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El velo islámico se abre terreno en Brasil

Es lo poco que este joven de 34 años sabe decir en árabe, y pasa entonces a conversar en portugués con otros fieles, que como él son brasileños convertidos al Islam en el país con más católicos del mundo.
«Encontré en el Islam todo lo que siempre busqué. Encontré a Dios como es, sin adaptaciones», confiesa este diseñador gráfico que hace cuatro años se desempeñaba como cura católico.

Vestido con su chilaba, la túnica árabe, se niega a dar su nombre civil y se presenta como Omar Israfil Dawud bin Ibrahim.

«En el seminario (católico) uno aprende que el Islam es una de las cuatro religiones monoteístas, no hay ningún prejuicio contra esta religión», destacó Alessandra Faria, su esposa, que pasó a llamarse «Fátima» tras su conversión.

Ella usa velo, en una ciudad donde llevar biquinis mínimos, tanto mini como micro, e ir ligera de ropas es casi la norma. «Al comienzo, mi madre se moría de vergüenza de salir conmigo. Llevo el velo para mostrar mi condición de musulmana, de minoría consciente», declaró, al reconocer que es raro ver una mujer de velo en medio de chicas en biquini que se pasean por los barrios cariocas junto a la playa.

Omar y Fátima van a viajar el 2012 a Arabia Saudita con una beca de estudio del gobierno para aprender árabe.