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Francisco emociona, pero su paso raudo causa desencanto

Llegó con retraso. Hubo quienes le esperaron desde las 08.00 y soportaron por casi 13 horas temperaturas mínimas de 3 y 6ºC y máximas de entre 14 y 18ºC en El Alto y La Paz, sin embargo, apenas lograron divisar a Francisco dentro del papamóvil, que atravesó raudo, con la noche encima y precedido por un ventarrón.

Su vuelo se demoró cerca de una hora debido a un retraso en su salida desde Ecuador. A las 17.19 aterrizó en el aeropuerto internacional de El Alto la nave de Boliviana de Aviación que le trajo desde Quito.

A las 17.24 se abrieron las puertas del avión. A las 17.29 las campanas de las iglesias comenzaron a repicar dándole la bienvenida y a las 17.35 el Obispo de Roma comenzó a descender la escalerilla, enfundado en un grueso abrigo blanco.   A esa misma hora se repartían en el trayecto globos blancos que debían ser lanzados al aire mientras avanzaba, espectáculo que no fue debido a las sombras de la noche.

Por radio, a través de las señales de televisión en sus teléfonos móviles, los cientos de personas que se volcaron a las calles para recibir al Pontífice se enteraron de que el avión estaba en territorio boliviano, noticia que arrancó aplausos. La espera tocaba su fin y la posibilidad de ver y recibir la bendición del Sucesor de Pedro tranquilizaba a los expectantes.

Tras los discursos y el breve acto en el campus papal, la máxima autoridad de la Iglesia Católica abordó el vehículo que lo iba a trasladar hasta la plaza Murillo de La Paz.  A las 18.22, en la pasarela de la avenida 16 de Julio, los asistentes comenzaron a sacar celulares y cámaras para registrar el momento. “Ha sido emocionante verlo, aunque fue rápido su paso por la autopista”, dice resignado Sergio Gonzales. “Pese a que pasó rápido, me sentí feliz. Valió la pena haber esperado desde las 09.00”, apunta Aida Ortiz.

“He sentido una emoción muy grande, sin embargo fue muy rápido. Deseo de todo corazón que a Bolivia le vaya bien, que nuestros hogares tengan bendiciones”, sostiene Sonia Mamani, de 35 años, vecina de Munaypata, quien llegó hasta este punto a las 15.30. “Sentí una emoción cuando lo vi pasar… Le pido que rece y pida por los bolivianos”, agrega. Pero en el grupo se alzan voces que protestan de quienes apenas pudieron divisarlo, deslumbrados por las luces altas del vehículo papal y de su comitiva, mientras el frío arrecia. Cuando el motorizado se halla a unos metros, los espectadores abandonan ese punto en busca de abrigo. Valerio Daga, de 45 años, empleado público, se apostó cerca del Plan Autopista. “La sensación que me trae ver al Papa de paz y de conciliación para todas las familias de Bolivia”.

Teresa Blanco, de 47 años, peinadora, explica que “ha sido una emoción. He sentido una paz en el corazón. Todo el día lo esperé y llegó”. En el Plan Autopista, donde Francisco tiene que efectuar una breve parada para homenajear al padre Luis Espinal, víctima de la dictadura garciamecista, le gente se agolpa hasta en las faldas del cerro. Son las 18.43 cuando el papamóvil se detiene. El acto según el programa debe durar siete minutos, sin embargo apenas llega a tres.

En este sitio hay personas que esperaron desde las 07.00 solo para verlo de cerca, así que apenas vuelve a partir empiezan a protestar a gritos y a silbar.   Rodolfo Guzmán, de 50 años, está desde las 13.30 en la avenida Perú. “El paso ha sido violento, no se ha podido ni siquiera saludarlo, sin embargo los bolivianos tienen que estar felices, santificados, tenemos un Papa latinoamericano que por primera vez viene a Bolivia”, afirma confiado.

A la altura de la Cervecería Boliviana Nacional, La Razón encuentra a Susana Fuentes, de 39 años, quien considera que el apresurado recorrido papal es un sabotaje contra La Paz. “Ni siquiera le vimos la cara”, reclama.

Pontífices. “Siento la alegría, la fe, he vuelto a ver un Papa con mis hijos”, cuenta Aleja Torres Lizarazu, de 65 años, quien fue testigo del paso de Juan Pablo II por La Paz hace 27 años. José Luis Mamani, farmacéutico, de 36 años, tenía nueve cuando se produjo la visita de ese pontífice. “Vivía en provincia y seguimos la transmisión por televisión”, cuenta. Esta vez él y toda su familia llegaron al mediodía a la altura del puente Bolívar. “Es una emoción muy grande, ha sido lindo, maravilloso…”, no ahorra adjetivos y relata que le pidió en silencio que bendiga a Bolivia.

