“El genoma de la vinchuca era la pieza que faltaba para poder encarar una lucha más eficaz al conocer más sobre el mal de Chagas”, informaron desde el Centro Regional de Estudios Genómicos (CREG) de la Universidad Nacional de La Plata, después de que más de 30 científicos de la Argentina y otras decenas de Uruguay, Brasil, Estados Unidos, Canadá e Inglaterra descubrieran esa información sobre el insecto que transmite la enfermedad.

El mal de Chagas es un mal provocado por el parásito Trypanosoma cruzi, que se transmite a través de un insecto que recibe diferentes nombres según la zona geográfica —chinche, vinchuca, pito, bananon o chirimacha, chich o barbeiro— y que infecta, cada año, a millones de personas.
Después de siete años de trabajo, los investigadores decidieron comunicar a la comunidad científica los detalles del descubrimiento en un sitio web, en el que se describe el genoma de una especie de vinchuca llamada Rhodnius prolixus —una de las que transmite el parásito—, para que cualquier especialista pueda aportar su conocimiento al análisis de la información obtenida.

Rolando Rivera Pomar, investigador del Conicet en el CREG, miembro del Comité de Seguimiento del Consorcio que establece las estrategias del proyecto y uno de los responsables del hallazgo, señaló que “la terminación del genoma representa el fin de una etapa en donde la parte más interesante recién comienza”.

El científico celebró la importancia del descubrimiento, pero también advirtió que el mal de  Chagas terminará cuando se ponga fin a la pobreza, con viviendas precarias.

— ¿Qué significa este descubrimiento?

— La idea es que podamos conocer por qué la vinchuca es transmisora del mal de Chagas. Si una persona tiene la enfermedad y es picada por un mosquito, ese insecto no transmite Chagas. Si la pica una vinchuca, sí. ¿Por qué? No lo sabemos. Tal vez con esta información nos podamos aproximar a una respuesta. Tenemos información pura y ahora debemos ordenarla, interpretarla. Calculamos que eso nos va a llevar el resto del año.

— ¿Cómo se hizo el estudio?

— En una primera etapa, se programó el proyecto; en la segunda, se decidió cómo se lo pondría en marcha; y en esta tercera, se presentan a la comunidad científica los resultados obtenidos. Se empieza a analizar esa información. Hasta ahora conocíamos el genoma humano y el genoma de Trypanosoma cruzi —el del parásito causante de la enfermedad—, pero necesitábamos también conocer el genoma del insecto vector, es decir, el de la vinchuca, para completar el círculo.

— ¿Por qué se decidió comenzar este trabajo?

— Se eligió trabajar sobre esta especie porque se aprobó el financiamiento y porque es la especie más sencilla de manipular y criar en laboratorio, además de que tiene un genoma relativamente pequeño. Es un trabajo de hormiga. La parte instrumental técnica se hizo en los Estados Unidos, usando equipamiento de cuando secuenciaron el genoma humano, y se iba “emprolijando” la calidad de esta información. Fueron entre 40 o 50 personas y más de 10 laboratorios. Ahora somos 100 personas reunidas debatiendo esto. Y cuando más gente sea, mejor se podrá interpretar.

¿Qué implicancias puede   tener el hallazgo?

— Estos conocimientos son importantes y necesarios. De todas formas, no hay que hacer de esto la piedra angular del Chagas, porque esta enfermedad se va a acabar cuando se termine con la pobreza, con las viviendas precarias. Esto es para conocer más. Quizás ayude a conocer cómo se genera la enfermedad, tal vez ayude a producir un insecticida nuevo.

Estas son enfermedades complejas y de la pobreza. Si yo conozco a un hombre con Chagas que vive en El Impenetrable y le van a desinfectar una vez al año, la probabilidad de que con un genoma acabemos con el Chagas es igual a cero. Podemos descubrir el insecticida perfecto, pero yo quisiera descubrir la vida digna perfecta. No estamos haciendo milagros. Es un avance, sin duda. Va a ser útil, pero es un aporte más a un montón de cosas que hay que hacer.

Perfil

Nombre:Rolando Rivera Pomar

Cargo:Director del Centro Regional de Estudios Genómicos.

Investigador especializado

Es licenciado en Ciencias Biológicas, con orientación en Zoología, graduado de la Facultad de Ciencias Naturales y Museo (UNLP). Doctor en Bioquímica de la Facultad de Ciencias Exactas (UNLP). Actualmente es Director del Centro Regional de Estudios Genómicos (AUGM-UNLP), Investigador Independiente del Conicet e Investigador Responsable del Laboratorio de Genética y Genómica Funcional (CREG). Sus áreas de interés son: Genómica, Genética, Biología del Desarrollo, entre otros.