Sociedad

Friday 26 Apr 2024 | Actualizado a 16:45 PM

La vida sobre una sola pierna

Historia. Policarpio Poma Mamani da lecciones de coraje desde hace 30 años

Por La Razón

/ 31 de julio de 2011 / 05:00

A sus 28 años, en 1981, sintió que una parte de su cuerpo murió, después de que una cortadora de cerámica le cercenara su pierna izquierda. En ese momento, los sueños del exatacante de las selecciones de fútbol de Caranavi, el joven que un día quiso ser militar, el paceño que se ilusionaba con vivir en Guayaramerín para ser ganadero, y el entonces padre de familia de dos hijos, se hicieron añicos.

«Algunas veces me sueño caminando y es como si estuviera sano», confiesa, apoyado en dos muletas de metal que, junto a su esposa Geroma Rencifo, son sus tres compañeras infaltables en su caminar diario por las calles de las ciudades de La Paz y El Alto, dos urbes que conoce como la palma de su mano.

Es la hora del almuerzo y todos los obreros de la empresa A-J Construcciones, donde él también trabaja, hacen una pausa para degustar una humeante sopa de maíz en una de las calles del barrio 6 de Junio, a media hora de Viacha.

SUFRIMIENTO. Policarpio Poma Mamani nació en la provincia Pacajes, en el departamento de La Paz, y su vida estuvo signada por la desgracia desde que llegó al mundo, un verano del año 1953.

«Mi papá murió cuando yo tenía ocho meses y mi madre me abandonó antes de que cumpla los dos años. Mi abuelita y mi tío me criaron hasta que a mis 16 años me fui a trabajar a Caranavi», recuerda.

En esa región de los Yungas paceños alternaba su trabajo en un aserradero de madera con los domingos de fútbol, hasta que fue convocado para jugar por los caranaveños en el Campeonato Interyungueño, donde se proclamó campeón en dos ocasiones.

Antes de cumplir los 20 años se presentó al cuartel y fue enviado a Guayaramerín, Beni. «Fuimos los primeros paceños en ir hasta allá». Eso sucedió aproximadamente en 1975. Al concluir su servicio militar obligatorio, y debido a que no tenía familiares, decidió quedarse un año y ocho meses más en el cuartel con la ilusión de ser algún día cabo.

Las pocas opciones le obligaron a volver a Pacajes, donde conoció a Geroma, con quien después se casó en 1977, a sus 22 años. Para 1981, Poma trabajaba de chofer en el día y luego en una ladrillera por las noches. Sólo así podía mantener a su esposa y sus primeros dos hijos.

Todo marchaba bien, hasta que una noche la cortadora de cerámica de la fábrica donde trabajaba le mutiló la pierna izquierda en un accidente laboral. «Primero no sentía nada, después nomás me he dado cuenta de que la máquina me ha volado la pierna… Ha pasado tanto tiempo y no puedo olvidarlo aún».

Su vida cambió. En principio, la fábrica de ladrillos no quería asumir el pago de la asistencia médica, al final lo hizo, pero sólo a medias. Mientras, Policarpio sufría intensos dolores por la herida que después se infectó. 

«Me decía yo mismo que debe ser mi destino sufrir así, que he nacido para sufrir. Mi desgracia será pues vivir así», señala al recordar esas largas noches torturado por un dolor insoportable que no le dejaba dormir.  
 
MANOS. Al igual que las muletas de metal con las que se apoya para caminar, su esposa fue el soporte anímico más importante durante ese trance y por el cual Don Lipo volvió a creer en la vida.

Policarpio se sintió revitalizado y mucho más todavía cuando su padrino de bautizo, del que él sólo guardaba un vago recuerdo de su niñez, enterado del accidente que sufrió su ahijado, lo encontró. Antonio Choque, que en la actualidad está muy anciano y que reside en Coroico, compró un terreno para su ahijado.

Ese fue el apoyo moral más valioso después del accidente para la familia Poma. Ahora poco le importaban las señales de discriminación que sufría a diario por su condición de invalidez. Esta vez estaba seguro de que podía cumplir sus sueños, pese a que le faltaba la pierna izquierda.

«Trabajé de todo. Primero hacía hasta 400 adobes por día, igual que cualquier persona normal». Posteriormente, se empleó en diferentes obras como ayudante hasta convertirse en un especialista en el cavado de zanjas para las conexiones del alcantarillado y el gas domiciliario.

