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Puestos y tiendas venden alcohol a hurtadillas

A los bares, cantinas y discotecas que expenden bebidas alcohólicas a menores de edad en El Alto, se suman puestos de venta callejeros que comercializan los licores de manera camuflada, pues paralelamente ofertan una diversidad de productos.

En estos sitios, hay estudiantes que encuentran los denominados combos, que constan de una mezcla compuesta por un refresco y singani, los cuales son vendidos a precios que oscilan entre Bs 15 y 30 .

Hay estudiantes que dijeron que incluso llegan a conseguir mezclas de licores con Bs 5. “Son tiendas donde se puede encontrar artículos de plástico, discos y muchos otros, ya se sabe en qué lugares hay. He visto incluso a un niño comprando eso”, relató Javier, estudiante de una promoción.

Los alumnos que conversaron con La Razón contaron que estos productos son consumidos en los mismos establecimientos educativos, especialmente en los recreos o en las fiestas o en actividades nocturnas que se realizan en los colegios. También indicaron que lo hacen en plazas y parques donde juegan, charlan y enamoran.

“En la unidad educativa nadie controla el ingreso, parece como si los profesores no se dieran cuenta, no sabemos si esto es así porque es fácil detectar, pero creo más bien que se hacen a los desentendidos”, comentó un estudiante que está en el último curso.

Este medio también conversó con propietarios de tiendas ubicadas en las cercanías de los establecimientos educativos, pero éstos negaron que comercialicen los combos. “Si uno de los miembros es identificado como el proveedor de los famosos combos, éste será expulsado y además será denunciado”, afirmó la señora Rita Jallasi, vendedora de la Ceja.

La Intendencia aseguró que se   realizarán operativos para identificar a los vendedores clandestinos de bebidas alcohólicas y pidió a los estudiantes, profesores y comerciantes denunciar a estos vendedores.

Plan policial carpeta

La Policía, bajo el denominado Plan Carpeta, se despliega a los diferentes colegios de la Ceja de El Alto para controlar la presencia de los denominados cleferos y alcohólicos consuetudinarios. Los uniformados patrullan de dos en dos en las zonas Villa Dolores, 12 de Octubre y 16 de Julio, por la mañana y por
la tarde.

Hay casos de niños de 12 años que beben

La profesora de Psicología Amanda Alberto, de un colegio de El Alto, observó que cada vez más estudiantes empiezan a consumir alcohol a más temprana edad. “La experiencia nos lleva a decir que la edad en la que los alumnos consumen alcohol es cada vez más baja. Antes se veía esta situación en menores entre los 15 y 17 años, incluso sólo en los últimos cursos, pero ahora se presentan a los colegios mareados desde los 12 años”, relató.

Contó que en uno de esos casos una niña de 12 años llegó al colegio con aliento a alcohol y sucedió que ella no supo responder lo que pasaba, pero luego dijo que la habían obligado a tomar en la calle. Éste no fue el único caso y se supo de otros más, no sólo en esa unidad educativa, sino también en otras cercanas.

Según la maestra, esta situación se debe no sólo a un aspecto, que puede ser la falta de control de los padres por motivos de trabajo, sino también al contexto, o sea a que niños, adolescentes y jóvenes “aprenden en la calle”.

“Hay muchos bares, gente que camina ebria y duerme en las calles, después de los desfiles, partidos de fútbol, entradas folklóricas, prestes y otras fiestas. Los adultos toman en presencia de los menores”.  Algunos adolescentes se animaron a contar a La Razón cómo obtienen las bebidas alcohólicas, a condición de no dar sus nombres ni mencionar su colegio. Dijeron que la mayoría de los estudiantes de secundaria ingiere bebidas alcohólicas.

Uno de ellos indicó que se acercan a las tiendas que ya conocen debido a que amigos del barrio o de otros colegios les informaron. “Una vez que compramos, lo metemos en la mochila, lo llevamos a la plaza o a otro lugar y después tomamos. Parece refresco, jugamos un poco para disimular, nos divertimos y a la vez tomamos”.

Hay diversas formas de ingresar el alcohol al establecimiento, en bolígrafos o bolsas de jugo del desayuno. Según los estudiantes, la tarea difícil no es conseguir el trago, sino beberlo sin ser descubiertos.