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Brasileños crean un sistema capaz de detectar el dengue en 20 minutos

Según las estadísticas oficiales, cerca del 90 % de los casos de dengue que se registran anualmente en el país ocurren entre diciembre y marzo, en coincidencia con la temporada de lluvias más intensas.

/ 8 de abril de 2014 / 20:16

Científicos brasileños desarrollaron un sistema capaz de detectar el dengue en tan sólo veinte minutos y con un coste menor al de los dispositivos actuales, un «importante» avance en un país en el que sólo en los meses de enero y febrero se registraron 87.000 casos.

«Buscábamos un detector rápido, preciso, que fuese barato y accesible en todos los puestos de salud. No tan caro como los testes actuales», explicó a Efe el profesor de la Universidad de Sao Paulo (USP) Francisco Guimaraes, uno de los responsables de la investigación.

A pesar de la importante reducción de los casos de dengue en Brasil durante los dos primeros meses del año -un 80 % menos que en el mismo periodo de 2013, según el Ministerio de Salud-, la enfermedad continúa en el punto de mira de las autoridades sanitarias, debido a su efecto letal en algunos pacientes.

Precisamente este martes, la Secretaría Municipal de Sao Paulo informó sobre la muerte de un niño de seis años por causa de esta enfermedad, que durante enero y febrero se cobró la vida de nueve personas.

Según las estadísticas oficiales, cerca del 90 % de los casos de dengue que se registran anualmente en el país ocurren entre diciembre y marzo, en coincidencia con la temporada de lluvias más intensas.

Gracias al nuevo sistema, millones de personas en todo el país podrán saber si tienen dengue o no, ya que en muchas ocasiones los síntomas de la enfermedad son confundidos con los de la gripe.

De acuerdo con el profesor, a través de un examen de sangre del paciente, el biosensor, que está en fase de desarrollo, consigue identificar la enfermedad en su estado inicial e informar sobre el resultado en apenas veinte minutos, mientras que los dispositivos actuales tardan un promedio de tres semanas.

Otro de los avances conseguidos es la reducción de su precio, que rondará entre los 100 reales (unos 45 dólares) y 200 reales (unos 90 dólares), lo que permitirá que centros de salud de las zonas más remotas y pobres del país, como el Amazonas, puedan tener acceso al sistema.

La innovación del biosensor también radica en el tipo de anticuerpo empleado para reaccionar con el virus, presente en la sangre del paciente, según la investigadora Alessandra Figueiredo.

A diferencia de los estudios actuales, basados en los anticuerpos de los mamíferos, el equipo utilizó una proteína presente en los huevos de las gallinas.

«La yema del huevo es muy rica y produce un anticuerpo con una concentración mucho más elevada que la del animal», apuntó Figueiredo.

De acuerdo con la investigadora, «el anticuerpo generalmente es un material muy caro, pero produciéndolo a través del huevo de gallina se consigue abaratar, porque producimos concentración mucho mayor. Además, es más fácil de producir porque la gallina pone mucho huevo».

Asimismo, mientras el examen convencional sólo puede ser realizado después del séptimo día en el que los síntomas aparecen, tiempo en el que el organismo comienza a presentar defensa, el nuevo sistema es capaz de detectar la enfermedad en el tercer día de la enfermedad.

«El test precoz que hemos desarrollado puede detectar el virus del dengue pocos días después de que la persona haya sido infectada. El periodo de incubación es una semana, pero (con el nuevo mecanismo) en los primeros síntomas ya podemos detectar si hay dengue o no», comentó Guimaraes.

Los científicos, que comenzaron la investigación en 2011, consideran que el teste podría estar listo en dos años, tras pasar la fase de producción y reglamentación.

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La sastrería Gammarelli confecciona 3 sotanas papales de 3 tallas distintas

Enclavada entre el Panteón y la plaza de Santa Minerva de Roma, un pequeño escaparate presenta de manera cuidada y elegante algunas de las ricas piezas que la familiar sastrería confecciona desde 1798 para sacerdotes, obispos, cardenales de todas partes del mundo y también para los sucesores de la silla de San Pedro.

/ 28 de febrero de 2013 / 14:46

Una sotana talla pequeña, otra talla media y otra grande están siendo confeccionadas para el próximo Pontífice en los talleres de la histórica sastrería Gammarreli de Roma, que desde hace más de doscientos años viste a los papas.

Enclavada entre el Panteón y la plaza de Santa Minerva de Roma, un pequeño escaparate presenta de manera cuidada y elegante algunas de las ricas piezas que la familiar sastrería confecciona desde 1798 para sacerdotes, obispos, cardenales de todas partes del mundo y también para los sucesores de la silla de San Pedro.

Al fondo del negocio, tras un estrecho pasillo y bajo las escaleras de madera, hay un probador repleto de cuadros y retales de seda bordados, donde cuelgan diferentes casullas y una sotana negra a la espera de ser recogidas, y donde Lorenzo Gammarrelli, propietario del negocio, explica a Efe algunos detalles sobre la nueva sotana blanca del papa.

Según Gammarrelli, exponente de la sexta generación de la familia, las sotanas blancas del nuevo pontífice, color reservado para los papas, están siendo confeccionadas en lana, ya que en marzo todavía hace frío, y en tres tamaños distintos a fin de que quien quiera que sea elegido cuente con la medida perfecta.

Se trata de la primera vez en que se confeccionen vestimentas para el nuevo papa mientras su predecesor sigue vivo y al frente de la Iglesia.
«Una vez sea elegido, el santo padre debe presentarse directamente en el balcón vestido de papa. Nosotros no podemos entrar en el cónclave para hacer ajustes, por los que las vestimentas tienen que estar preparadas con mucha antelación», subrayó.

El propietario de la histórica sastrería explicó que cada sotana necesita una media de tres días y medio para ser confeccionada, por lo que toda la producción del negocio ha sido interrumpida para trabajar de manera exclusiva en el primer traje oficial del papa, que deberá ser entregado antes de que se inicie el cónclave.

A partir de este momento, y hasta que sea elegido el nuevo papa, las sotanas blancas serán custodiadas por dos guardias suizos.

«Intentamos hacerlas de la mejor manera posible, con una excelente calidad y según la tradición», destacó Gammarelli sobre el secreto que les ha permitido vestir a los pontífices durante más de dos siglos, al tiempo que rehusó decir cuánto dinero puede costar cada una de las sotanas realizas para los papas.

Mientras Gammarelli atiende las necesidades de la tienda, los primeros rayos de sol de la mañana empiezan a reflejarse sobre la vitrina, y uno de los dependientes sale para bajar el toldo y proteger así la casulla de seda bordada en oro que luce en el escaparate de la tienda.

Junto a ella, y sobre una tela de seda morada, hay una estola bordada con flores de colores cuidadosamente colocada, tres anillos de oro, varios gemelos, un par zapatos negros, así como otros elementos fundamentales en la vestimenta de los religiosos.

En el interior de la pequeña tienda, de cerca de 50 metros cuadrados, situada en la plaza de Santa Clara, y revestida de roble, dos hombres cortan trozos de tela y varios sacerdotes entran y salen de la tienda a recoger algún encargo.

En la pared de la derecha, justo al lado de una estantería repleta de cajones, cuelgan las fotografías de los papas Pío XVI, Juan XXIII, Pablo VI, Juan Pablo I, Juan Pablo II y Benedicto XVI, a los que la familiar sastrería ha vestido a lo largo de su historia, y a los que en pocas semanas tendrá que añadir la del sucesor de Ratzinger.

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