Leonor Boyán, la enfermera internada en el Tórax, testimonió ayer que varios policías la golpearon con puños y rodilla, la arrastraron de los cabellos y la patearon el jueves cuando fue detenida. El Gobierno aseguró que no hubo ni tortura ni golpiza, sino “algún tipo de exceso”.

El jueves, Boyán fue internada por un contingente policial en el Hospital de Clínicas y luego conducida a la Unidad de Terapia Intensiva del Hospital del Tórax, según los galenos con un shock emocional e insuficiencia renal, luego de que participó en la manifestación de los médicos que derivó en un enfrentamiento con la Policía. Ella fue acusada de arrojar una piedra en contra del viceministro de Gobierno, Jorge Pérez, aunque éste contó que ella le confesó que la versión no es correcta.

Ayer se conoció el testimonio de la afectada. “Me resistí, hice fuerza y ahí me golpearon con las rodillas, con los puños. Yo sentí que me estaban forzando mucho, que me estaban golpeando. He sentido también que me patearon”, relató a los medios de comunicación en la madrugada de ayer.
Dijo que fue detenida por un grupo de policías, que la forzó a ingresar primero a “un callejón” y luego a un “radiopatrullas” para ser conducida a la Fuerza Especial de Lucha Contra el Crimen (FELCC), de donde fue derivada al Hospital de Clínicas.

En la noche, Pérez convocó a los medios de comunicación para dar a conocer una versión oficial. Dijo que de acuerdo con el parte del médico forense, cuyo nombre señaló que no se acordaba, “ella no presenta lesiones por contusión directa ni en el tórax, ni en el abdomen, ni en la cabeza, ni en los miembros superiores ni inferiores”.

Indicó que en vista de este informe se puede concluir que Boyán “no sufrió ningún acto de tortura, no sufrió una golpiza, aunque sí hubo algún tipo de exceso”. Por esta razón, señaló que solicitó a la fiscal Betty Yañíquez el inicio de un proceso investigativo para determinar las circunstancias e identificar a los responsables si es que los hubiese.

De acuerdo con Boyán, el grupo de policías que la detuvo intentó tomarle una fotografía, pero ella se negó, y entonces fue golpeada. Indicó que ella tuvo que mentir y decirles que estaba embarazada para que dejen de maltratarla, pero cuando dejaron de hacerlo sintió fuertes dolores en la espalda y en el vientre. Relató que por esta razón los efectivos la levantaron en brazos, pero un oficial hizo que la suelten y cayó pesadamente al suelo. Y este uniformado la arrastró de los cabellos.

Según la versión del viceministro Pérez, los policías detuvieron a cuatro personas, tres hombres y una mujer, después de que esa autoridad recibió una pedrada en la cabeza. Éstos, señaló, fueron conducidos al Comando Departamental de la Policía, donde los uniformados intentaron tomarle una fotografía a Boyán, pero ésta se resistió y se habría arrojado al suelo.

Dijo que luego los uniformados la levantaron para introducirla a un radiopatrullas con destino a la FELCC. Allí, señaló, no ingresó a ninguna celda y se sentó en los pasillos, de donde luego fue conducida por los policías al Hospital de Clínicas.

Aseguró que, según el parte médico de ingreso de la paciente, ésta presentaba un estado de shock, pero no se debatía entre la vida ni la muerte, y presentaba dolores en los brazos y la rodilla. Pérez indicó que el forense descartó insuficiencia renal.

Esta autoridad informó que visitó a Boyán, la madrugada de ayer, y le anunció que se investigará si hubo agresiones, pero también si los médicos estaban faltando a la verdad.

‘Es un gran teatro’

VERSIÓN
De acuerdo con la página digital Oxígenobolivia.com, el ministro de Gobierno, Carlos Romero, calificó este incidente de “un gran teatro”, porque la enfermera internada Leonor Boyán “ha mentido, dijo que estaba embarazada, pero resulta que no, todo es un gran teatro”.

Las lesiones musculares afectaron al riñón

Leonor Boyán tiene una lesión renal aguda que, según el informe médico del Instituto Nacional del Tórax, se ha producido como consecuencia de múltiples lesiones musculares.

Éstas llevaron a la necrosis de los músculos, es decir, a su muerte, lo que provocó que liberen una sustancia llamada mioglobina que se filtró en el riñón de la paciente, y que a su vez dañó ese órgano.

La creatinina, una sustancia excretada por el riñón e indicadora de su estado, se ha duplicado en la paciente, lo cual ha disminuido la función renal entre el 25 y 50%.

La lesión de Boyán es, según los médicos, habitual en personas que han estado en derrumbes.  Pero las causas que ocasionaron las lesiones serán determinadas por un informe forense.

El jefe de la Unidad de Urgencias del Hospital de Clínicas, Óscar Romero, explicó que la enfermera está recibiendo un tratamiento para evitar que pierda el riñón, algo que podría ocurrir si es que no recibe el tratamiento adecuado.

Indicó además que Boyán fue internada en la Unidad de Terapia Intensiva de este centro por la insuficiencia respiratoria que presentaba a su llegada al área de Emergencias del hospital.

Romero relató que alrededor de seis policías acompañaban a la enfermera, además de algunos compañeros suyos, pero que no había familiares.
“Ellos (los policías) me dijeron que estaba en calidad de detenida, que ya estaba detenida en la FELCC y que se sintió mal”. El jefe de Urgencias dijo que les solicitó que abandonen el lugar.  

El director nacional de la FELCC, Jorge Toro, señaló el viernes a La Razón que Boyán “ni está detenida, ni arrestada”.

‘Me han arrastrado de los cabellos’

“Muchos uniformados me agarraron atrás. ‘¿Qué ha pasado, por qué me están agarrando?¿Por qué me alejan?’ y no me dieron ninguna explicación. Me arrastraron, me empujaron y me metieron en una especie de callejoncito. Y ahí me arrojaron al piso”, relató Leonor Boyán sobre cómo fue detenida, golpeada e introducida a un radiopatrullas.

“¿Por qué me van a sacar una foto?, yo no soy delincuente, no he hecho nada malo”.

“Me resistí, hice fuerza y ahí me golpearon con las rodillas, con los puños. Yo sentí que me estaban forzando mucho, que me estaban golpeando. He sentido también que me pateaban”.

“Yo les tuve que mentir, por necesidad, por no recibir más agresión. Les dije que estoy embarazada. ‘No me hagan por favor’, ahí recién me soltaron”.

“Pero me empezó a doler el vientre bajo, la espalda, y eso fue aumentando”.

“Dos policías me estaban llevando alzada, y a lo así entró un uniformado, no sé su grado, pero era un alto, entró prepotente, abusivo. Y dijo, ‘¿todavía la van a sacar en brazos? Perra y mierda’, así disparates me ha gritado”.

“Me agarró de los pelos, me bajó de los brazos y caí con fuerza al piso, y me arrastró hacia afuera de los cabellos. Y luego a empujones me ha metido a la patrulla”.