Lanzan campaña para prevenir los embarazos
La Unidad de la Juventud destinó a dos médicos para dar educación sexual
La Unidad de Protección de la Juventud del municipio de El Alto informó que desde el 26 de mayo lleva adelante campañas para prevenir los embarazos no deseados.
“Hemos tomado como referencia una encuesta realizada por Naciones Unidas, que detalla que en 2005 el porcentaje de embarazos no deseados fue de 5%; pero que para la presente gestión se incrementó al 13%. Bajo este diagnóstico, la municipalidad desarrolla una cruzada desde el 26 de mayo para la prevención del embarazo en adolescentes y jóvenes alteñas. En este marco, dos médicos se encargan de la atención médica y consejería”, explicó el responsable de esta unidad municipal, Edwin Siñani.
Está previsto que la labor dure los próximos siete meses en cinco Servicios de Educación Diferenciada y Atención al Adolescente (Sedas), que funcionan en los Centros de Recursos Pedagógicos (CRP), que se ubican en los distritos 1, 2, 3, 5, 6 y 8 de la ciudad.
El responsable del proyecto Prevención de Uso Indebido de Drogas y el Delito, Arturo Moscoso, dijo que en la actualidad se trabaja en temas de prevención del consumo de todo tipo de drogas con estudiantes de Secundaria de 109 unidades educativas. “Se ha logrado llegar a 3.500 docentes capacitados, y alrededor de 80.000 estudiantes. También hemos llevado a cabo cerca de 153 ferias en las que se han expuesto las causas y consecuencias del uso indebido de drogas”, agregó.
Moscoso dijo que a pesar de que se tienen datos de que en esta ciudad existen poco más de 1.500 bares y cantinas, se debe tomar en cuenta que el consumo de bebidas alcohólicas para los jóvenes no se da sólo en estos lugares, sino también en fiestas de colegio, fiestas de graduación, prestes, entradas y parques, plazas o campos deportivos y en los hogares.
Las autoridades coinciden en que el consumo de alcohol es un problema cultural que debe ser resuelto para evitar más problemas y embarazos no deseados.
Testimonio
Carmen
‘Soy un ejemplo de lo que no se debe hacer’
Carmen, de 16 años, lleva ocho meses de gestación, aún no sabe si será varón o mujer y tampoco pensó en algún nombre tentativo. Se embarazó cuando vivía en la calle, donde se prostituía y consumía alcohol. Además contrajo el VIH.
Relata que cuando supo que iba a ser mamá se desesperó, le contó la novedad a su pareja y ésta “lo tomó muy bien” pese a que ella se dedicaba a la prostitución. “A decir verdad, yo quiero pensar que (el niño) es de mi pareja, pero no sé de quién y es porque yo hacía pieza (se prostituía) para sobrevivir y ganar dinero para comprar algo de comida y sobre todo clefa y alcohol”, manifiesta María.
Cuenta que se embarazó bajo los efectos del alcohol. Al recordar su pasado, comentó que abandonó su casa a los 12 años de edad, porque se reveló ante su familia y comenzó a frecuentar otro tipo de amistades que le enseñaron a consumir alcohol, drogarse y tener relaciones sexuales, incluso con varias personas.
La vida me ha golpeado mucho, afirma, “pero es la vida que yo escogí, ahora tengo Virus de Inmuno Deficiencia Humana (VIH), ésa fue la noticia que me llevó a la reflexión”.
“Mi mamá sabe mi vida y a pesar de ello me apoya, quiero que mi experiencia sea un ejemplo de lo que las personas no deben hacer, o que por lo menos piensen bien cómo actuar, al final es una la que debe cargar con los problemas”.
Estela
‘Bebí y tuve relaciones sin protección’
Estela lleva cinco meses de embarazo. Se embriagó en una fiesta y sin darse cuenta se vio junto a un muchacho que casi ni conocía. Tiempo después, se enteró que estaba embarazada, pero el muchacho cuestionó la paternidad y no se responsabilizó.
Ella estudia en un colegio público de El Alto, donde cursa el penúltimo año. Cuando sus compañeros supieron de su situación la apoyaron, pero al principio, sus padres la rechazaron. “Creo que fue de todo un poco, sé que fui irresponsable, después me di cuenta de ello, tomar y tener relaciones. Mis padres trabajan, él es comerciante y viaja seguido y mi mamá sale a vender comida. Aproveché su ausencia para hacer lo que yo creía era una aventura”, comentó.
La adolescente recordó que el día en que se embarazó recibió una invitación para ir a una fiesta. Le dijo a su mamá que iría a la casa de una amiga a hacer un trabajo para una exposición. La amiga fue cómplice y le dijo a su progenitora que la albergaría en su casa. Así, la mujer, que vende comida en las noches, accedió al permiso.
En la fiesta, comenzaron los coqueteos con un muchacho y la celebración se hizo divertida con el consumo de alcohol; al final terminaron juntos y no usaron protección. “Mi mamá se dio cuenta, tuve que decirle a mucha presión, se armó un escándalo, más cuando llegó mi papá, pero ahora me apoyan”.