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Restricción de ingreso a la plaza Murillo opaca actos protocolares

La restricción para el ingreso a la plaza Murillo de La Paz y el cambio de ruta de la tradicional procesión de la Virgen del Carmen opacaron ayer los actos protocolares por la efeméride de la revolución del 16 de julio, que pese a todo mostraron unidad.

Las salvas de artillería a las 06.30 dieron el inicio a los eventos formales por los 206 años del grito libertario paceño. Desde esa hora, una columna de los Colorados de Bolivia ya estaba formada en las afueras del Palacio de Gobierno, mientras los faroles continuaban encendidos alumbrando la plaza.

Representantes de instituciones públicas y organizaciones cívicas arreglaban las ofrendas florales para dejarlas a los pies del monumento a Pedro Domingo Murillo. Según el historiador Randy Chávez, esta costumbre nació en 1909, cuando se desveló la estatua que adorna el kilómetro cero. Después de que se exhumaron los restos mortales del héroe paceño y Juan Bautista Sagárnaga en 1939, un año después se sumó a esta tradición la exposición de las urnas de los protomártires.

HÉROES. En un costado de la plaza, con el transcurrir de los minutos, crecía la fila de instituciones que dejarían las ofrendas a los héroes de la revolución en el acto cívico. Con un chaleco amarillo lleno de insignias y una gorra morada, Gastón Mendoza, gobernador del Club de Leones Distrito S1 Bolivia, se encontraba preparado para esta jornada. Relató que se despertó desde muy temprano porque lideraba la primera organización que dejaría su reconocimiento.

La presidenta del Centro Cívico Cultural 20 de Octubre, Betty Botello, también llegó temprano, aunque lamentó la restricción en el ingreso de los ciudadanos a la Plaza de Armas para apreciar los actos.

Minutos antes, ella y sus compañeras se encontraban en la esquina de las calles Potosí y Socabaya ultimando los detalles del arreglo floral mientras una de ellas dialogaba con efectivos policiales para pasar. “Llegamos a las 06.45, pero la plaza está cerrada. Es una pena para nosotros los paceños, me parece que es incorrecto que nos hagan esperar para ingresar”.

Los cordones de seguridad alrededor de la plaza Murillo tenían el objetivo de prevenir las medidas de protesta de los representantes del Comité Cívico de Potosí (Comcipo), que llegaron a la sede de gobierno para exigir un pliego de demandas regionales.

“Lamentablemente, todas las protestas y las demandas recaen sobre La Paz, que es una ciudad tan generosa que sigue recibiendo a todos y eso nos causa un enorme perjuicio”, comentó José Alberto Gonzales, presidente de la Cámara de Senadores, antes de que empiecen los actos centrales.

Este conflicto ocasionó que se cambie la ruta de la procesión de la Virgen del Carmen. Esta tradicional demostración de devoción se realiza alrededor de la plaza y es acompañada de una columna de honor militar. Ayer no pasó ello, también por los conflictos.

Pese a ello y al clima frío, la agenda comenzó con normalidad. El Club de Leones fue la primera organización que dejó el recuerdo delante de las urnas de los protomártires, custodiadas por dos “colorados”. En cada una de las ofrendas, dos soldados llevaban las flores, las dejaban delante de las urnas, se daban la vuelta y brindaban un saludo marcial, mientras autoridades y dirigentes pegaban la mano derecha al pecho y se inclinaban. Fueron más de 30 instituciones y organizaciones cívicas que repitieron esta acción cargada de solemnidad.

A pesar de los obstáculos policiales, tres niños lustrabotas llegaron donde se encontraban las autoridades y dirigentes paceños, aunque no les fue bien con los clientes, y decidieron sentarse sobre sus cajas, al frente de la Catedral Metropolitana, para observar el acto cívico de la paceñidad.

Después de las ofrendas, el presidente en ejercicio, Álvaro García Linera, el senador Alberto Gonzales, el gobernador Félix Patzi y el alcalde Luis Revilla se acomodaron detrás de los mástiles para izar tres banderas: la wiphala multicolor, la tricolor  boliviana y la rojo punzó y verde esmeralda de La Paz.

Al lado izquierdo del monumento, Gonzalo Murga, del Consejo Nacional de Espiritualidad, preparaba la ofrenda a la Pachamama “para que todos estemos felices, pidiendo a nuestros ancestros y a nuestra Madre Tierra para que nos dé una buena vida”.

Con este ritual empezó la ceremonia interreligiosa, que contó con la participación de miembros de la Iglesia Católica, las iglesias Evangélica Metodista, Evangélica Luterana Boliviana, Nazareno, Metodista Pentecostal y la Presbiteriana Independiente.

La misa en honor a la Virgen del Carmen, patrona de La Paz, se efectuó en el templo que lleva su nombre, en la esquina de las calles Colón y Ballivián, no así en la Catedral Metropolitana, como en otros años. Y luego su procesión recorrió calles cercanas a la plaza.

A este acto solamente asistieron el gobernador Patzi y el alcalde Revilla, quienes resaltaron que los actos por la efeméride unieron a las autoridades nacionales, departamentales y municipales, como no pasaba anteriormente.

“Estamos cumpliendo 206 años con mucho optimismo, con mucha alegría y con mucha esperanza, y, a diferencia de otros años, en un marco de unidad de todas las autoridades, que también es un buen augurio para el trabajo que podamos desarrollar adelante”, afirmó Revilla, tras la realización de unos actos protocolares sui géneris.