Se destapa trata de muchachos con fines de explotación sexual
Dos casos se registraron en menos de un mes en el municipio de San Ignacio de Velasco, Beni. El Gobierno nacional anuncia el incremento de operativos de control.
A sus 15 años, Álex cayó en una red de trata y tráfico de personas. Fue enviado desde su natal San Ignacio de Velasco hasta Santa Cruz de la Sierra, allí fue drogado y abusado sexualmente.
La captura de Álex Jordy T.,Tiquilín, el 14 de septiembre de este año en un operativo entre la Fuerza Especial de Lucha Contra la Violencia (FELCV), el Ministerio Público y la Defensoría de la Niñez y Adolescencia de San Ignacio, destapó la trata de varones con fines de explotación sexual.
Las víctimas eran captadas en San Ignacio de Velasco, ubicado a 476 kilómetros de Santa Cruz de la Sierra, por el Tiquilín, quien se identifica en su perfil de Facebook como Alejandra.
Estos son dos de los 51 casos de trata y tráfico de personas registrados en ese departamento entre enero y junio de este año, según un reporte del Viceministerio de Seguridad Ciudadana.
El sujeto se encargaba de captar a los menores de edad y los enviaba a un centro de salud situado en la plazuela Los Chacos de la capital cruceña.
En un allanamiento llevado a cabo el 15 de septiembre, la Policía encontró allí a Álex en poder de Sixto Marcelino Ch. M., odontólogo de una casa de acogida de huérfanos, y a otros adolescentes en situación de calle.
El fiscal Daniel Tórrez informó en su momento que el detenido fue denunciado por cinco madres de familia en la FELCV por inducir a sus hijos a abandonar sus domicilios para luego obligarlos a prostituirse.
El juez ignaciano Ismael Burgos envió al reclutador con detención preventiva a la cárcel de Palmasola. Álex Jordy T. fue imputado por los delitos de corrupción y sustracción de menores, pero no por trata y tráfico de personas.
“Mi sobrino vivía en San Ignacio de Velasco, este joven travesti vive allá también y para (está) con adolescentes. Él convenció a mi sobrino para que se vaya de su casa a Santa Cruz, donde un hombre lo recibió. Es un centro médico de la Iglesia Católica donde viven jóvenes de entre 11 a 18 años, ahí lo encontramos a mi sobrino”, informó a La Razón Lidia T., tía del adolescente rescatado.
La red fue descubierta por los padres de dos muchachos de 13 y 14 años, quienes al darse cuenta de que sus hijos se estaban por fugar, les preguntaron a dónde pensaban ir y ellos terminaron revelando la dirección.
“Dimos con el centro de salud y ahí vi al hombre —Sixto Marcelino Ch. M.—, que era mi vecino en San Ignacio de Velasco. Él estaba afuera con otros muchachos más, llamé a la Policía, él tenía en su poder a mi sobrino. Él confesó que Álex Jordy T. le mandó al chico y que él no sabía quién era”, complementó la tía.
Allí encontraron a Álex, su sobrino, quien denunció que fue dopado y abusado sexualmente. La Defensoría de la Niñez y Adolescencia de la Alcaldía de San Ignacio de Velasco recibió cinco denuncias de padres de familia, pero esa repartición tiene informes de que son entre 12 y 15 los niños y adolescentes que habrían sido víctimas de esta organización.
Para captar a sus víctimas, Álex Jordy T. se hacía amigo de ellos, acudía a las discotecas, les invitaba bebidas, les invitada a comer, les incluía entre sus contactos de WhatsApp y luego les convencía de que dejen sus casas, ofreciéndoles una vida mejor en Santa Cruz de la Sierra.
Pese a todas las evidencias, los aprehendidos no fueron imputados por el delito de trata y tráfico, sino por sustracción y corrupción de menores. De someterse a un juicio abreviado, estarían en las calles en las próximas semanas, ya que esos delitos tienen una pena privativa de libertad de entre uno a cinco años. En cambio, la Ley Integral contra la Trata y Tráfico de Personas dispone una sanción de 15 a 20 años de reclusión “cuando la víctima sea un niño, niña o adolescente” (Art. 34).
En San Ignacio de Velasco, entre autoridades y padres de las cinco víctimas hay temor por las amenazas lanzadas por la familia del Tiquilín, por lo que prefieren callar. El sujeto —denunciaron— presume de sus relaciones con personalidades, políticos, empresarios y de la farándula, y ya dio a conocer que tomará represalias.
Pero éste no es el único caso de trata en el que las víctimas son niños y adolescentes varones. El 29 de agosto se registró un hecho similar en esa comuna cruceña.
Marianela J., conocida como La China, quien cumplió una condena de cinco años en el penal de Palmasola por sustracción de un menor, recuperó su libertad hace seis meses y volvió a delinquir.
La sindicada envió de Santa Cruz a San Ignacio a cinco menores púberes —tres hombres y dos mujeres— en un autobús.
Los tres chicos, de 11, 12 y 13 años, eran pandilleros y vivían en situación de calle en la capital oriental, al igual que las menores, las que se dedicaban a atracar.
