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En El Alto, sólo un linchamiento tiene sentencia penal

La Fiscalía de El Alto investiga cinco casos de linchamiento y un intento de ajusticiamiento a inocentes, en los cuales los victimadores, la mayoría vecinos, son sindicados de asesinato o tentativa de homicidio. Una ejecución ocurrida en 2007 en esa urbe es el única con sentencia.

El caso con sanción fue atendido por el fiscal de materia Édgar Alarcón, quien refiere que se trata del primero de esa naturaleza que derivó en una condena. En el hecho, vecinos victimaron a una persona confundida con un delincuente y tres de los instigadores fueron condenados a encierro por hasta ocho años (ver detalles en la nota de abajo a la derecha).

Alarcón tiene a su cargo otros dos hechos similares. En uno, un policía vestido de civil fue confundido con un antisocial en proximidades de un colegio y fue linchado. En el otro, un menor de 14 años de edad fue asesinado cuando se confundió de domicilio y fue atrapado por un grupo de vecinos cual si fuese un ladrón.  

El fiscal Santos Valencia atiende otros tres hechos, haciendo un total de cinco los que se investigan y que aún se encuentran en fase preparatoria, periodo de investigaciones antes de la acusación formal.

Un problema con el que ambos tropiezan es que vecinos de las zonas donde se cometieron los ajusticiamientos, pactan el silencio.

De los cinco casos, una víctima salió con vida, pero con lesiones severas, como quemaduras de segundo y tercer grado, las que aún lo postraron en su domicilio. Según Irinia Justiniano, psicóloga forense de la Fiscalía, quienes sobreviven a estos hechos padecen trastornos, como delirio de persecución, rechazo o miedo a estar cerca de multitudes, que sólo pueden superar con atención especializada.

Ebriedad. En los linchamientos investigados hay cinco factores coincidentes: las víctimas estaban en estado de ebriedad; se confundieron de zona, domicilio o vehículo; son inocentes, hay humillación pública; y posterior agresión física, dice Irinia Justiniano.

“Hay otros factores como el avistamiento de autos blancos, el hecho de que intervengan más de diez personas, que al momento de agredir a los supuestos ladrones se los desviste, amarre, pegue y queme”.

La experta también criticó que en las zonas se cuelguen letreros con muñecos de trapo en los cuales escriben que “persona sospechosa será quemada”, ya que de esa forma hacen referencia a sospechosos, lo que aviva la violencia. De modo que, advirtió, se genera un clima de inseguridad para todo aquel que es ajeno a una zona que visita por alguna razón.

El linchamiento es una acción arbitraria y vulnera los derechos constitucionales, enfatizó el representante del Defensor del Pueblo en El Alto, José Luis Hidalgo.

“La reacción de la gente al calor de la bronca y la ira injustificada genera que se vulnere el derecho a la vida”, destacó y además recordó que los ajusticiamientos no se adaptan a la norma penal. Asimismo, lamentó que este tipo de hechos, en muchas ocasiones, quede en la impunidad.

“Es porque los vecinos no proporcionan información necesaria, incluso pueden ser amenazados por los mismos agresores, pero al encubrir un hecho los convierte en cómplices”.

Hidalgo indicó que los juicios no llegan a término por la demora de los procesos judiciales y periciales. Además, pidió a los vecinos que sean más cuidadosos y que en caso de encontrar a delincuentes o sospechosos, recurran a la Policía para solucionar el conflicto sin que nadie salga dañado.

Policía. De los cinco casos de ajusticiamiento e intento de linchamiento que se investigan, llaman la atención los casos del policía David Guarachi, que perdió la vida cerca de un colegio en la zona Ventilla I del Distrito 8, y el de joven Cristian L. que se confundió de vivienda en Villa Exaltación, barrio en el que vivía, sin embargo fue golpeado y quemado por sus propios vecinos, aunque no perdió la vida.

Las penas para quienes participan en este tipo de hechos son de cinco a 15 años de encierro, pues se diferencia a los instigadores, que son quienes alertan a la población y la impulsan a que lleve a cabo las agresiones, de quienes ejecutan el linchamiento como tal, o sea aquellos que agreden física y psicológicamente a los supuestos delincuentes.

Sanción luego de cinco años

Después de cinco años de proceso, un caso de linchamiento culminó con sentencia en contra de los asesinos de una persona a la que confundieron con un delincuente y le quitaron la vida, informó el fiscal de materia de El Alto, Édgar Alarcón.

El 11 de octubre de 2007, la víctima ingresó a la unidad educativa Pedro Domingo Murillo de la zona del mismo nombre en estado de ebriedad, tras haber consumido licores junto a Marcos Callisaya. Sin embargo, la propia madre de Callisaya alertó a los vecinos de la presencia de un supuesto delincuente.

“Ella grita ¡ladrón! y alerta a los vecinos quienes llegan al lugar y lo golpean hasta causarle la muerte”, dijo Alarcón.

Por este caso fueron acusados Marco Callisaya, Francisco Callisaya, Natalia Castro, Franz Callisaya, Jhonny Callisaya Castro y Máximo Tintaya Quispe. Las investigaciones demostraron la participación de tres de ellos en el hecho, pues fueron quienes llevaron a la víctima a la plaza, donde le desnudaron y le golpearon.

