Carlos Brockmann: ‘Es un paso enorme, hay que esperar día a día’
La inédita operación de la separación de las siamesas fue explicada de forma detallada por Carlos Brockmann, cirujano cardiovascular del Centro Médico Quirúrgico Boliviano Belga, lugar donde se realizó la intervención.
El 15 de septiembre se hizo historia en el medicina boliviana. Por primera vez en el país, un equipo multidisciplinario de 29 especialistas realizó la separación de las siamesas Damaris y Danitza Mita. Las niñas nacieron unidas del tórax y abdomen, por lo que se tuvo que separar los corazones e hígados. Las hermanas se encuentran en plena etapa de recuperación bajo estricto seguimiento, aunque Danitza fue operada anoche nuevamente y su estado es crítico.
La inédita operación de la separación de las siamesas fue explicada de forma detallada por Carlos Brockmann, cirujano cardiovascular del Centro Médico Quirúrgico Boliviano Belga, lugar donde se realizó la intervención.
— ¿Por qué se adelantó la cirugía?
— Debíamos operar en el pediátrico Manuel Ascencio Villarroel, vimos los exámenes y pensé ¿si necesitamos asistencia circulatoria extra corpórea?, ¿si necesitamos hacer algo más? Ese era nuestro miedo, pero por suerte no se ha requerido. Es mejor tener y no usar, a necesitar y no tener. Por eso se hizo aquí (en la clínica Belga).
— ¿Hubo otra razón?
— Las niñas presentaron problemas infecciosos, uno tras otro, y llegaron aquí en un proceso infeccioso que estaba a punto de matar a una de ellas y arrastrar a la otra. Esa fue la emergencia, la infección que estaba llegando a una septicemia. La infección persiste, están bajo tratamiento y los gérmenes que hemos encontrado en esta infección son muy resistentes a los antibióticos. Por eso estamos en el último escalón del uso de antibióticos en estas niñas, así tenemos a una que está yendo bien, estamos felices de su evolución, y la otra que está cojeando, pero está avanzando.
— ¿Qué se hizo primero?
— Las dos niñas fueron anestesiadas noche antes por Carla Salinas. La anestesia es la parte importante; al tener dos niñas paralelas, pegadas, uno le da anestesia a una y la otra también se duerme, así que la aplicación tiene que ser paralela y súper coordinada, bien hecha.
— ¿Cómo fue la cirugía?
— Había que empezar la cirugía, pero cómo hacerla. Las levantamos y en el aire las esterilizamos con alcohol yodado y povidona, pusimos campos estériles abajo y recién las depositamos (en la mesa quirúrgica). Lo primero fue abrir el tórax. Eran dos y estaban en forma de Y. Tuvimos que abrir de un lado, del otro y luego el abdomen.
— ¿Después?
— Una vez que entramos al corazón, encontramos una estructura venosa entre las dos aurículas, era como un apéndice que unía las dos aurículas. Pusimos una pinza para ver si cambiaba en algo la saturación de oxígeno de las bebés; al ver que no cambiaba nada y no servía, cortamos y dividimos. Tuvimos los dos corazones, uno bueno y otro univentricular que no se parecía en nada al otro.
— ¿Y en el caso del hígado?
— Se empezó con la disección del hígado. Era uno entero, se pasó una cinta por debajo y se empezó a cortar con un bisturí especial que va coagulando el tejido hepático, no daña los vasos sanguíneos. Ese es el único equipo especial que se usó. Luego, pusimos unos puntos en la piel para contener el corazón de las niñas, para que no se salga todo, poderlas rotar y poderlas separar. Tuve que operar al revés, cortar hueso, luego piel y las retiramos (de la mesa de cirugía). Una se fue al frente (a otro quirófano), la otra niña se quedó en el quirófano y empezamos a operar.
— ¿Por qué otra cirugía?
— En este segundo paso, Damaris fue sometida a otra cirugía porque debíamos disecar el conducto arterioso (en el corazón) que en la etapa fetal funciona y se cierra tras el nacimiento, cuando uno empieza a respirar. En esta niña no ocurrió eso, el conducto estaba abierto y pasaba sangre por la aorta hacia la arteria pulmonar, eso crea hipertensión pulmonar.
