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El insecto que transmite la leishma llega a las urbes

En junio, La Razón visitó la comunidad de Coroiquillo, donde cada vez más gente, que ocupa nuevos asentamientos, se dedica al cultivo de coca. Aquella vez, la cocalera Margarita Gómez contó cómo su niña de un año de edad contrajo la lepra blanca por la picadura del insecto mientras la mujer cosechaba la hoja en el chaco.

Hoy, el portador del vector ha conquistado nuevos terrenos. Por ejemplo, en San Martín I y II, comunidades ubicadas a dos horas de Coroiquillo, el mosquito de tres milímetros ya convive con los humanos en las casas y el peligro es mayor, pues dejó de ser silvestre y ya es un problema urbano.

«Un estudio de la Brigada de la Malaria han indicado que estos insectos que causan la leishmaniasis ya están ahora en las casas y conviven con las personas, ya no está más en el monte», afirmó Lourdes Cuba, responsable del programa que controla la espundia en el hospital de La Asunta, Sud Yungas.

La versión fue ratificada por el director del Servicio Departamental de Salud (Sedes), René Barrientos. «Las características topográficas y ecotrópicas de la zona hacen que la gente viva al borde y en relación directa al bosque primario, inclusive monte bajo, por eso es que (el insecto) los infecta, porque muchos de los pobladores tienen sus viviendas en el bosque».

Barrientos precisó que el vector es netamente silvestre, pero que ahora «se está volviendo antropofílico, por eso es que ya tiene avidez por picar al hombre; ellos (los comunarios) tienen muy pocos recursos y hacen muy poco por protegerse», remarcó.

Tal como La Razón pudo evidenciar en junio, los más vulnerables son los migrantes que llegan de Oruro, Potosí y el altiplano paceño. Precisamente porque la leishmaniasis ataca cada vez a más niños, es que una brigada del Sedes estuvo en la zona la semana pasada para realizar el diagnóstico, los exámenes de laboratorio y los tratamientos.

«Ayer nomás (jueves 28 de mayo) pudimos encontrar seis pacientes que estaban esperando apoyo para hacer el tratamiento y ahora sí fueron atendidos incluso por una dermatóloga, porque hicimos un trabajo multidisciplinario», explicó Barrientos.

La brigada recorrió, entre algunas de las comunidades asunteñas, San Martín I y II, Calisaya, Guayabal e Illimani. Se calcula que unas 280 poblaciones del sector yungueño están infectados con la lepra blanca.

Compromiso. En el pasado, algunos infectados de leishmaniasis no terminaban el tratamiento de 20 días, que tenía un costo de Bs 1.500. Ahora, el Ministerio de Salud envió 10 mil ampollas de glucantime, fármaco que será entregado de manera gratuita.

No obstante, los beneficiarios deben firmar un compromiso de terminar el tratamiento, sino correrán con los gastos. «Les darán, pero si fallan pagarán todo, deben firmar un compromiso. No pueden llevar los medicamentos a su casa, por eso deben venir aquí o internarse», insistió la médica Cuba.

Datos de la espundia

La leishmaniasis, lepra blanca, espundia o lepra del Tercer Mundo se transmite por la picadura de las hembras del mosquito Phlebotomus (en Bolivia lo llaman k’echichi). El departamento de La Paz concentra el 55% de los casos del país.

Alcaldía da poco apoyo a quienes llevan ayuda

Las autoridades municipales de La Asunta apoyaron poco la actividad en la que se entregaron los mosquiteros y se brindó asistencia médica a los pobladores del lugar.

La Razón avisó con una semana de anticipación que llegaría la comisión de la Organización Internacional para las Migraciones y del Servicio Departamental de Salud (Sedes). Además, el 28 de julio se reunió con el alcalde Vidal Machicado en el pueblo de Yanamayu; sin embargo, el apoyo logístico para la entrega de los mosquiteros fue escaso.

Debido a esto, la doctora Lourdes Cuba, del hospital de La Asunta, fue la guía de la expedición por San Martín I y II, donde se entregaron 97 protectores. Los comunarios de Coroiquillo, cuya experiencia se reflejó en la nota de la leishmaniasis en mayo, nunca llegaron, porque no fueron avisados. Poco sirvió que el periodista comunicara en dos ocasiones y por la radio FM Evenay, la llegada de la comisión desde La Paz.

El director del Sedes, René Barrientos, se quejó por el poco respaldo de las autoridades. Machicado dijo que había delegado las tareas de apoyo a un concejal. El Alcalde apareció el viernes 29 y firmó las listas de los personeros de la OIM sobre la entrega de mosquiteros.

Se prevendrán otras patologías

Eulogia Avendaño estaba acostumbrada a vivir con zancudos, k’echichis (mosquitos) y vinchucas, pero ahora cree que estos insectos nunca más aparecerán en su casa, en la comunidad San Martín I, a una hora de La Asunta.

La sonrisa de la afroboliviana relució aún más la noche del jueves 28 de julio. «Con este mosquitero me voy a proteger ahora de los bichos, porque además dice que se posan y mueren», manifestó feliz ante los responsables de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), que donó 97 de estos protectores en esa zona de Sud Yungas para combatir a los vectores que causan infecciones.

En junio pasado, La Razón publicó un reportaje que reveló que la salud de los pobladores del lugar estaba afectada por la leishmaniasis, una enfermedad transmitida por un tipo de mosquito. A raíz de la nota, la OIM decidió realizar la donación.

«Los pobladores están viviendo en una sobreposición vectorial, esto significa que tienen malaria,  mal de chagas y leishmaniasis, y por eso el mosquitero les protegerá, pero después habrá que hacer mayores campañas», comentó el director del Servicio Departamental de Salud (Sedes) de La Paz, René Barrientos.

Avendaño pidió medidas para combatir los insectos. «Dicen que hay pocas vinchucas y que no es necesario que rocíen, pero qué esperan entonces, que estos animales llenen nuestros cuartos». El Sedes programa fumigaciones en la región.