El Gobierno descartó hoy que existan daños en el Satélite Túpac Katari (TKSAT-1) como se difundió por las redes sociales y, el contrario, anunció que existen compromisos que ya fueron adquiridos por empresas para incrementar de 30% a 60% su uso, con lo cual se habrá cubierto el costo de la inversión que demandó el aparato.
“Nuestro satélite goza de una salud perfecta, está funcionando al 100%. Está en su posición en el espacio”, aseguró el director de la Agencia Boliviana Espacial (ABE), Iván Zambrana, durante una entrevista en radio Panamericana.
“He tenido conocimiento que en algunas redes sociales se ha publicado una noticia del año pasado, del 21 de diciembre, donde se hablaba de la caída de algunos fragmentos del satélite. Durante el lanzamiento del satélite hay elementos que se fueron desprendiendo y cayeron en China. Esa noticia salió en medios de prensa en China y fue reproducida estos días como si fuera algo reciente. Hay un error en ese tratamiento de la información”, explicó.
Los comentarios en las redes sociales vincularon además al satélite con los problemas que se registraron hoy en las líneas de telefonía de la Empresa Nacional de Telecomunicaciones (Entel), por lo que la empresa, en un contacto con Erbol, anunció un pronunciamiento oficial para las próximas horas. El director de Comunicación de la estatal de comunicación, Gunar López, dijo que aún se investigan las causas de las fallas.
Zambrana recalcó que el TKSAT-1 está íntegro y funcionando. El Director de ABE explicó que actualmente el ‘uso efectivo’ del satélite está en un 30%, con siete u ocho clientes, entre públicos y privados.
“Existen compromisos ya para usar el 60% del satélite. El 60% estaría vendido y eso implica que ya hemos vendido el costo de la inversión, queda sólo por cubrir el costo operativo a lo largo de 15 años y el resto es ganancia para el proyecto que ha sido un éxito tecnológico y lo está siendo desde el punto financiero”, afirmó.
Zambrana recordó que el uso del satélite está dirigido a la comunicación a través de telecentros; cobertura en servicio de celular; transmisión de televisión en vivo; televisión satelital; transmisión de señales de radio; monitoreo de la producción, distribución y venta de hidrocarburos. El Estado pagó 302 millones de dólares por el satélite.