Este trabajo le ha permitido conocer, de punta a punta, la ciudad de La Paz y El Alto. Una semana Policarpio puede estar abriendo zanjas en la avenida Sucre, donde este medio lo encontró por primera vez a fines de mayo, y a la otra semana, estar cavando huecos en la zona 6 de Junio, cerca al municipio de Viacha.  Policarpio nunca se rinde y contagia seguridad en cada una de sus palabras. «Me puede faltar una pierna, pero tengo la derecha y además tengo dos manos. ‘Puedo trabajar’, así les decía a mis jefes y les demostraba que puedo hacerlo igual o mejor que cualquier persona normal».

CONFIANZA. Para Policarpio Poma todo se puede conseguir en esta vida. «Todo es cuestión de fe», insiste, y ése es el mensaje que transmite a sus hijos y a quienes lo conocen.

Un testimonio de la tenacidad con la que Don Lipo afronta la vida la da Prudencio Ojoruro, uno de los responsables de la empresa A-J Construcciones. «Cuando me lo presentaron yo dudé de que realmente pueda trabajar, pero después me demostró que puede hacerlo como cualquier persona. Además es un obrero bien cumplido. Es el primero en llegar a la obra, ya antes de la siete de la mañana está en su puesto junto a su esposa, que también trabaja con él», contó a este medio.

A-J Construcciones es una de las empresas a las que Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos (YPFB) contrata para las conexiones de gas domiciliario en las ciudades de La Paz y El Alto.

Policarpio actualmente tiene cinco hijos: Francisca, Margarita, Verónica, Limberg y David. Cuando se le pregunta sobre cuál es su mayor sueño, Poma mira al infinito y menciona a una máquina. «Quisiera comprar una compactadora, así me podría independizar y hasta podría dar empleo a otras personas, pero creo que voy a trabajar un añito más y después me voy a retirar». En unos dos años más cumplirá 60.

Bajo su protección aún viven con él Limberg (17), que hace su servicio militar en Guayaramerín, y David (13). Sus tres hijas ya se casaron y le hicieron abuelo.

«¡Uff! Mis yernos y mis nietos a mí nomás me dicen ‘papá Policarpio’, eso es lo que más felicidad me da ahora: los niños», esboza con una sonrisa de satisfacción. Sin embargo, hay algo que le quita el sueño por estos días. Policarpio quiere visitar otra vez Beni, el lugar donde él hizo su servicio militar en los 70. 

«Cuánto daría por viajar a Guayaramerín con mi esposa para estar el 7 de agosto en la jura a la bandera y ver así a mi hijito Limberg en Beni, pero me han dicho que el pasaje aéreo es Bs 1.600, eso es bien harto para mí y el viaje por tierra dura dos días y medio. No sé realmente cómo podría ir». Por su trabajo de excavador, para las conexiones de gas, Poma gana aproximadamente unos Bs 700 como sueldo mensual.

El hombre de estatura mediana se retira. Camina sobre sus muletas de metal, tal como lo hace desde hace 30 años, cuando parecía que sus anhelos se hacían añicos. Hoy disfruta de su empleo y cinco nietos. Recomienda ser perseverante y no dejarse caer ante la adversidad. «Mucha gente me discriminó por mi condición, pero yo les demostré que no hace falta que tengas las dos piernas si la fuerza está en tu corazón y tu familia para salir adelante».

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Un asunto oscuro

Según la presidenta ejecutiva de YLB, la acusación fue fruto de una investigación técnica realizada a lo largo de dos años

Por La Razón

/ 25 de abril de 2024 / 06:59

La todavía incipiente industria del litio en Bolivia no puede salir de las sombras. Al violento arresto del exministro de Minería y exresponsable de la planta en la región de Lípez en Potosí, Luis Alberto Echazú, se ha sumado, ayer, la muerte del exgerente ejecutivo de Yacimientos de Litio Bolivianos (YLB). El tema se ha politizado y, ahora, judicializado, pero del negocio no hay más que promesas.

Los contornos del caso, la actuación presuntamente arbitraria e irregular de la Fiscalía el lunes, según denuncia del abogado de Echazú, así como las declaraciones de jerarcas y portavoces del ala evista del MAS, hacen pensar en intereses políticos ligados a la sorda pelea por el poder en el partido gobernante antes que en aquellos ligados al efectivo despegue de la industria del litio en el país. El intercambio de acusaciones, con y sin fundamento, en nada ayuda a reactivar el proyecto.

