A cuidar el agua
El solo anuncio de multimillonarias inversiones no resuelve el problema de fondo: la falta de una cultura cívica de cuidado del agua
El fenómeno de El Niño, sumado al ya irreversible cambio climático, ha producido este año un invierno inusualmente cálido y una marcada disminución de las reservas de agua en todo el país. La situación es dramática en prácticamente los nueve departamentos y las autoridades de los tres niveles gubernativos han hecho anuncios para tomar previsiones. Ojalá esta vez actúen a tiempo.
Fue hace muy poco cuando la ciudad de La Paz atravesó por un dramático racionamiento de agua, causado por la falta de previsión de las autoridades locales y nacionales al saber que las reservas se agotaban, agravado por la falta de transparencia de esas mismas personas (se abrieron varios procesos judiciales contra ellas y ellos, pero ninguno prosperó). De esa experiencia quedaron numerosas lecciones, pero la mayoría ya han sido olvidadas.
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Hoy el país tiene a cinco municipios de Santa Cruz declarados en emergencia por la falta de lluvias, y con la Gobernación anunciando la dotación de agua en cisternas y la perforación de pozos; en Potosí está previsto que mañana viernes comience el racionamiento del líquido elemento, que obligará a las personas en la ciudad capital de ese departamento a recibir agua solo día por medio; Sucre marcha por el mismo camino.
En La Paz, aunque las autoridades han anunciado que no habrá escasez de agua, el gobierno municipal ha convocado para mañana viernes a una “cumbre” en la que deberían participar las diversas instancias nacionales (incluyendo al Ministerio de Medio Ambiente y Agua, así como a EPSAS), departamentales y municipales del área metropolitana, además de la sociedad civil. Se espera que, cuando menos, haya un diagnóstico sincero y real de la situación y que, por supuesto, se adopten iniciativas viables para cuidar las escasas reservas.
A su vez, el Presidente del Estado ha anunciado que el tema está siempre en la agenda de las reuniones semanales de gabinete; “tenemos que prepararnos”, dijo el mandatario al afirmar que se trata de un problema global. Por su parte, y en sintonía, el Ministro de Medio Ambiente y Agua anunció que solo este año se tiene previsto invertir Bs 1.600 millones “para implementar sistemas de agua potable, sistemas de alcantarillado sanitarios, más la planta de tratamiento de agua residual y de agua potable”. Agregó que entre 2021 y 2022 se ha invertido Bs 1.200 millones por año.
Volviendo a la amarga experiencia de fines de 2016 e inicios de 2017, cuando gran parte de la mancha urbana de La Paz se vio privada de agua potable, toca recuperar las lecciones aprendidas, comenzando por la pronta, oportuna y transparente actuación de las autoridades llamadas por ley a garantizar el goce del derecho humano al agua, promovido por Bolivia en los foros multilaterales.
Además, el solo anuncio de multimillonarias inversiones no resuelve el problema de fondo: la falta de una cultura cívica de cuidado del agua. Mañana, cuando la sequía vacíe los grifos de las casas, de nada servirá lamentarse o atacar políticamente a los responsables de esa escasez.