Vendedora de frutas recuerda a Columba Bush
México. María Diega Méndez es tía de la esposa del republicano Jeb Bush
Cada día desde hace 23 años, María Diega Méndez se dedica a vender fruta por las calles de León, en el central estado de Guanajuato, una historia de vida como otras en México si no fuera por un detalle: es la tía de Columba Bush.
Columba es la esposa de Jeb Bush, el exgobernador de Florida, hijo y hermano de presidentes, que se perfila como un posible candidato a las primarias republicanas de cara a las presidenciales que se celebrarán en EEUU el próximo año.
Los medios estadounidenses han puesto ya la mirada en las raíces de Columba, en Guanajuato, donde personajes como Méndez, su tía segunda, la recuerdan como una niña “muy risueña, cariñosa y juguetona”, como comenta en unas declaraciones por teléfono a EFE.
En el hipotético caso de que Jeb Bush ganara los comicios presidenciales de 2016, Columba se convertiría en la primera dama de EEUU de origen hispano.
Méndez espera que a su sobrina “le toque, que no se quede con la ilusión”, y que si ella tiene en su pensamiento “llegar arriba”, “que Dios le dé licencia de triunfar y se lo conceda”.
La última vez que Méndez la vio, Columba Bush contaba con “cuatro o cinco años”, cuando estaba “muy medianita”.
Columba Bush, según declaró en su día a través de un portavoz, rompió la relación con su padre, José María Garnica, después de que éste abandonara a la familia cuando ella era una adolescente. Sin embargo, y a pesar de la “distancia”, Garnica fue quien llevó a sus hijos a EEUU y fue quien le pagó los estudios, explica Méndez, prima carnal del padre de Columba.
“Era un gran hombre”, dice la vendedora sobre el padre de Columba Bush, quien falleció sin llegar a conocer a sus nietos.
Méndez indica que, desde que su sobrina es señora de Bush, perdió la relación de amistad con la familia, y ahora dice desconocer si la madre de Columba, Josefina Gallo, “estará aquí o en Estados Unidos, quién sabe”. Y “aunque quisiera ir” al país vecino para retomar el contacto, Méndez asegura que “es un imposible, porque para arreglar papeles uno no tiene dinero”.
Lejos del mundo de la política en el que vive su sobrina, Méndez, a sus 75 años, desarrolla su rutina al lado de sus inseparables frutas.
Su trabajo le ha ayudado a evitar la “soledad” que sintió hace un cuarto de siglo, cuando sufrió una embolia por la que tuvo que quedarse en casa.
“Aquí en León me sobran amistades, y se me hace todo muy bonito porque (los vecinos) son como mi familia”, asegura.
Guarda en su voz un dejo de sorpresa cuando comenta cómo en los últimos días se han acercado a ella “la televisión y periodistas”, y reconoce que le gustaría reencontrarse con Columba.