Sociedad

Thursday 18 Apr 2024 | Actualizado a 23:08 PM

El hombre más alto de Bolivia murió enfermo a los 47 años

El hombre más alto de Bolivia, 2,30 metros de estatura, Valerio Condori Mamani, murió a los 47 años debido a una neumonía crónica. Era conocido como el gigante de San Roque  porque vivía en esta zona, ubicada en el Distrito 7 de El Alto.

/ 21 de enero de 2015 / 12:28

El hombre más alto de Bolivia, 2,30 metros de estatura, Valerio Condori Mamani, murió a los 47 años debido a una neumonía crónica. Era conocido como el gigante de San Roque  porque vivía en esta zona, ubicada en el Distrito 7 de El Alto.

La enfermera Beatriz Yupanqui, una de las personas que lo ayudó en la última etapa de su vida, contó que Condori era un hombre de carácter sencillo, tranquilo y con muchas aspiraciones. Pero tenía pocos recursos económicos y un delicado estado de salud.

Condori, hombre de manos gruesas y cabello sembrado de canas, era lo más parecido a un gigante de buen corazón, según su mejor amigo, Modesto Mamani. “Siempre lo voy a recordar, no tengo más palabras, por ahora estoy acongojado”, dijo.

Yupanqui explicó que a través del Brazo Social Yanaptasiñani de El Alto se llevó a cabo una campaña solidaria para que pueda ser atendido de una enfermedad respiratoria, pero no pudo reponerse y falleció el domingo.

Fue enterrado ayer en el cementerio de la misma zona donde vivió por más de dos décadas. Lo acompañaron sus amigos y algunos vecinos.

Fotógrafo. Para poder subsistir, Condori se dedicó a sacar fotografías. Lo hacía en varios lugares, pero desde el año pasado se ubicó en la entrada de la Línea Roja del teleférico en El Alto.

“Lo que sabemos, por las veces que conversamos con él, es que quedó huérfano de madre desde niño. Se quedó con su papá y una hermana que viven en una comunidad y se esperaba la llegada de ambos para el entierro, pero no pudieron hacerlo; quizás la avanzada edad de su padre les impidió el viaje, pero éstas son solo suposiciones”, afirmó Yupanqui.

Tras la muerte de su madre, Condori no pudo seguir en la escuela y solo llegó hasta 5° básico, lo que hoy se conoce como 5° de primaria.

De cuna humilde, desde joven Condori tuvo que trabajar en el comercio informal para subsistir.

“Se ha dedicado a laborar en varios rubros y ha sido su forma de vida, pero siempre ha tenido sueños, como toda persona. Quería mejorar su calidad de vida y también ayudar a su padre que ahora tiene 85 años”, acotó Yupanqui.

Su amigo Mamani indicó que con él tuvo muchas anécdotas. “Lo que nos ha unido mucho es que ambos éramos solos. Es decir, no teníamos familiares en esta ciudad o ya habían muerto. Dios se lo llevó y sé que desde allá arriba me cuidará porque ahora me encuentro mucho más solo”.

Desde niño, Condori fue víctima de diferentes burlas. En el colegio no le creían que tenía la edad que decía. Alumnos y profesores dudaban de él y nunca se dieron cuenta de que así era su constitución física. Sin embargo, Condori nunca se avergonzó de su tamaño y tampoco se aprovechó de ser el alumno más grande de la clase.

“Quienes lo conocieron se dieron cuenta de lo grande que era dentro de su alma y corazón, de su coraje y su entereza, personas así hay muy pocas en este mundo”, manifestó su amigo.

Su máquina fotográfica, que compró con esfuerzo y trabajo, se fue haciendo vieja y por esa razón acudió hace poco menos de un año al Brazo Social para pedir que le ayuden a recolectar fondos y comprar un nuevo equipo. “Pero su salud estaba muy deteriorada, se lo veía mal y lo que le recomendamos es que mejore, porque así tampoco podía seguir trabajando. Nos hizo caso”, señaló Yupanqui.

Pese a que se le ayudó con algunos medicamentos, su vitalidad se venía a menos. Hace una semana su estado de salud se complicó más y comenzaron a buscar un hospital para él. Fue al nosocomio Juan XXIII, donde, por lo avanzado de su enfermedad, murió.

Era un caminante alteño

Trabajo

Sus amigos dijeron que ante la falta de recursos económicos, por los que pidió ayuda por mucho tiempo, se iba a pie desde San Roque hasta la Ceja de El Alto. Iba desde muy temprano, sin importar el frío o la lluvia. En la Ceja trabajaba sacando fotos.

Fabricaron un ataúd especial para Condori

Los 2,30 metros de estatura fueron, en determinado momento, un problema en la vida de Valerio Condori Mamani. Después que dejó de existir, su altura también se convirtió en una preocupación para sus seres queridos, porque no había ningún ataúd en el que pudiera ser enterrado.

Según contó Beatriz Yupanqui, los amigos de Condori deambularon por las funerarias alteñas y paceñas en busca de un féretro de 2,40 metros. Una medida que rebasa en diez centímetros la del cuerpo para que éste pueda caber en él.

Después del deceso del hombre de mayor estatura en Bolivia, la madrugada del domingo, sus amistades se pusieron a buscar alguna funeraria que pudiera realizar aquel trabajo.

Después de dos días de búsqueda, la mañana de ayer, la funeraria Conquistador aceptó esa obra y elaboró el ataúd en el que fue enterrado Condori.

El hombre que pasó gran parte de su vida en El Alto, tuvo un velatorio y entierro sencillos. Algunas amistades y sus vecinos más cercanos lo acompañaron ayer por la tarde hasta dejarlo en su última morada, en la zona de San Roque, en el Distrito 7.

Para llevar el sarcófago al cementerio San Roque se necesitó entre seis y ocho personas.