El fiscal explicó que el afectado, incluso, llegó a identificarse, mostró su cédula de identidad y, a pesar de haber estado junto a Callisaya, fue agredido físicamente hasta morir.

Marcos Callisaya fue sentenciado a 12 años de prisión, Franz Abraham Callisaya a ocho años y Natalia Castro a cinco, de acuerdo con el grado de participación en el hecho.

En el proceso judicial, se determinó que el acto sucedió con alevosía ya que los agresores conocían a la víctima.

“El juicio oral duró por lo menos tres años y los casos que tenemos en la actualidad también pueden llegar a durar este tiempo o más porque se trata de la investigación de muchos involucrados”, señaló la autoridad.

Además hizo notar que los imputados recurren constantemente a recusaciones de diferente índole para demorar el proceso en su contra.

Cuatro dirigentes están detenidos por homicidio

El 25 de mayo, el policía David Huarachi, de 33 años, fue confundido con un delincuente en el momento en el que se encontraba en proximidades del colegio de la zona Ventilla I del Distrito Municipal 8, y asesinado por una turba de unas 40 personas.

Él falleció esa madrugada tras, al menos, cuatro horas de agonía. La hermana de éste, Roselyn Huarachi, recibió una llamada de los vecinos en la madrugada de esa jornada. En ella se le advertía que si no llevaba los papeles de su hermano, que demuestren que era policía, lo iban a matar.

El oficial victimado vivía en la zona de Achachicala de La Paz. La noche previa a su deceso había consumido bebidas alcohólicas con sus camaradas, ya que fue transferido a Trinidad. Tras festejar su designación, tomó una vehículo que lo traslado a Ventilla, donde aparentemente se desubicó y buscó su casa.

La hermana que llegó al lugar, junto con su padre, rogó por la vida de su hermano, pero los vecinos no le permitieron acercarse, sino hasta una distancia de 200 metros. Ella logró ver que su hermano se encontraba atado a un poste.

 El jefe de la División Homicidios de la Fuerza Especial de Lucha Contra el Crimen (FELCC), mayor Oswaldo Fuentes, dijo que es muy probable que la víctima haya sido asesinada antes de la llamada a los familiares.

“Sólo es una hipótesis, que por el cargo de conciencia hicieron eso, llamar a los familiares crear una trama y luego tratar de parecer los que sufrieron por la presencia extraña del policía”.

Los familiares tuvieron acceso al cuerpo cerca de las 06.00, unas cuatro horas después de haber llegado a la zona, e inmediatamente lo trasladaron hasta el hospital Sagrado Corazón de Jesús, del Kenko, pero el oficial llegó sin signos vitales.

Ahora el caso se encuentra en la etapa preparatoria del proceso penal con cuatro detenidos que habrían intervenido en el linchamiento.

“Los aprehendidos, acusados por el asesinato del policía, serían miembros de la directiva de la junta vecinal, Margarita Aliaga Macías, vocal; Constancia Mamani Condori, secretaria de Viviendas; Elizabeth Huanca, secretaria de Actas; y Eduardo Guzmán Mamani, portero de la Unidad Educativa Ventilla Uno”, informó el fiscal Santos Valencia.

El otro caso que atiende Valencia se refiere al de Rubén Flores Nina, acusado de robar un vehículo y fue asesinado por un golpe contundente en la cabeza. Era trabajador de la empresa Companex.

‘Su error fue caminar en estado de ebriedad’

Cristian L., de 14 años, había ingerido bebidas alcohólicas cuando se dirigía a la casa de su abuela ubicada en Villa Exaltación de El Alto, zona donde él también vivía. Por su estado de embriaguez, se equivocó de domicilio y sus ocupantes lo acusaron de intentar robar, alertaron a los vecinos y luego la turba lo golpeó y quemó.

El hecho ocurrió el domingo 11 de marzo y cuatro meses después el joven continúa recuperándose de las quemaduras de segundo y tercer grado en todo el cuerpo.

Esa jornada, según el relato de los vecinos, Cristian fue sorprendido, presuntamente, robando en la vivienda de Florencio Luis Nieto y Teodora Chila Cuéllar. Alertada por los propietarios del inmueble, una turba de vecinos hizo justicia por mano propia.

El 27 de marzo, la madre del muchacho ajusticiado, Nicolasa A., presentó una querella formal en contra de los dueños de la vivienda, a quienes acusó de tentativa de homicidio.

En el lugar se tomaron testimonios de diversos testigos, los que señalaron como autor material de lo acontecido a Marco  Antonio Apaza. “Él es el que ha rociado la gasolina al muchacho, las otras personas son las instigadoras, ahora se va a investigar cuál es el grado de participación de cada uno de los sindicados”.

“A Marco Antonio Apaza se lo convocó en calidad de testigo el 26 de julio y tres días después en calidad de sindicado, pero no acudió a la Fiscalía. El 9 de agosto se presentó la imputación formal y el 10 se determinó las medidas cautelares”, explicó el fiscal de materia Édgar Alarcón.

Actualmente, Marco Antonio Apaza está detenido preventivamente en la cárcel de San Pedro.

La madre de la víctima explicó que el único error de su hijo fue haber consumido bebidas alcohólicas. También contó que el 60% de su cuerpo está quemado.

Lo llamativo del caso es que el joven sí vivía en la zona, pero se equivocó de vivienda por la ingesta alcohólica y fueron sus propios vecinos quienes lo golpearon y le prendieron fuego.