecinos de Villa Rosario no cuentan con alcantarillado pluvial ni sanitario, razón por la que hacen sus necesidades fisiológicas en pozos ciegos o en algún lugar descampado. Tampoco tienen agua en las viviendas, líquido que obtienen de dos piletas públicas instaladas por la Empresa Pública Social de Agua   y Saneamiento (EPSAS). Una instalada cerca de la cancha y la otra en la avenida Circunvalación. Ellos solicitan la instalación de gas domiciliario y de luz eléctrica para las calles, expresan que por la falta de este servicio  se incrementa la inseguridad.

Las dos piletas siguen cerradas y vigiladas

El jueves 21, los vecinos de Villa Rosario, asentados en el sector desde hace cuatro años, cerraron con candado dos piletas instaladas por sus cohabitantes de la zona Villa Candelaria.

La acción derivó en enfrentamientos, en los cuales resultaron cinco personas heridas, con pedradas y machetazos.
El problema aún no está resuelto porque los dos grifos continúan cerrados y quienes los quieren clausurados están en vigilia desde entonces.

«Las piletas no eran legales. La Empresa Pública Social de Agua y Saneamiento (EPSAS) nos autorizó que podíamos usar sólo dos, pero aumentaron otras dos piletas y eso nos incrementa el consumo de agua al momento de pagar, aunque lo hagamos en grupo. Somos personas de escasos recursos y no estamos en la posibilidad de aumentar el costo», dijo Leonardo Velarde, uno de los protagonistas del cierre.

Fausto Choque, vecino de la zona afectada con la clausura de los grifos, indicó que por el momento no intentarán abrirlos como el jueves. «Vamos a utilizar mientras tanto las piletas que quedaron habilitadas. El agua es para todos y no creo que se opongan a que nos lavemos o cocinemos para nuestras familias».

EPSAS anunció una inspección para solucionar el problema.