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Sudor y fuerza del aparapita

Son invisibles para el resto, uno los evade con la mirada, pero cuando los bultos se acumulan, ahí aparecen los cargadores, los aparapitas. Orgullosos llevan su soga al cuello, que viene a ser una extensión de sus brazos para cargar las bolsas de las señoras en los mercados de la ciudad.

Algunos más modernos y visionarios dejaron la soga y compraron un carrito, en éste llevan más cosas y ganan un poco más. El mercado no se entiende sin los cargadores, la energía que se siente en estos lugares también sale de la fuerza que estos hombres emanan en cada gota de sudor. Ellos han abarcado otros lugares de venta, en calles como la Santa Cruz, la feria 16 de Julio en El Alto o en la Eloy Salmón en La Paz.

Movilizan de un lugar a otro la mercancía: tomates, papas, muebles, televisores LCD, telas, cajas, todo puede colocarse sobre sus espaldas, todo.