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El tono y el contenido de una “carta abierta” firmada por el exgerente de YLB, Juan Carlos Montenegro, otro de los imputados, antes de morir (incluyendo una última línea en la que pide perdón a sus seres queridos por el “dolor” que les causará “esta mi decisión”), hace pensar en que detrás de la acusación hecha el jueves de la semana pasada por la actual gerente del proyecto y el procurador del Estado, además de la sorprendentemente rápida actuación del Ministerio Público, hay mucho más que la búsqueda de justicia o de castigo a la corrupción.

Según la presidenta ejecutiva de YLB, la acusación fue fruto de una investigación técnica realizada a lo largo de dos años, asunto del cual ni ella ni su antecesor habían dicho nada anteriormente. Al ser conducido a celdas policiales, el exministro, ahora en detención domiciliaria, afirmó que “el Gobierno quiere ocultar tres años y medio” de parálisis en el que debería ser el proyecto más importante del Estado Plurinacional en los últimos años.

Coincidiendo con la denuncia de YLB contra exfuncionarios de la institución, el mismo día, el Presidente del Estado acusó a “potencias mundiales” y un “país vecino” de pretender controlar los recursos naturales del país, especialmente el litio, bloqueando las exportaciones y excluyendo a Bolivia en procesos estratégicos de comunicación. A la luz de lo sucedido en los últimos años, es evidente que el principal obstáculo está en el Estado y no fuera de las fronteras.

Mientras Chile se abre a las inversiones de riesgo compartido y se propone recuperar el sitial de primer exportador de litio en el mundo en los próximos dos años, y el presidente de Argentina busca entregar las reservas de su país a las transnacionales del sector, Bolivia todavía no ha mostrado cuál es su estrategia de industrialización y comercialización del preciado mineral, al extremo que ni siquiera ha transparentado los acuerdos (no contratos) que tiene con empresas chinas y rusas. Así, es imposible tener optimismo en el futuro del litio.

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Ley ‘antihombres’

Los datos son innegables y terribles: la violencia contra las mujeres, lejos de disminuir, persiste e incluso aumenta.

Por La Razón

/ 21 de abril de 2024 / 00:27

La penosa declaración del presidente del Senado, Andrónico Rodríguez, en sentido de que la Ley 348 es una ley “antihombres” (sic), puso en agenda la cuestión irresuelta de la violencia contra las mujeres. Rodríguez recibió fuertes críticas, pero también adhesiones. Lo preocupante es que fomenta a grupos antiderechos y pone en riesgo una norma que protege a las mujeres.

 La ley integral para garantizar a las mujeres una vida libre de violencia (Ley 348) fue promulgada por el presidente Morales en marzo de 2013. Su objeto es establecer mecanismos, medidas y políticas integrales de prevención, atención, protección y reparación a las mujeres en situación de violencia, así como la persecución y sanción a los agresores. Se trata de una ley avanzada, resultado de muchos años de lucha de las mujeres por sus derechos en una sociedad patriarcal y machista como la boliviana.

En 11 años de vigencia, la Ley 348 permitió el registro de centenas de miles de denuncias de violencia contra mujeres en el país. Según datos del Observatorio de Género de la Coordinadora de la Mujer, el año pasado hubo casi 52.000 denuncias. Los casos de violencia familiar o doméstica, que son la mayoría, se incrementaron en 193% entre 2013 y 2023. Cada día, en promedio, hay 142 denuncias de violencia contra mujeres, 30 agresiones sexuales, 104 embarazos de niñas y adolescentes. En 2023 se registraron 81 feminicidios.

Los datos son innegables y terribles: la violencia contra las mujeres, lejos de disminuir, persiste e incluso aumenta. Por ello son deplorables afirmaciones tan ligeras como que la Ley 348 es una “ley antihombres” o, peor, que “la violencia no tiene género”. Si bien existen acusaciones falsas contra hombres, e incluso detenciones arbitrarias presumiendo culpabilidad, ello no atenúa ni menos niega la abrumadora evidencia de que las mujeres son las victimas sistemáticas de actos de violencia en todas sus formas.

En su capítulo de derechos fundamentales, la Constitución señala con claridad que “todas las personas, en particular las mujeres, tienen derecho a no sufrir violencia física, sexual y psicológica”. Y establece que el Estado tiene la obligación de adoptar las medidas necesarias para prevenir, eliminar y sancionar la violencia de género.

Con ese mandato constitucional, la Ley 348 define mecanismos para proteger a las mujeres. Y traza la ruta para la denuncia, persecución y sanción penal de los agresores.

Es evidente que se requiere una reforma normativa y hay valiosas propuestas para el efecto. Pero sobre todo fallan los operadores del sistema judicial. Claro que debe evitarse que haya hombres inocentes en prisión, pero sobre todo que los feminicidas y violentos estén libres. Las polémicas palabras del presidente del Senado tendrían que servir para debatir el tema, mejorar la ley, garantizar en serio para las mujeres una vida libre de violencia y frenar las muy peligrosas campañas antiderechos.