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El hombre más alto de Bolivia murió enfermo a los 47 años

El hombre más alto de Bolivia, 2,30 metros de estatura, Valerio Condori Mamani, murió a los 47 años debido a una neumonía crónica. Era conocido como el gigante de San Roque  porque vivía en esta zona, ubicada en el Distrito 7 de El Alto.

/ 21 de enero de 2015 / 12:28

El hombre más alto de Bolivia, 2,30 metros de estatura, Valerio Condori Mamani, murió a los 47 años debido a una neumonía crónica. Era conocido como el gigante de San Roque  porque vivía en esta zona, ubicada en el Distrito 7 de El Alto.

La enfermera Beatriz Yupanqui, una de las personas que lo ayudó en la última etapa de su vida, contó que Condori era un hombre de carácter sencillo, tranquilo y con muchas aspiraciones. Pero tenía pocos recursos económicos y un delicado estado de salud.

Condori, hombre de manos gruesas y cabello sembrado de canas, era lo más parecido a un gigante de buen corazón, según su mejor amigo, Modesto Mamani. “Siempre lo voy a recordar, no tengo más palabras, por ahora estoy acongojado”, dijo.

Yupanqui explicó que a través del Brazo Social Yanaptasiñani de El Alto se llevó a cabo una campaña solidaria para que pueda ser atendido de una enfermedad respiratoria, pero no pudo reponerse y falleció el domingo.

Fue enterrado ayer en el cementerio de la misma zona donde vivió por más de dos décadas. Lo acompañaron sus amigos y algunos vecinos.

Fotógrafo. Para poder subsistir, Condori se dedicó a sacar fotografías. Lo hacía en varios lugares, pero desde el año pasado se ubicó en la entrada de la Línea Roja del teleférico en El Alto.

“Lo que sabemos, por las veces que conversamos con él, es que quedó huérfano de madre desde niño. Se quedó con su papá y una hermana que viven en una comunidad y se esperaba la llegada de ambos para el entierro, pero no pudieron hacerlo; quizás la avanzada edad de su padre les impidió el viaje, pero éstas son solo suposiciones”, afirmó Yupanqui.

Tras la muerte de su madre, Condori no pudo seguir en la escuela y solo llegó hasta 5° básico, lo que hoy se conoce como 5° de primaria.

De cuna humilde, desde joven Condori tuvo que trabajar en el comercio informal para subsistir.

“Se ha dedicado a laborar en varios rubros y ha sido su forma de vida, pero siempre ha tenido sueños, como toda persona. Quería mejorar su calidad de vida y también ayudar a su padre que ahora tiene 85 años”, acotó Yupanqui.

Su amigo Mamani indicó que con él tuvo muchas anécdotas. “Lo que nos ha unido mucho es que ambos éramos solos. Es decir, no teníamos familiares en esta ciudad o ya habían muerto. Dios se lo llevó y sé que desde allá arriba me cuidará porque ahora me encuentro mucho más solo”.

Desde niño, Condori fue víctima de diferentes burlas. En el colegio no le creían que tenía la edad que decía. Alumnos y profesores dudaban de él y nunca se dieron cuenta de que así era su constitución física. Sin embargo, Condori nunca se avergonzó de su tamaño y tampoco se aprovechó de ser el alumno más grande de la clase.

“Quienes lo conocieron se dieron cuenta de lo grande que era dentro de su alma y corazón, de su coraje y su entereza, personas así hay muy pocas en este mundo”, manifestó su amigo.

Su máquina fotográfica, que compró con esfuerzo y trabajo, se fue haciendo vieja y por esa razón acudió hace poco menos de un año al Brazo Social para pedir que le ayuden a recolectar fondos y comprar un nuevo equipo. “Pero su salud estaba muy deteriorada, se lo veía mal y lo que le recomendamos es que mejore, porque así tampoco podía seguir trabajando. Nos hizo caso”, señaló Yupanqui.

Pese a que se le ayudó con algunos medicamentos, su vitalidad se venía a menos. Hace una semana su estado de salud se complicó más y comenzaron a buscar un hospital para él. Fue al nosocomio Juan XXIII, donde, por lo avanzado de su enfermedad, murió.

Era un caminante alteño

Trabajo

Sus amigos dijeron que ante la falta de recursos económicos, por los que pidió ayuda por mucho tiempo, se iba a pie desde San Roque hasta la Ceja de El Alto. Iba desde muy temprano, sin importar el frío o la lluvia. En la Ceja trabajaba sacando fotos.

Fabricaron un ataúd especial para Condori

Los 2,30 metros de estatura fueron, en determinado momento, un problema en la vida de Valerio Condori Mamani. Después que dejó de existir, su altura también se convirtió en una preocupación para sus seres queridos, porque no había ningún ataúd en el que pudiera ser enterrado.

Según contó Beatriz Yupanqui, los amigos de Condori deambularon por las funerarias alteñas y paceñas en busca de un féretro de 2,40 metros. Una medida que rebasa en diez centímetros la del cuerpo para que éste pueda caber en él.

Después del deceso del hombre de mayor estatura en Bolivia, la madrugada del domingo, sus amistades se pusieron a buscar alguna funeraria que pudiera realizar aquel trabajo.

Después de dos días de búsqueda, la mañana de ayer, la funeraria Conquistador aceptó esa obra y elaboró el ataúd en el que fue enterrado Condori.

El hombre que pasó gran parte de su vida en El Alto, tuvo un velatorio y entierro sencillos. Algunas amistades y sus vecinos más cercanos lo acompañaron ayer por la tarde hasta dejarlo en su última morada, en la zona de San Roque, en el Distrito 7.

Para llevar el sarcófago al cementerio San Roque se necesitó entre seis y ocho personas.

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