Los pesebres y la Misa de Gallo son las tradiciones que perduran
Con matices y toques regionales, el armado del nacimiento del Niño Jesús y la celebración de la Misa de Gallo son las tradiciones navideñas que se mantienen en el país, según historiadores, costumbristas y autoridades de los nueve departamentos.
Con matices y toques regionales, el armado del nacimiento del Niño Jesús y la celebración de la Misa de Gallo son las tradiciones navideñas que se mantienen en el país, según historiadores, costumbristas y autoridades de los nueve departamentos.
El armado del nacimiento con el pesebre es una costumbre que se remonta a la Colonia, época en la que se representaba la llegada de Jesús con imágenes y personajes de La Biblia.
De ahí a la fecha, los nacimientos cambiaron y tienen características de acuerdo con las regiones. Los hay de plantas, como la jatata, el bambú o madera, que son típicos de las tierras bajas. En el altiplano y los valles la característica del pesebre es la paja o los materiales artificiales.
La Misa de Gallo o misa de Navidad se realiza a la medianoche del 24 de diciembre y debe ser celebrada por todos, antes de la cena y los regalos, porque es el momento en el que el Niño Jesús viene al mundo, señala la costumbre católica.
En algunas parroquias los festejos se realizan unas horas antes de la medianoche para posibilitar que las familias esperen la Navidad en sus hogares.
Pero también hay templos en los que la ceremonia religiosa se realiza a las 00.00 del 25 de diciembre.
La adoración de los villancicos, la picana navideña y los buñuelos son otras de las prácticas que están intactas, aunque hay algunas que pierden vigencia como la fabricación artesanal de los animales de barro para colocarlos en el pesebre del nacimiento y la ropa del Niño Jesús.
Villancicos para adorar
Jóvenes y niños son los protagonistas
W. P. – En La Paz, los villancicos, la Misa de Gallo y la picana son las tradiciones que perduran durante la Navidad, expresó el Oficial Mayor de Culturas de La Paz, Wálter Gómez.
“Los villancicos son un legado que se está recuperando con concursos que se realizan. Por ello ahora son los jóvenes y niños que alegran las noches navideñas en las villas, con su canto”, opinó.
La autoridad indicó que esta práctica no es propia sólo de la ciudad de La Paz, también se la practica en El Alto y el área rural, donde los cánticos, en algunos casos, son en aymara.
“La Misa de Gallo es otra tradición viva en la urbe y une a las autoridades y al pueblo. Además ya es una costumbre escuchar el repique de las campanas antes de la medianoche”, dijo.
La picana también es el plato fuerte en los hogares, con peculiaridades que fueron traídas de otras regiones.
Sin embargo, lamentó que algunas costumbres se pierdan, como el de cultivar césped para armar pesebres o comprar ramas del pino para armar el árbol de Navidad.
Cánticos por buñuelos
Los niños son los mimados en la fiesta
Juan Mejía – En Oruro, la celebración de la Navidad mantiene algunas tradiciones de antaño como los niños adoradores que cantan villancicos y bailan chuntunquis a cambio de chocolate y buñuelos.
El comerciante Benigno Grágeda (65) dijo que la población aún mantiene la tradición con el armado de pesebres y la entrega de buñuelos a grupos de menores que van a las casas para adorar al Hijo de Dios.
Ana Mamani Cortez, de la comunidad de Ukumasi del municipio de Salinas de Garci Mendoza, relató que en su pueblo la Navidad empieza en agosto con el nombramiento de los pasantes para que preparen la festividad. “No se arman pesebres ni hay arbolitos en Navidad, pero se regala juguetes, chocolates y buñuelos”, indicó.
Antonio Revollo, estudioso de las tradiciones, expresó que el paso de los años anula el espíritu de los villancicos y chuntunquis, porque los niños bailan por el dinero y no por el Niño Jesús.
Trenzadas y pesebres
Los niños son protagonistas del festejo
W. P. – Las trenzadas y el arreglo de los nacimientos con productos y animales típicos de la región son costumbres navideñas que mantienen algunas familias tradicionales de Tarija, pero que se van perdiendo de a poco, relató el comunicador Álex Barrios.
“Son tal vez las costumbres más antiguas del departamento. En algunos casos hubo variaciones, pero se mantiene las bases de la riqueza espiritual y el colorido modesto del ritual de la danza infantil”, aseveró.