— ¿Qué se hizo con el tórax?
— Después, comenzamos a cerrar las paredes del tórax y luego el abdomen, pero sobró tamaño de órganos. Cuando el tórax no es redondito, los pulmones empujan para arriba, el abdomen empuja desde abajo y el corazón se sale.
Eso ocurrió con las niñas, primero con Danitza, ya habíamos cerrado el tórax, pero se desaturó completamente. Era mucha presión para ese corazón y abrimos de nuevo, pusimos una malla especial y decidimos dejarla abierta. Damaris también tuvo que ser intervenida de nuevo, abrir el tórax y el abdomen parcialmente. Ahora esperamos que desinflamen las heridas para proceder con el cierre.
— ¿Cuando realizaron la intervención, los órganos estaban como se adelantó?
— Sabíamos que había dos corazones y un hígado atravesado entre las dos que había que cortarlo, y eso es lo que hemos hecho. Teníamos una vaga idea de que había algo dentro del pericardio, una estructura que no estaba en su posición, que era esa vena que encontramos.
— ¿Cuál de los procesos quirúrgicos llevó más tiempo?
— La apertura del tórax ha sido larga, hemos empezado la cirugía a las 10.30, alrededor de las 12.00 se había terminado toda la parte torácica, la apertura y separación de los corazones. Desde las 12.00 hasta las 15.00 aproximadamente se ha separado el hígado y se ha acomodado todo (los órganos) en el tórax y abdomen hasta las 17.00.
— ¿Había participado de una cirugía de separación antes de este caso?
— No, creo que para cualquier cirujano es una vez en la vida. Ahora, el reto es que sobrevivan, de una niña tengo mis reservas; la otra va a salir adelante, va a costar, va a ser mucho trabajo, pero va a salir adelante.
— ¿Es posible atender estos casos en el país y con buenos resultados?
— Yo creo que cualquier emprendimiento de este tamaño necesita de un motorcito. De uno que friegue, que moleste y que se moleste en buscar a las personas y animarlas, decirles ‘oye vémelo esto, puedes encargarte de esto u otro, haremos así, nos reuniremos, intercambiaremos ideas’. Ese fue Gonzalo Meleán y su trabajo ha sido importante.
— ¿Hubo algún momento crítico durante la separación?
— Cuando no llegaban las empanadas, a las 17.30 (sonríe). En la cirugía por suerte no, no hemos tenido de esas cosas dramáticas, se van a morir o algo así, por suerte ha sido todo, no voy a decir una taza de leche, pero ha sido bastante tranquila, poco a poco hemos ido avanzando.
— ¿Qué se espera ahora?
— Paciencia, tiempo de evolución y esperar día a día. Teníamos un pronóstico reservado en las dos, hoy una podría ser retirada del ventilador en las próximas 24 horas. Eso es un paso enorme, la hermana está ahí saliendo, pero hay que seguir peleando. Es hora tras hora, día tras día, como la cirugía.
Nota de Redacción: Cerca de las 18.00 de ayer, Danitza fue intervenida de emergencia por más de una hora y media. “Salió bien, pero ella, en su estado general, está muy deprimida y vamos a ver qué pasa. Está viva”, informó Brockmann a La Razón. “La niña ha tenido un bajón tremendo en las últimas 24 horas. Está en un estado muy serio”, acotó por la noche.
Perfil
Nombre: Carlos Brockmann
Nació: 15.1.1966 en Cochabamba
Profesión: Cirujano cardiovascular.
Especializado en Bélgica
Estudió en el colegio Saint Andrew’s de La Paz hasta segundo medio, viajó a EEUU donde vivió un año y luego en Quito, donde culminó el bachillerato. En el país, estudió en la Facultad de Medicina de la Universidad Mayor de San Simón y se especializó en cirugía general en el Centro Médico Quirúrgico Boliviano Belga y en cirugía torácica y cardiovascular en la Universidad de Lovaina (Bélgica).