El Pontífice avanzó más en dos de seis retos de su papado
Son seis los principales temas que debe abordar el Obispo de Roma
La creación de un tribunal para juzgar a sacerdotes que cometieron abusos sexuales contra menores de edad y la designación de un auditor general para transparentar la gestión económica del Vaticano son las dos acciones con mayor avance de los seis principales retos que asumió el papa Francisco en 2013.
A dos años de su elección —tras el retiro de Benedicto XVI en 2005, quien había prometido apartar a todos los encubridores de abusos sexuales dentro de la Iglesia Católica—, el exarzobispo de Buenos Aires aprobó el 10 de junio el procedimiento para juzgar a los obispos que cometan delitos de abuso de poder, como las responsabilidades en los casos de pederastia, y que serán competencia de una nueva sección de la Congregación para la Doctrina de la Fe, informó el Vaticano.
En tanto, en su labor de transparentar el Instituto para las Obras de Religión (IOR), conocido como el Banco del Vaticano, el 5 de junio se nombró al primer auditor general de la Santa Sede, a Libero Milone, un italiano de 66 años. Éste responderá solamente al Santo Padre, y será libre de “ir a todas y cada una” de las áreas del Vaticano a revisar las finanzas y gestión de cualquier departamento.
Además, cerca de cumplir 79 años, Jorge Bergoglio tampoco eludió uno de los temas centrales de su pontificado y, tal vez, el más anticipado desde el cónclave que lo eligió, el 13 de marzo de 2013: la reforma de la curia romana. Para ello creó el “Consejo de los Nueve” (C-9), con el objetivo de reformar la congregación eclesiástica.
Y Francisco dio otras señales de apertura a “asuntos tabú”. Aseguró que no juzgaba a los homosexuales, que “la Iglesia debería dejar de lado su obsesión con denunciar el aborto, la anticoncepción y la homosexualidad para mostrarse más compasiva”, de lo contrario, indicó que “se arriesga al colapso de toda su estructura de moralidad como una torre de naipes”.
El Sucesor de Pedro igualmente trabaja en la recuperación de fieles y en valorar el rol de la mujer en la Iglesia.
‘Tolerancia cero’ a la pederastia
La pederastia en el seno de la Iglesia es, sin duda, el problema más grave al que se enfrenta el Pontífice. Su antecesor, Benedicto XVI (nombre civil Joseph Aloisius Ratzinger, quien fue elegido como Santo Padre el 19 de abril de 2005 tras el fallecimiento de Juan Pablo II, pero se retiró el 28 de febrero de 2013 y asumió el título de papa emérito) dio el primer paso castigando a los acusados de los abusos, tras años de críticas contra la cúpula de la Iglesia Católica, a la que se ha acusado de haber ocultado estas prácticas.
El 10 de junio, Francisco ordenó la creación de un tribunal especial y el procedimiento para juzgar obispos en casos de pederastia en la Congregación para la Doctrina de la Fe, a aquellos que cometan o cometieron delitos de abuso de poder. Esto involucrará a tres congregaciones vaticanas: obispos, evangelización de los pueblos e iglesias orientales. La primera se ocupará de las eventuales acusaciones que lleguen desde los países occidentales; la segunda, de las de los territorios de misión, y la tercera, de las comunidades cristianas orientales.
Será después la Congregación para la Doctrina de la Fe la que juzgue a los prelados por estos delitos, en este último dicasterio se nombrará un secretario adicional encargado de todo lo concerniente con el nuevo tribunal y el Papa secundará las decisiones de este organismo cuando se juzgue a un obispo.
Este proyecto fue presentado durante las sesiones del Consejo de Cardenales (C9), celebradas el 8 y 9 de junio de este año en el Vaticano. La primera audiencia por pederastia dentro de la Iglesia será el 11 de julio contra el exnuncio apostólico de la República Dominicana, el polaco Jozef Wesolowski, de 66 años, acusado por posesión de material pornográfico con menores de edad.
Recuperación de los fieles
Para recuperar a los fieles de la Iglesia Católica se diseñó un plan. El Vaticano estima que hay aproximadamente 1.200 millones de católicos en el mundo, y de ellos poco más del 40% vive en Latinoamérica, lo cual la hace la región con el mayor número de personas que profesan esa religión. Pese a ello, en las últimas décadas hubo una disminución de los seguidores.