“Pasó como una luz”, comenta decepcionada Ximena Silva, de 21 años. “Me hubiera gustado que fuera más lento, aunque fue muy emocionante”, asegura Marisol Quispe, de 18 años, del hogar Niñas de Obrajes.

“Es algo que estaba esperando desde hace mucho. Aunque pasó muy veloz, fue muy emocionante. Vamos a ir a la plaza Murillo para tratar de verlo de nuevo”, comenta María Torres de 22 años. “Siempre es una experiencia intensa, su llegada nos brinda una señal de paz”, declara Williams Díaz.

“Hemos estado con mi familia desde las 11.00 aquí en la Montes, por el retraso de su vuelo él ha tenido que pasar más aprisa, ha sido muy veloz”, apunta Helen Morales, de 40 años. En el camino este diario se topa con un grupo de voluntarios del colegio católico Ave María.

“A mí me dejó con ganas de más, pasó demasiado rápido”, admite Pablo Fernández. “Atrás la gente decía ‘para esito hemos venido’”, informa Rodrigo Tórrez. “Hemos estado desde las 13.00 esperando y ha sido muy rápido”, sostiene Juan García. Sandra Martínez también fue testigo de la visita de Juan Pablo II cuando tenía 14 años. La de Francisco “va a fortalecer nuestra fe, nos va a dar mucha esperanza”, apunta.

“Pasó muy rápido, aunque ha sido lindo ver al Papa… me siento feliz. Que pida mucha salud para los bolivianos”, apunta Elsa Ticona, de 42, quien se halla a la altura de la Pérez Velasco. Son las 18.56.

“Yo vi a Juan Pablo II y ahora a Francisco… es una sensación que embarga el corazón, nos da una paz espiritual. Dan ganas de llorar”, afirma Percy Montecinos, de 39 años, quien vino desde Oruro con su abuela de 85 años.
Lourdes Sánchez se halla en San Francisco. Vive en Villa Copacabana y como no había transporte público hizo a pie gran parte del camino. “Hemos venido las 11.00 y he encontrado un lugarcito, con la bendición de Dios. Lamentablemente ha pasado muy aprisa, debe ser porque se ha retrasado, ha tenido que ir rápido, no le va a dar tiempo por las cosas que tiene que hacer”.

Dan las 18.54 cuando llega el vehículo a la plaza del Obelisco. Las personas, cansadas por la espera, están estresadas y por observarlo de cerca se produce un movimiento y alguien empuja a una mujer, que se da la vuelta y le lanza sin más un golpe al que está más cerca, un señor de la tercera edad. Otra sale en defensa del anciano y golpea a la agresora… La Policía tiene que intervenir para parar la gresca. 

“Es una emoción descomunal, qué te puedo decir”, dice entre lágrimas Mirtha. “Hemos esperado toda la tarde. Mi expectativa era saludarle al Papa”, cuenta Ximena Silva, de 21 años. “Ha pasado muy veloz, sin embargo esperamos volver a verlo”, apunta Daniel, un argentino que llegó a La Paz a ver a su compatriota. Jorge Monroy tiene 70 años y dice que ha esperado cuatro horas más o menos. “Muy bonito, buena organización. Gracias al pueblo de La Paz, hubo mucha organización y paciencia”, resume.

Dan las 18.58 cuando Francisco arriba al fin de su recorrido, la plaza Murillo, donde le esperan otras ceremonias y actos oficiales, antes de que vuelva a abordar un avión para dirigirse hacia Santa Cruz de la Sierra. Con reportería de: Aleja Cuevas, Yuri Flores, Micaela Villa, Aline Quispe,  Jorge Soruco, Marilyn Choque, Jimena Paredes y Liliana Aguirre.

Apuntes de la histórica  jornada

Retraso

Según el programa, el vuelo del Papa debió aterrizar en el aeropuerto internacional de El Alto a las 16.15.

Gira

Bolivia es el segundo país que visita en su gira latinoamericana después de Ecuador y luego se dirigirá a Paraguay.

Importancia

Francisco es el segundo Papa que visita Bolivia. El primero fue Juan Pablo II, quien llegó en abril de 1988 y visitó seis ciudades en seis días.