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El hampa cobra cuentas a los asesinos del niño Brayan

Era la madrugada del 28 de junio. “No me mate”, fueron las últimas palabras de Brayan Yanarico Capcha (5), quien recibió un disparo en la cabeza de uno de los cinco asaltantes que ingresaron a su casa, en Sao Paulo. Esta vez la justicia del hampa se impuso y cuatro ya murieron.

Los padres de Brayan, Verónica Capcha (24) y Edilberto Yanarico (28), emigraron ilegalmente con él a Brasil a principios de año para trabajar en un taller de costura. Nunca imaginaron que iban a perder su hijo en un asalto en el que cinco sujetos armados y encapuchados les robaron 4.500 reales, equivalentes a $us 2.000.

“Estaba llorando y me lo han matado unos hombres que han entrado con su cara tapada”, indicaba la madre entre sollozos el 1 de julio, cuando fueron repatriados los restos. Tras el hecho, el 29 de junio la Policía de Sao Paulo indicó que uno de los asaltantes, de 17 años, confesó su implicación y reveló el nombre de otros tres. Después de días de investigación todos fueron capturados.

Vanos fueron los esfuerzos de otros presos de la penitenciaría para que se atienda el 29 de agosto, de emergencia, a Paulo Ricardo Martins y Felipe dos Santos Lima, de 18 y 19 años, pues ambos fallecieron luego de haber sido envenenados.

Ayer, la agencia EFE informó que Wesley Soares Pedroso, de 19 años, fue encontrado muerto con un tiro en la cabeza el 7 de julio, una semana después de la muerte del niño. Diego Freitas Campos, de 20, quien era acusado de ser el autor del disparo contra Brayan, fue hallado asesinado el mismo día del crimen.

La Policía sospecha que Soares y Freitas fueron asesinados por integrantes del Primer Comando de la Capital (PCC), la mayor organización criminal de Sao Paulo. El único de los cinco imputados que está vivo es un adolescente que está recluido en un reformatorio.

Valerio Capcha, dirigente de la comunidad Franz Tamayo, del municipio de Achacachi, de donde es originaria la familia de Brayan —que ahora se dedica a la agricultura—, dijo a La Razón que este tipo de justicia “es buena” porque atemoriza a otros que infringen las leyes. “Está bien, no debían haber hecho eso. Así van a tener miedo cuando quieran matar”.

La Policía todavía investiga

Madre

“Era mi compañerito, siempre estaba hablando conmigo, tengo muchos recuerdos. Le gustaba jugar, hacer dibujos”, relataba la madre entre sollozos cuando los restos fueron repatriados.

Policía

Los acusados envenenados en un calabozo de una penitenciaría en la región metropolitana de Sao Paulo, murieron por tomar una combinación de alcohol, cocaína, viagra y medicamentos tóxicos, en una mezcla conocida por los presos como “cóctel de la muerte”, reportó la agencia EFE.