América Latina «ha avanzado significativamente» en la últimas tres décadas en la integración de ciegos o personas con problemas de la vista, con proyectos de formación, oportunidades de trabajo y una mayor concienciación de los ciudadanos y gobiernos sobre este sector de la población.
Así lo expresó hoy a Efe el presidente de la Unión Latinoamericana de Ciegos (ULAC), Volmir Raimondi, quien destacó que la Organización Nacional de Ciegos Españoles (ONCE) es un modelo a seguir en América Latina, «con alguna adaptación latinoamericana».
Raimondi, de nacionalidad brasileña, participó hoy en Madrid en la conferencia Solidarios con el mundo, organizada por la Fundación de la ONCE para América Latina (FOAL), que desde su creación en 1998 impulsa proyectos de cooperación y políticas activas para mejorar las condiciones de las personas ciegas y con graves problemas de visión en Latinoamérica.
«Siempre hay mucho que hacer», declaró Raimondi quien subrayó que lo más importante es conseguir que la gente con esta discapacidad «tenga oportunidades» y eso requiere un «cambio cultural» para concienciar a la ciudadanía de que los ciegos tienen «capacidad» para trabajar.
En este objetivo valoró de «extremadamente importante» la contribución del convenio entre la FOAL y la ULAC, así como en la defensa de los derechos de las personas con discapacidad visual.
De cara al futuro, Raimondi considera que ULAC tiene que buscar nuevas fuentes y modelos de financiación y más apoyos, especialmente en el sector privado.
El sistema de financiación de la ONCE con sorteos de cupones ha sido imitado en cierta forma por algunos países latinoamericanos, dijo Raimondi, quien lamentó que en general los Gobiernos de América Latina no están dispuestos a apoyar iniciativas como esa.
El presidente de ULAC considera que las nuevas tecnologías brindan una valiosa ayuda a las personas ciegas o con problemas de visión pero dijo que aún son «extremadamente caras».
La ULAC fue creada hace cerca de 30 años y cuenta en la actualidad con más de 100 organizaciones afiliadas en América Latina, donde está presente en 19 países con proyectos que van desde la escuela a la universidad y al mercado laboral.
Con 75 años de existencia, la ONCE trabaja para inclusión social de personas ciegas y aquellas que tienen otras discapacidades, que extiende fuera de España preferentemente a América Latina y también a Europa.
La ONCE a través de su fundación ha contribuido en los últimos cuatro años a la escolarización más de 120.000 niños y niñas, a la formación profesional de más de 50.000 personas y a la creación de 900 empleos y unos 100 microemprendimientos en América Latina, según datos difundidos por la organización española.