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Un vecino conflictivo

El gobierno de Milei podría estar buscando consolidar su base política mediante el nacionalismo y el anti-izquierdismo

Por La Razón

/ 18 de abril de 2024 / 07:06

Días atrás, la ministra de Seguridad de Argentina, Patricia Bullrich, informó que había decidido reforzar la seguridad en la frontera con Bolivia debido a la supuesta presencia de cientos de militares iraníes en el país. La respuesta de la Cancillería boliviana fue tan rápida como mesurada, en evidente contraste con el tono que está adoptando el gobierno de Javier Milei.

Desde el inicio, la presidencia de Javier Milei ha sido notable no solo por sus políticas internas de shock, sino también por su manejo de las relaciones internacionales, especialmente con países latinoamericanos de gobiernos considerados izquierdistas. Sus controversiales interacciones con líderes regionales han generado un amplio debate sobre las estrategias diplomáticas y sus implicaciones tanto a nivel regional como doméstico.

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Primero, el intercambio de insultos con el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, provocó una rápida escalada de tensiones que afortunadamente no pasaron a más. Milei respondió a las críticas de López Obrador, quien había tildado a Milei de “facho conservador”, con términos igualmente duros, exacerbando las fricciones bilaterales. Este tipo de diplomacia de confrontación no solo socava las relaciones tradicionalmente cordiales entre Argentina y México, sino que también plantea preguntas sobre la estabilidad regional.

Por otra parte, las relaciones con Colombia se tensaron significativamente después de que Milei llamara al presidente Gustavo Petro «comunista asesino». Esta declaración provocó una pronta respuesta diplomática de Colombia, incluyendo el llamado de su embajador en Buenos Aires, lo cual subraya la seriedad del conflicto y el impacto en las relaciones diplomáticas; por ahora las relaciones entre ambos países están normalizándose y los respectivos embajadores han regresado a sus funciones.

Asimismo, la afirmación de la ministra Bullrich sobre la presunta presencia de militares iraníes en Bolivia añadió más leña al fuego, mostrando una tendencia hacia declaraciones provocativas que pueden tener serias repercusiones diplomáticas y de seguridad. Algo similar había ocurrido poco antes, cuando el presidente Milei afirmó que el gobierno de Chile iba a llevar a ese país a la pobreza por adoptar políticas socialistas. En ambos casos la respuesta fue pronta, mesurada y contundente.

En el frente interno, estas controversias internacionales parecen servir como una cortina de humo para desviar la atención de los problemas económicos graves que enfrenta Argentina, como la inflación y el estancamiento económico. Al centrarse en conflictos externos, el gobierno de Milei podría estar buscando consolidar su base política mediante el nacionalismo y el anti-izquierdismo, mientras posterga o minimiza la discusión sobre la necesidad de reformas económicas internas profundas.

Es posible que las tácticas de confrontación de Milei tengan un atractivo político inmediato entre ciertos sectores en Argentina que le son afines, pero los riesgos asociados a alienar a países vecinos y potenciales socios comerciales son altos, especialmente en el mediano y largo plazos, cuando el polémico mandatario ya no esté en funciones.

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Los medios en cuestión

Por La Razón

/ 14 de abril de 2024 / 00:20

El reciente estudio Delphi de la Fundación Friedrich Ebert (FES-Bolivia), realizado con líderes de todo el país, revela datos delicados respecto a los medios de comunicación y su desempeño. Además de una baja confianza, se percibe a los medios como promotores del conflicto y como actores políticos que informan en función a su agenda e intereses. La evaluación es crítica.

Hubo un tiempo en que los medios de comunicación y periodistas, en general, estaban en la cima de la confianza ciudadana. Junto con la Iglesia Católica, tenían muy alta legitimidad. Hoy es diferente: en la Delphi de la FES, solo el 7% tiene una confianza alta o muy alta en los medios. Para el 39% es regular. Y un mayoritario 54% confía poco o nada. Estos datos debieran preocuparnos. Si bien estamos mejor que otras entidades, la confianza es un bien preciado que los medios debemos recuperar y preservar.

En un contexto en que los medios digitales y las redes sociales tienden a desplazar a los medios de comunicación tradicionales como principal fuente de información, es necesario hacer un examen acerca de nuestro desempeño. ¿Cómo nos evalúan los líderes? Más de dos tercios, nada menos, sostienen que los medios informan en función a su propia agenda e intereses. Si sumamos el 13,5% que nos perciben como manipuladores, el saldo es muy negativo. Solo un marginal 7% cree que los medios informan con veracidad.

