Paraguay palpitaba este jueves en un clima de ansiedad pero al mismo tiempo de fiesta ante la inminente llegada el viernes del papa Francisco y de cientos de miles de peregrinos de Argentina y Brasil que empezaron a llegar a Asunción.

El irritante atascamiento de tráfico, los mercados de compras repletos, turistas argentinos por las calles con gorros y banderas de su país, banderines del Vaticano y de Paraguay en todas las calles describen la vigilia por el Sumo Pontífice, quien concluirá en esta nación sudamericana una gira que lo llevó además a Ecuador y Bolivia.

«Todo parece en un lavado de cara no más, pero estamos todos felices», comentó Ricardo Acosta, un electricista de 35 años que pasó por la recién estrenada autopista que conduce al aeropuerto y a la zona donde el Papa ofrecerá el domingo una misa campal.

Acosta como muchos otros habitantes de Asunción, afirman que se han arreglado solamente las zonas por donde pasará el Papa argentino.

«Si llega a desviarse por algo, a menos de una cuadra están las mismas calles rotas, de tierra e inundadas por las lluvias de los últimos días», lamentó Fátima Urdaneta, vendedora en una farmacia.

Varios de los cientos de buses que trasladaron a fieles de Argentina empezaron a llegar el jueves a Asunción, mientras que en Ciudad del Este, 330 km al este, fronterizo con Brasil el cruce de brasileños era «incesante», dijo una fuente d ela municipalidad.

«Voy a ser explícita, que el turista no sea coimeado y estafado, y eso va para todas las instituciones», advirtió Sandra Zacarías, intendenta de Ciudad del Este, enumerando a la policía, aduanas e inmigración, entre otras.

El sacerdote Alejandro viajó desde la ciudad de Rosario durante 16 horas para ver a un Papa que los enorgullece, dijo a la AFP en Falcón, frontera paraguaya-argentina, 60 km al noroeste de Asunción.

«De una parte ya que sea argentino nos pone orgulloso porque muchas veces los argentinos no hacemos cosas bien afuera, y tener un papa argentino que nos deje bien parados nos llena de orgullo y de emoción también», afirmó.

A rezar en masa

Entre un millón y un millón y medio de argentinos se está movilizando desde todas partes del país del Papa para verlo en las misas prevista el sábado en el santuario de Caacupé -50 km al este de la capital-, y el domingo en Ñu Guazú, antes de emprender su regreso a Roma.

Paraguay, uno de los países más pobres entre las naciones desiguales de América Latina, tiene unos siete millones de habitantes, de los cuales 90% son de confesión católica.

Francisco pisará suelo guaraní a las 15.00 locales (19.00 GMT) el viernes y luego de una recepción oficial de protocolo se dirigirá en Papamóvil desde el aeropuerto internacional «Silvio Pettirossi» hasta la Nunciatura, un trayecto que le llevará más de una hora, con una parada frente a la cárcel de mujeres «Buen Pastor», anunciada este jueves.

Todo indica que las lluvias de los últimos días cesarán, según el centro nacional de meteorología.

La mayoría de movimientos políticos, sociales y campesinos que venían manifestándose interrumpieron sus protestas, salvo un sindicato de choferes de autobuses que exhibió a varios de sus miembros crucificados con clavos y un grupo de campesinos que cerró el jueves una ruta por reivindicaciones.

La organización que nuclea a homosexuales, «Somos Gay», hizo colocar grandes carteles bien visibles en el itinerario del Papamóvil con la leyenda «Yo no soy quién para juzgarlos», extraída de una frase pronunciada por el mismo Francisco.

La Iglesia estima que habrá cerca de tres millones de personas en la misa central del domingo 12 en el campo militar de Ñu Guazú y por lo menos un millón en Caacupé, donde reside la Virgen de los Milagros de Caacupé, la Patrona del Paraguay, de la cual es devoto Francisco.