Explicó que igual que hace décadas, los niños danzan alrededor de un palo que cuelga cintas multicolores. “Cada menor coge una cinta y gira en torno al palo que luego luce una trenza, es la adoración al nacimiento”, dijo.
Sobre los pesebres, Barrios expresó que muchas familias guardan niños antiguos y que son acompañados por elementos de Tarija, como el erke, tambor y albahaca.
Grandes pesebres
La madera es el material preferido
Iván Condori – En los municipios rurales de Santa Cruz aún se conservan las costumbres navideñas de armar grandes pesebres, adornados con material rústico como tallados de madera.
En los municipios de la Chiquitanía, los párrocos de las iglesias promueven el armado de los pesebres. La plaza central o la puerta principal del templo son los lugares para levantar los nacimientos, que en algunos casos tienen dos metros de altura o son representaciones vivas de grupos juveniles.
En Montero es una tradición que los niños bailen alrededor del árbol de Navidad, en el que se coloca el pesebre. “Es un evento familiar”, dijo Ángel Ríos (70).
Feliciano Roca (85) recordó que comer pan dulce y la picana, además de regalar juguetes, como el enchoque y trompo, forman parte de las costumbres en la Chiquitanía.
A sus 75 años, Juana Rivero recuerda que en la Nochebuena los niños se reunían en la ciudad de Santa Cruz para ir a cantar villancicos.
Adelantan la Misa de Gallo
La picana y buñuelos son infaltables
Angélica Melgarejo – La Navidad en Cochabamba tiene en el armado de los nacimientos y la Misa de Gallo a las principales tradiciones que mantienen el espíritu de la fiesta del nacimiento del Niño Jesús, en lugar del vigente sentido comercial de la fiesta.
Si bien los pesebres actuales tienen más elementos que los de antaño (antes sólo se colocaba al Niño y sus padres), las familias conservan las imagenes que fueron heredadas.
Los hogares acostumbran llevar al Niño a la Misa de Gallo. En las iglesias, la ceremonia religiosa adelanta su horario a las 22.00 para permitir una mayor presencia de fieles.
En cuanto a la comida navideña, la picana se sirve en la Nochebuena y los buñuelos con chocolate se preparan para la mañana y la tarde. Sin embargo, otras prácticas se han perdido. “Antes era una tradición cambiar la ropa al niño y colocar prendas que uno mismo hacía. Las ovejas, burros y vacas, que acompañan el pesebre, eran elaboradas artesanalmente”, recordó Carlos Rocha, costumbrista cochabambino. Relató que se esperaba la llegada del Niño con villancicos y ch’ullu ch’ullus hechos de tapacoronas. “A medianoche esperábamos comer pastel de jigote”.
Según Wilfredo Camacho, investigador sociocultural, en la actualidad la fiesta es mercantilista. Entre el 24 de diciembre y el 25 no se acostumbraba regalar juguetes, los niños y niñas eran agasajados al igual que el niño Dios, ya que recibían ropa y zapatos.
Novenas y banquetes
Autoridades agasajan a los huérfanos
W. P. – Desde el primer domingo de diciembre hasta el 23 del mismo mes, los indígenas del departamento del Beni realizan novenas en espera del Niño Jesús. Otro festejo son los banquetes que se ofrecen a los huérfanos de la comunidad .
Celso Ípamo, dirigente del Cabildo Indígena del Beni, explicó que el primer domingo de diciembre inician las novenas con cánticos en idiomas trinitario y mojeño, y paralelamente se prepara el belén al interior de iglesias para que se encuentre listo en la víspera de Navidad.
“El 24 se espera la llegada del Niño con cánticos y una cena que la compartimos entre todos. Al día siguiente, al mediodía, empieza el banquete para los huérfanos. Se elige a seis niños sin padres (de dos a ocho años) para que sean atendidos por los mayordomos (autoridades o representantes de organizaciones), quienes les dan muchos alimentos”, dijo.
El banquete dura tres días. El 28 de diciembre, Día de los Santos Inocentes, los menores van a las casas que tienen nacimientos para adorar y, en recompensa, reciben comida o ropa.
Ípamo relató que en la tarde se hace una representación de la degollación de Herodes y luego sigue el festejo navideño.