La baja confianza en los medios y la percepción de que informan más pensando en ellos mismos que en la sociedad, quizás se explican, entre otros factores, porque varios operadores mediáticos están polarizados y alientan la polarización. Lo vimos como tragedia en la crisis de 2019, cuando algunos medios y periodistas avalaron y hasta justificaron las masacres. Ello se reafirma en la Delphi: 86% de los líderes consultados sostienen que los medios promueven enfrentamientos y conflictos en el país.

Por si fuera poco, en estas percepciones reveladoras de la situación del campo mediático en Bolivia, casi nueve de cada 10 participantes en el estudio de la FES están de acuerdo con la afirmación de que los medios actúan como si fuesen actores políticos. Es tremendo. Para los liderazgos, la esencia de los medios se está perdiendo. En su balance, varios medios y periodistas están más cerca de la acción política que de la labor informativa. Eso, por supuesto, va en desmedro del periodismo.

Los estudios de percepción cualitativa y de opinión pública expresan tendencias generales en momentos determinados. Son útiles para la reflexión y el análisis. Y contribuyen a la autocrítica. Pero hay diferencias. Más allá de las percepciones aquí descritas, es meritorio el trabajo de medios que persisten en el empeño de cuidar y cultivar cada día los derechos a la comunicación e información. Como diario nos situamos en ese camino reafirmando nuestro compromiso con el libre ejercicio del oficio periodístico.

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Un impasse inédito

El camino hacia la resolución de este conflicto debe estar pavimentado con el respeto a las leyes internacionales

Por La Razón

/ 11 de abril de 2024 / 06:33

Aunque se afirma que no es la primera vez que ocurre en la historia reciente, lo sucedido en Quito la noche del viernes al sábado, cuando la Policía irrumpió en la Embajada de México ante Ecuador, representa mucho más que un escándalo diplomático y ha puesto al país andino en un impasse del cual será muy difícil salir, mucho más debido a la hasta ahora arrogante posición de su gobierno.

El conflicto diplomático entre México y Ecuador, cuyo antecedente inmediato fue la declaración de persona no grata a la embajadora mexicana, que luego dio paso al secuestro y encarcelamiento del exvicepresidente Jorge Glas, que acababa de recibir el estatus de refugiado político (pese a haber sido condenado por delitos comunes años atrás), ha escalado hasta alcanzar los estrados de la Corte Internacional de Justicia (CIJ), donde México ha presentado una demanda buscando justicia y el respeto a las normas internacionales.

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La decisión de México de acudir a la CIJ y la convocatoria a sesiones extraordinarias de la Organización de Estados Americanos (OEA) los días martes y miércoles reflejan la gravedad de la situación y la necesidad de un marco de acción que respete los principios fundamentales de la diplomacia y el derecho internacional. Estos foros ofrecen una oportunidad invaluable para abordar el conflicto de manera constructiva, poniendo en primer plano la necesidad de soluciones pacíficas y el diálogo basado en el respeto mutuo, razón por la cual la demanda ecuatoriana de revisar los tratados internacionales es poco prudente.

En estas circunstancias, la comunidad internacional, así como los organismos regionales y multilaterales, deben actuar como mediadores para facilitar una resolución que respete las normas internacionales y promueva la estabilidad regional. Según expertos en la materia, la mediación debe enfocarse en la reconciliación y buscar una solución que permita a ambas partes superar el impasse, manteniendo la integridad de los tratados internacionales como guía.

Este conflicto sirve para poner en relieve la importancia de adherirse a los principios del derecho internacional no solo como un fin en sí mismo, sino como un medio para asegurar la paz, la seguridad y el respeto entre las naciones. La resolución de este caso podría sentar un precedente importante para el manejo de futuras disputas diplomáticas y reafirmar el valor de las convenciones internacionales como pilares de las relaciones entre Estados.

El camino hacia la resolución de este conflicto debe estar pavimentado con el respeto a las leyes internacionales y el compromiso con el diálogo y la negociación. Es imperativo que México y Ecuador, con el apoyo de la comunidad internacional y organismos como la OEA, encuentren una salida basada en el entendimiento mutuo y el respeto a los tratados que han guiado las relaciones diplomáticas durante décadas. Este enfoque no solo resolverá el impasse actual de manera justa, sino que también fortalecerá el sistema internacional basado en reglas, crucial para la coexistencia pacífica entre naciones.

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