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Detalles no reflejados sobre la boda ancestral

Hay aún muchos detalles de la boda más comentada del año que no fueron reflejados en los medios de comunicación, fundamentalmente por falta de espacio. La Razón Digital decidió contarlos para su público, un día antes de que circule en la edición diaria de La Razón la reedición del Álbum de Boda que se publicó el domingo tras la ceremonia ancestral que se realizó en Tiwanaku un día antes.

Esta vez el álbum, que tuvo una gran acogida entre los lectores de La Razón, estará acompañado de imágenes del matrimonio civil que se realizó el domingo en la basílica de San Francisco. El costo será el mismo: Bs 2.

Entre las cosas que no se contaron en detalle sobre el enlace matrimonial, se encuentra por ejemplo el marcado interés que generó el plato de ají de fideo que fue preparado a solicitud expresa del novio.

El público asistente hizo largas filas con sus chúas (vasija de barro) en las manos para recibir sus respectivas porciones, que fueron servidas a partir de las 13.30 por aproximadamente una decena de personas encargadas de ello. Cada comensal recibió además una marraqueta.

Los supervisores de la comida pedían que no se llenen los platos al tope para que el ají alcance a los más de cuatro mil presentes. Pese a ello, La Razón constató que hubo personas que se quedaron sin comer el esperado platillo, por lo que tuvieron que comprar comida en restaurantes y puestos ambulantes. Lo más consumido, mientras se esperaba el ají de fideo, eran las papas fritas.

Hubo varias tortas. La principal era de maracuyá, chocolate, vainilla y frutilla (los sabores preferidos de los novios). Shirley Sanjinés fue la encargada de esta preparación, calculada para mil personas. El pastel se elaboró en tres días.

La torta costó 4.500 bolivianos y estaba adornada con motivos autóctonos y dos muñecos en el frente que emulaban a la pareja; por detrás de éstos una réplica en miniatura de la Puerta del Sol.

También había tortas de coca y quinua. Las seis Federaciones del Trópico de Cochabamba, de las que su principal líder es el Presidente Evo Morales, contrataron a la pastelería Victoria`s, que llenó más de 20 moldes de torta y los adornó con kantutas y flores silvestres.

La repostería Amanda Belén trajo desde Viacha 42 moldes con tortas con sabores a chocolate y vainilla, rellenas con manjar y durazno.

Las tortas fueron repartidas a partir de las 17.00 y se convocó por parlantes a la gente para recibir sus raciones. Tanto la comida como las tortas se acabaron al caer la tarde.

También se dispuso de seis puntos para repartir cerveza y hasta las 13.30 se consumieron más de 300 cajas. También se pudo observar que había al menos seis turriles de coctel.

LA FIESTA

La boda fue una ocasión ideal que la gente del lugar, y otros que llegaron para la ocasión, aproveche para retratarse con Evo Morales, quien al ver la alta demanda bromeó anunciando que cobraría un porcentaje por cada foto que le hacían.

García Linera y Fernández recibían abrazos a cada paso y el cariño de la gente expresado en mixtura y obsequios, entre ellos flores, adornos, chuspas, bufandas y demás presentes envueltos en colorido celofán.

La pareja bailó con mucho entusiasmo y la gente rodeó a los esposos y se acercó tanto que el nerviosismo del cuerpo de seguridad era inevitable. Los agasajados no descansaron hasta que llegó la noche y las felicitaciones seguían llegando.

LA POBLACIÓN

Rita Herrera llegó a Tiwanaku a las tres de la mañana. Vino desde Viacha junto a sus hijos, en total seis familiares la acompañaban. “Cómo no voy a venir, qué importa la distancia. Quisiera verlos, tocarlos” decía la mujer de 46 años que agarró un lugar expectante cerca a Kalasasaya.

No fue la única que se asomó a la zona. Benedicta Saravia llegó desde la ciudad de Santa Cruz exclusivamente a presenciar la boda. “he venido a dar mi apoyo al vicepresidente y a desearle éxito en su casamiento”.

Una pantalla gigante fue colocada para los asistentes que no pudieron entrar al templete. Desde allí lanzaban gritos de apoyo a las autoridades.

Con todo, había otras personas que no estaban al tanto de la boda. Por ejemplo, La Razón se contactó con dos alemanas que llegaron para ver las ruinas arqueológicas. “No nos interesa quién se casa, queremos ver Tiwanaku porque nos vamos hoy en la noche”, dijo Natali.

Mientras Álvaro García y Claudia Fernández paseaban en la balsa de totora, Pablo Choque e Isabel Condori se desposaban en la iglesia de San Pedro de la iglesia de Tiwanaku. El esposo dijo: “Estamos felices de casarnos el mismo día porque hay harta gente”. Después se fueron en un minibús adornado con cisnes de plastoformo.