La China fue aprehendida nuevamente y remitida al penal de Palmasola, mientras su prima Martiza V., quien esperaba a las víctimas, fue capturada.
La primera fue imputada el 9 de septiembre por el delito de trata y tráfico de personas con fines de explotación sexual.
Reynaldo Gómez, capitán grande del pueblo Guaraní, dijo que la pasada semana le informaron de la desaparición de un menor de edad en Camiri, Santa Cruz; sin embargo, en la Defensoría edil de la minoridad señalaron que no tenían información.
Atípico. “Son contados los casos de trata y tráfico con varones, las redes delictivas trabajan generalmente con niñas y adolescentes mujeres”, aseguró Rosa María Valencia, directora de la Defensoría de la Niñez y Adolescencia de la municipalidad cruceña.
Para Patricia Bustamante, directora del Centro de Capacitación y Servicio a la Mujer (Cecasem), que tiene un Observatorio de Trata y Tráfico, este problema “no solo se enfoca en las mujeres. Los niños no es que no sean vulnerables, pueden ser reclutados, ya sea para ser explotados sexual o laboralmente”.
El coordinador del Observatorio Infantojuvenil de la Universidad Autónoma Gabriel René Moreno, Hagler Justiniano, aseguró que la noticia sobre el caso de trata de varones en San Ignacio de Velasco lo sorprendió.
“Si bien nosotros trabajamos en la prevención en los colegios y conversamos también con los varones, nuestro trabajo está enfocado en las señoritas; pero desde ahora haremos énfasis en ambos géneros”, apuntó.
Desde su perspectiva, el anzuelo para que los chicos sean captados por tratantes es su deseo de visibilizarse socialmente.
“Los varones son abordados por su deseo de hacerse amigos de personas mayores y visibilizarse más, así son contactados por gente que opera en esas redes”.
Justiniano explicó que estas organizaciones captan a sus víctimas en ciudades intermedias. “Les ofrecen trabajo, les dicen que ganarán buen dinero, que vivir en la ciudad les ofrecerá nuevas oportunidades”.
Si bien Santa Cruz no lidera las estadísticas en este tipo de delitos, —ocupa el segundo lugar detrás de La Paz—, “hay casos muy fuertes que se registran en ese departamento. Estamos pendientes de este problema, estamos trabajando de manera incansable”, declaró Carlos Aparicio, viceministro de Seguridad Ciudadana.
La Razón se comunicó desde La Paz con el director departamental de la Fuerza Especial de Lucha Contra el Crimen de Santa Cruz, coronel Juan Carlos Ramos; sin embargo, la autoridad no quiso dar información vía telefónica.
El viceministro de Justicia, Diego Jiménez, destacó que en ese departamento se instaló una mesa contra ambos delitos conformada por la Gobernación y los gobiernos locales, que permitirá generar políticas de prevención.
Más casos de adolescentes varones
Kattya Valdés
En 2014 el Ministerio Público atendió en Bolivia 309 casos de trata y tráfico en los que las víctimas eran niños y adolescentes varones, 170 más que los que involucraron a mujeres menores de edad (139). Esa cifra representa el 52% del total.
En 2013 solo 28 denuncias involucraban a muchachos y 159 correspondían al género femenino. Es decir que en un año esa cantidad se multiplicó por 11 veces o aumentó en 1.003,5%.
“Se ha detectado una creciente demanda de varones para trabajar en las minas, en la agricultura o fábricas en países como Brasil y Argentina. A eso se suma la demanda de bebés y niños para las adopciones ilegales, y también para el tráfico de órganos”, explicó Ximena Fajardo, responsable del área de Trata y Tráfico del Ministerio de Justicia.
En 2014 se denunciaron 589 casos, de los cuales 448 correspondían a menores de edad.
El viceministro de Justicia y Derechos Fundamentales, Diego Jiménez, destacó que la mayor cantidad se concentra en el eje central, y que el 76% de todos ellos involucraban a niños, niñas y adolescentes.
“Este dato nos preocupa mucho, por eso estamos capacitando a los operadores de justicia en esta temática para tratar de combatir este flagelo de una forma más eficiente”, recalcó.
Números. En 2008 se tenía conocimiento de cinco denuncias en las que el damnificado era un niño o adolescente, frente a 30 mujeres que estaban en esa etapa de desarrollo.
Es decir que en seis años esa cifra se disparó 61 veces, según los datos consignados por el Ministerio de Justicia en el Plan Nacional de Lucha Contra la Trata y Tráfico de Personas 2015-2019.
Entre enero y junio de este año se presentaron 229 casos en Bolivia. De acuerdo con este reporte, el departamento de La Paz lidera las estadísticas con 96 (42%). Le sigue Santa Cruz, con 51 (22%) y Cochabamba con 24 (10%).
Después está Potosí con 16 (7%); Tarija con 15 (7%); Beni con 13 (6%), y Chuquisaca con 10 (4%). Pando ocupa el último peldaño con 4 denuncias ( 2%).