Ante esta preocupación, el Santo Padre busca acercarse a los feligreses a través de las redes sociales, interactuando con ellos y realizando viajes a distintos lugares del mundo, incluso intercediendo en asuntos políticos como el conflicto entre Estados Unidos y Cuba.
Transparencia y cuentas claras
En su intención de limpiar el Instituto para las Obras de Religión (IOR), conocido como el Banco del Vaticano y poner freno a las oscuras finanzas de la Santa Sede, el Pontífice creó una Secretaría de Economía, una especie de ministerio en busca de la transparencia, así como un Consejo de Economía formado por ocho eclesiásticos y siete especialistas en materia financiera. Tras esto, en octubre de 2013, el Banco del Vaticano publicó su primer informe anual en 125 años de historia.
El 5 de junio reciente, el Santo Padre nombró al primer auditor general, Libero Milone, un italiano de 66 años. Éste responderá solamente a su autoridad y será libre de “ir a todas y cada una” de las áreas del Vaticano a revisar las finanzas y gestión de cualquier departamento. No obstante, el Obispo de Roma ya dio un paso clave para acelerar el saneamiento de esta entidad, acusada de corrupción y blanqueo de dinero, el 9 de julio de 2014, con la designación del financiero francés Jean-Baptiste de Franssu como presidente del IOR.
Reforma de la curia romana
Jorge Mario Bergoglio tampoco eludió uno de los temas centrales de su papado y, tal vez, el más anticipado desde el cónclave que lo eligió, el 13 de marzo de 2013: la reforma de la curia romana, tan cuestionada durante el pontificado de Benedicto XVI. Sobre este tema, el Sucesor de Pedro dijo que en realidad, es “la reforma espiritual, la reforma del corazón”, la que más le preocupa en este momento.
Para los cambios en el Vaticano, Francisco creó un grupo de nueve purpurados (abril de 2013) que se encarga de ayudarlo en el gobierno de la Iglesia Católica y en la reforma de la estructura de la Santa Sede. Estas personas de confianza perfilan la reagrupación de los 12 pontificios consejos en dos más pequeños, pero el desafío es establecer las competencias de los dicasterios y las de las iglesias locales, qué hacen mejor las conferencias episcopales y diócesis, y qué hace mejor a la curia romana. “La meta que queremos alcanzar es la de favorecer una mayor armonía en el trabajo de los dicasterios y departamentos, para que se colabore eficazmente con la total transparencia”, indicó entonces.
El rol femenino en la Iglesia
“Sufro, y os digo la verdad, cuando veo en la Iglesia o en algunas instituciones eclesiales que el papel de la mujer queda relegado a un papel de servidumbre y no de servicio. Veo mujeres que hacen cosas de servidumbre y no de servicio”, dijo el papa Francisco sobre el rol de las féminas en la Iglesia Católica.
“En cuanto a la ordenación de las mujeres, la Iglesia ha hablado y dice no. Lo ha dicho Juan Pablo II, pero con una formulación definitiva. Esa puerta está cerrada. Pero quiero decirles algo: la mujer en la Iglesia es más importante que los obispos y los curas. ¿Cómo? Esto es lo que debemos tratar de explicar mejor.
Creo que falta una explicación teológica sobre esto”, añadió el Pontífice sobre uno de los retos que ha sido abarcado simplemente en sus discursos.
Apertura hacia ‘temas tabú’
“Si una persona es gay, busca al Señor y tiene buena voluntad, ¿quién soy yo para juzgarla?”, sostuvo el Papa en julio de 2013, en referencia a los homosexuales. El Vaticano celebrará en octubre un sínodo (asamblea) sobre la familia en el que se abordarán temas controversiales dentro de la Iglesia Católica como la homosexualidad. Muchos creyentes esperan que Francisco presente una postura más abierta en éste y otros temas considerados tabú por autoridades eclesiásticas.
Francisco aseguró también en una entrevista que “la Iglesia debería dejar de lado su obsesión con denunciar el aborto, la anticoncepción y la homosexualidad para mostrarse más compasiva”; de lo contrario, dijo, “se arriesga al colapso de toda su estructura de moralidad como una torre de naipes”. El año pasado incluso les consultó a sacerdotes y obispos sus posturas respecto al matrimonio homosexual, el divorcio y la anticoncepción, en un intento de acercarse a las nuevas realidades. Y señaló que hay casos en los que el divorcio es inevitable, “a veces inclusive moralmente necesario, para sustraer a los hijos de la violencia y la explotación y hasta de la indiferencia y el extrañamiento”.