Compartir en familia
Todos trabajan para la cena navideña
W. P. – En la víspera de la Navidad las familias de la ciudad de Cobija se afanan para que cada pariente tenga una obligación en la preparación de la cena de la Nochebuena y la llegada del Niño.
“Para nosotros la Navidad es un espacio para compartir en familia. Por eso la tradición es que en cada hogar todos trabajan en la elaboración de la comida de la medianoche (chancho al horno o picana) y las golosinas tradicionales (arroz con pasas, tortas y dulces)”, relató la alcaldesa de Cobija, Ana Luisa Reis.
La autoridad detalló que 15 días antes de la festividad, las familias preparan sus pesebres con materiales de la región, como la jatata (planta de hojas largas para techar las casas), carretones elaborados de madera y figuras de yeso.
Reconoció que al ser Cobija una ciudad que acoge a pobladores de otras regiones, los inmigrantes llegan con sus tradiciones. “Lo interesante es que la costumbre de pasar la fiesta en familia, también es asumida por los que llegan”.
Esa tradición se combina, en algunos hogares, con la adoración al Niño Jesús. Por ello, sostuvo Reis, ya no es raro ver a grupos de niños que buscan casas donde los dejen adorar a cambio de algunas golosinas.
Costumbre ancestral
El armado del nacimiento es familiar
Omar Velasco – En los hogares de la Villa Imperial, la celebración del nacimiento del Niño está signada por usos y costumbres que, de ser españolas en su inicio, se volvieron potosinas. Por ello, las familias arman, cada 17 de diciembre, el nacimiento o pesebre.
De los depósitos, alacenas o entretechos se sacan los cajones que contienen las figuras del nacimiento para iniciar el armado del belén.
Cada miembro de la familia es partícipe del acto. Los mayores ubican un lugar especial en la casa y colocan las figuras (Reyes Magos, María, José y los pastores), mientras que los infantes colocan el pasto, animales y otras figuras.
El 25 de diciembre, concluida la misa de la tarde, se lleva al Niño del templo al hogar. En la procesión, sólo parientes y amigos trasladan la imagen.
También la caminata suele ser ostentosa, en este caso es caracterizada por una banda de músicos, vehículos con cargamento de platería y explosiones de petardos.
Una vez que el Niño es colocado en su pesebre, se da paso a la ceremonia del incienso, en el que los presentes, de rodillas, piden favores en secreto al Hijo de Dios.
Al término de las ofrendas empieza la adoración. Los asistentes, sobre todo los niños, bailan una variedad de villancicos a cambio de buñuelos y chocolate con leche.
Cada año, la tradición de adorar al Niño y luego bailar se realiza desde el 25 de diciembre hasta el 6 de enero, lo que es considerado como el momento más importante de la Navidad potosina.
La tradición está intacta
Nacimientos, Misa de Gallo y chuntunkis
Yuvert Donoso – Pese al transcurso del tiempo, las tradiciones de Navidad se mantienen en la capital de Bolivia. Los característicos nacimientos adornados con ramas naturales de pino o sauce, la infaltable picana, los buñuelos y el ritmo de los chuntunkis perviven en los hogares de los sucrenses.
Como Sucre se encuentra en la zona de los valles, se recurre a la flora y fauna del lugar para adornar los nacimientos, y se puede apreciar ramas de molle, sauce, musgos; además de vacas, burros, perros, patos y otras especies que acompañan al Niño Jesús.
Según el tradicionalista Luis Ríos Quiroga, todavía en los hogares de Sucre se baila al ritmo del chuntunki, particularmente los niños que reciben como recompensa buñuelos cuando adoran la imagen del Niño Jesús. Lo infaltable en la mesa de los sucrenses es la picana, que puede prepararse con carne de res o pollo, incluso de pavo.
Al ser una ciudad con mayoría católica, la noche del 24 de diciembre se realiza la procesión del Niño, que sale de la Catedral Metropolitana y da una vuelta a la plaza 25 de Mayo.
Las tradiciones también se extienden a las provincias. En los municipios de Sopachuy y Villa Serrano se acostumbra organizar comparsas de pequeños y jóvenes que salen por las calles de ambos pueblos para adorar las imágenes religiosas en cada hogar.