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La Pachamama está lista para recibir las wajt’as en las Apachetas

Desde la medianoche de ayer, la Pachamama o Madre Tierra está lista para recibir las wajt’as y lojtas, que se le ofrendan sobre todo en las Wakas, Apachetas y Warakos, considerados espacios sagrados donde se puede llamar a los Achachilas y Apus, relató un amauta a La Razón.

«Esta es una ceremonia sagrada y ancestral que debe ser realizada durante todo el mes de agosto, porque la Pachamama tienen hambre», dijo Teodoro Blanco, coordinador de los amautas de la provincia Omasuyos del departamento de La Paz.

Los amautas, junto con las personas que contratan sus servicios, visitan las sagradas Jacha Apachetas con warakhuni (cumbres), donde se invoca a los Achachilas, Illas y Apus (dioses tutelares) que moran en los nevados, como el Huayna Potosí o el Mururata, donde se otorgan las ofrendas.

La «dulce mesa», considerada como ofrenda a la Pachamama, contiene dulces en forma de botellas y llamas, o con dibujos de casas y autos, complementados con lanas multicolores, cebo de llama, nuez, pan de plata y oro, hierbas aromáticas, como el wira kóa, flores blancas, incienso y copal. Un feto de llama u oveja corona los elementos sostenidos por una hoja de papel sábana, que deben ser ofrendados en las Apachetas, en una fogata o brasero, libando bebidas espiritosas.

El amauta Blanco aclaró que las fechas más propicias para entregar ofrendas a la madre tierra son entre el 1 y 3 de agosto, el 15 y del 27 al 30 del mismo mes. «Se puede entregar las wajt’as durante todo el mes, pero las fechas clave son esas», aseguró.

Y los días propicios para la mesa blanca o dulce son lunes, miércoles, jueves, sábado y domingo. El martes y viernes son utilizados para la mesa negra, que sirve para hacer maleficios o para protegerse de éstos.

Rituales andinos

Las ofrendas a los espíritus que viven en las cumbres son tradiciones que se mantienen desde antes de la Colonia. Para realizarlas, se necesita la intermediación de un amauta.