Cada 4 días llega a Emergencias un niño con algún objeto en el ojo
La desesperación consterna a Leonor Cruz; su hija Anabel (3) tiene incrustado en el ojo izquierdo un trozo de vidrio, que rompió su hermano mayor. Su córnea está dañada y necesitará, como la mitad de los pacientes que llegan a Emergencias por estos accidentes, una cirugía.

La desesperación consterna a Leonor Cruz; su hija Anabel (3) tiene incrustado en el ojo izquierdo un trozo de vidrio, que rompió su hermano mayor. Su córnea está dañada y necesitará, como la mitad de los pacientes que llegan a Emergencias por estos accidentes, una cirugía.
El caso de Anabel es uno de los 96 que en un año fueron atendidos en el Instituto Nacional de Oftalmología (INO) de La Paz. Un reporte de la entidad da cuenta de que este número de pacientes, todos niños, llegó entre junio de 2012 y junio de 2013.
Los traumas oculares se producen a razón de uno cada cuatro días y la mayoría son producto de accidentes domésticos. Los accidentados que atiende el INO son de La Paz y otras regiones del país. Un dato relevante es que la mitad (48) tuvo que someterse a una intervención quirúrgica para salvar la vista y tres de ellos perdieron la visión de un ojo.
Los objetos con los que los niños se dañan el ojo son, por lo general, punzocortantes, como tijeras, cuchillos, alambres, palos, varillas de plástico y otros que no deberían ser manipulados por ellos. “Las lesiones son producto de la negligencia de los papás que dejan estas cosas en cualquier lugar o compran juguetes peligrosos”, se lamenta la oftalmóloga pediatra Alexia Romanelli.
Otros elementos causantes de daños a la vista —de acuerdo con la especialista— son vidrios rotos, agujas, perdigones, bordes de las hojas papel, espirales, lapiceros y pajas.
“Los traumas oculares pueden ser muy serios y comprometer a distintas partes del ojo. Además de ser dolorosos son causa frecuente de la pérdida de la visión en los infantes, y eso debe preocuparnos”, indica por su lado el oftalmólogo Fernando Pérez.
Anabel fue traída de Potosí, de modo que viajó unas nueve horas, por tierra, con la lesión; el accidente se produjo la víspera y ni bien arribó a La Paz fue internada. El corte que le ocasionó el vidrio le dañó la córnea (la cúpula transparente que cubre todo el iris y la pupila del ojo) y la esclera (membrana externa o blanca del ojo que protege los elementos internos). “Por la ranura se está saliendo el ojito”, dice el médico de turno.
Las heridas en la córnea y la esclera son las más recurrentes, casi tanto como las que se producen en la vía lagrimal. Este tipo de lesiones se denominan Traumas Oculares Abiertos (TOA) porque comprometen el globo ocular, o sea la parte interna del órgano. En cambio, los Traumas Oculares Cerrados (TOC) son golpes que comprometen los párpados, es decir, por fuera.
De acuerdo con la gravedad y extensión de la lesión en el ojo, el médico aconsejará una cirugía.
Al igual que Anabel, Rossana Rodríguez (9) sufrió un corte en la esclera, esta vez al manipular una tijera con la que descosía la ropa de su muñeca. El líquido que drenó de la herida obligó a que sus padres aceptasen que era necesaria una cirugía.
Los galenos coinciden, sin embargo, en que una vez operado el niño, en caso de lesiones severas, éste no recupera por completo la visión. Del 100% puede llegar a disminuir entre el 30 y el 50% su capacidad de ver. Asimismo, el paciente podría enfrentar una serie de secuelas, entre ellas la subatrofia, que disminuye el tamaño del ojo, o la endoftalmitis que inflama el globo ocular.
El panorama es más complejo si los traumas se producen antes de los siete años de edad, explica Romanelli, ya que existe la gran posibilidad de que se genere una ambliopía (“ojo flojo”) que es la pérdida de la capacidad de un ojo de ver.
“Que un niño pierda la visión es un grave daño psicológico porque es algo que le acompañará de por vida”, dice. En el peor de los casos, habrá la necesidad de anular el ojo, lo cual es una situación difícil para el niño, pues deberá usar una prótesis (si posee los recursos) y hasta podría se sometido a burlas en la escuela.
Atención e incidencia en el ino
INO
Este centro de referencia nacional especializado en salud ocular brinda atención todos los días y en diferentes especialidades.
Experta
Alexia Romanelli es la única oftalmopediatra del INO. Cada día atiende a más de 20 niños con afecciones en la visión.
COSTOS
La atención para los niños de 1 a 5 años que tienen el carnet del SUMI es gratis. De los 6 en adelante deben pagar la consulta y la cirugía.
REGISTRO
Según estadísticas del INO, en un año se atendieron a 2.936 menores de 0 a 1 años con enfermedades o heridas.
Hay 4 pasos a seguir en caso de una lesión
En función de la lesión que sufra el ojo, los especialistas recomiendan seguir cuatro pasos para evitar que el daño sea mayor y que el paciente sufra la pérdida de la visión.
La primera recomendación, en todos los casos, es acudir lo antes posible a un oftalmólogo, pues sólo el experto sabrá exactamente qué hacer. “Así la lesión parezca menor, la demora en recibir atención médica puede resultar en pérdida permanente de la visión o ceguera del niño”, reflexiona el oftalmólogo Fernando Pérez.
La segunda sugerencia tiene que ver con los casos en que algún objeto se haya incrustado en el ojo. Los papás o las personas a cargo no deben intentar, de ninguna manera, retirarlo, pues podrían empeorar la situación. Tercera. Si la lesión se produce a raíz del contacto con sustancias químicas se debe lavar con abundante agua por el lapso de 20 minutos y acudir de inmediato al centro médico.
Finalmente, el especialista recuerda que está prohibido emplear ungüentos y cremas o gotas de orín en el ojo con trauma. Pérez indica que en múltiples ocasiones llegaron al Instituto Nacional de Oftalmología niños del área rural que tras sufrir un accidente ocular fueron sometidos a curaciones inapropiadas y terminaron, además de la herida, con los ojos extremadamente irritados y con mayor daño.
Alexia Romanelli, oftalmopediatra, dice que todo niño se enfrenta a una serie de riesgos al carecer de experiencia, razón por la cual los padres son los únicos que deben prevenir este tipo de accidentes. “No es más que educar y educarnos, no dejar cuchillos y otros objetos que representen un peligro tirados por ahí. Todos los casos que llegan nos llaman la atención pues tienen problemas muy serios”, asegura.