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La fe permuta rocas por dinero

Juan Mamani arribó temprano a la formación rocosa junto con su esposa e hijos. La creencia popular dice que el lugar por donde paseó la Virgen se convierte en dinero. «Hace dos años que vengo. Ella me ha prestado lo suficiente para hacer una vida en la Argentina, desde allá llegó para devolverle el préstamo y solicitar otro», cuenta.

Él y su familia comenzaron la caminata a la medianoche del lunes cargando las piedras extraídas el año pasado del cerro Cota, el calvario de Quillacollo, para devolverle el préstamo a la Virgen de Urkupiña. Con ellos, una multitud de mujeres, hombres, jóvenes, niños y adultos mayores recorrió alrededor de 18 kilómetros para llegar al cerro.

La Iglesia Católica está a cargo de la distribución de espacios del cerro a cerca de medio millar de personas, entre picapedreros, vendedores de comida, de miniaturas y quienes se encargan de los sahumerios.

Ya en el cerro, Juan Mamani alquiló un combo por Bs 10 y compró dos botellas de cerveza para ch’allar la piedra. Ritual que sirve «no sólo para pedir permiso, sino para que la piedra se rompa más fácil».

Poco a poco y con esfuerzo logró extraer pedazos, lo mismo que los otros miembros de su familia, que  «trabajaron en la mina». Hubo quienes tras un arduo trabajo lograron obtener apenas pequeños trozos de piedra y otros, como Nelly Zambrana, que de un solo golpe se llevaron pedazos enormes.

«Me ha prestado rápido y harto», dice al explicar que según la costumbre, si cuesta mucho romper la piedra, materializar el sueño costará sacrificio. Ella pidió ayuda para tener una casa, «ya tengo el dinerito», añade  mostrando las rocas.

En el lugar no sólo se arranca trozos de roca. Están a la venta miniaturas de parcelas que son comercializadas entre Bs 20 y  Bs 30, dependiendo de la extensión de terreno, casas, diversos tipos de vehículos (taxis, camiones y flotas), billetes.

Decenas de yatiris aguardan a la entrada del santuario a los creyentes que llegan con la representación de sus futuras posesiones para la ch’alla. «Que sea en buena hora y se cumplan los deseos», es la frase de rigor con la que se acaba el rito andino. Luego viene la bendición católica.

Las claves del 2011

Ley seca
La Alcaldía de Quillacollo logró que los folkloristas que bailaron en la entrada del domingo se abstuvieran de llegar ebrios a los pies de la Virgen. No ocurrió lo mismo con los espectadores, sobre todo con quienes se apostaron lejos del palco y del templo.

Penitencia
Los folkloristas introdujeron una innovación: llegar de rodillas hasta los pies de María de Urkupiña.

Obispo Sainz advierte con castigos a los prepotentes

María de Urkupiña también llegó ayer hasta el cerro Cota, donde monseñor Luis Sainz, obispo auxiliar de Cochabamba, aprovechó la multitudinaria concentración para reflexionar en torno a temas como el «proceso de cambio», el narcotráfico y la seguridad ciudadana.

«Algunos creen que recién están descubriendo la pólvora, el verdadero cambio, el verdadero protagonista del cambio es Jesucristo y su evangelio», dijo en la eucaristía. Con Cristo, añadió,  llegó ese cambio decisivo en la historia de la humanidad donde los pobres y los olvidados pasaron a ser los protagonistas.

Monseñor advirtió con castigos divinos para quienes teniendo poder abusan de él. «Dios derriba a los poderosos, a los prepotentes, a los opresores. Dios derriba a los que abusan del poder, a los que persiguen a sus semejantes. Dios los deja vacíos a los autosuficientes y nos invita a todos a la conversión, especialmente a los que tienen prepotencia y poder para dominar a los demás».

Durante la homilía, la autoridad eclesiástica oró por una Bolivia unida, sin oprimidos ni opresores. Convocó a orar por la erradicación del narcotráfico «que (según dijo) está cundiendo en toda Bolivia. Todos estamos preocupados, que Dios nos haga ver el camino para que nos libremos de este pecado, de esta obsesión».

También pidió orar para que haya seguridad ciudadana, uno de los problemas que más preocupan a los bolivianos, para que se pueda vivir en paz, en armonía, como hermanos.