Emaverde reporta daños en 36 espacios verdes paceños
La Empresa Municipal de Áreas Verdes Parques y Forestación (Emaverde) dio cuenta de que al menos 36 de esos espacios, de los 430 que hay en la ciudad de La Paz, presentan diversos tipos de daño ocasionados por las personas y los animales domésticos.
La Empresa Municipal de Áreas Verdes Parques y Forestación (Emaverde) dio cuenta de que al menos 36 de esos espacios, de los 430 que hay en la ciudad de La Paz, presentan diversos tipos de daño ocasionados por las personas y los animales domésticos.
“De diez plantines que sembramos, nos roban al menos dos”, revela la técnica María René Estrada. Los primeros días de octubre, por ejemplo, al amparo de la noche, sustrajeron 300 plantas de estos espacios de los Puentes Trillizos.
La Secretaría Municipal de Infraestructura Pública emplea entre Bs 300.000 y Bs 50.000 al mes para reparar los daños”, informa Rodrigo Soliz, responsable de esa repartición edilicia.
En lo que va del año, la Alcaldía tuvo que desembolsar solo para la reparación de rejas grandes de los parques urbanos la suma de Bs 100.000, mientras que en la reposición de rejillas de las jardineras la municipalidad gastó Bs 180.000.
En septiembre, por ejemplo, se robaron esos protectores de las jardineras de la avenida Ballivián, Calacoto.
La Secretaría de Infraestructura tiene un presupuesto anual de Bs 18 millones, de los que destina unos Bs 1,5 millones al mantenimiento del ornato público.
Según Emaverde, las principales amenazas contra los 36 espacios son: los perros que escarban la tierra y la contaminación con heces de animales; los manifestantes, folkloristas y espectadores, comerciantes informales, indigentes y automovilistas.
DETALLE. “En La Paz tenemos 430 áreas verdes, eso significa un millón de metros cuadrados (m2) que serían más o menos unas 150 canchas de fútbol oficiales”, dice Julio Linares, gerente general de la empresa descentralizada. Hace 12 años éstas eran solo 150.000 m2, es decir que hubo un crecimiento de 567%.
De los siete macrodistritos urbanos que tiene La Paz —Max Paredes, Periférica, San Antonio, Cotahuma, Centro, Sur y Mallasa—, los tres primeros sufren más daños, de acuerdo con Linares.
Si bien el problema de las deposiciones de los canes está presente en esas siete jurisdicciones de la urbe, existen barrios como el de Achumani (Sur) que se destacan por cuidar estos sitios.
Los vecinos incluso pidieron “basureros diferenciados para depositar las heces de los animales”. En contraposición, hay personas que hacen pasear a sus caballos en la plaza 2 de Febrero de Mallasa, los que causan un daño mayor.
Al deterioro que ocasionan los animales se suman las casi cotidianas manifestaciones de protesta.
Los participantes pisotean el césped y los diseños florales, dejan basura y usan el área como mingitorio. Por ejemplo, el 16 de septiembre un grupo de choferes que exigía alza tarifaria se instaló en las jardineras de la plaza Fabril, frente al templo de San Francisco.
Otros lugares que sufren este problema son la avenida Mariscal Santa Cruz, la plaza Villarroel, la Plaza Mayor de San Francisco, entre otras.
Durante las festividades folklóricas, sin embargo, se producen daños mayores ocasionados por espectadores que por observar las danzas se meten a las jardineras, se equilibran sobre las rejillas, etc, dejan desechos y usan el área para hacer sus necesidades fisiológicas.
“Después de una entrada folklórica grande la Alcaldía gasta entre Bs 250.000 y Bs 300.000 en reponer todos los daños en una intervención grande”, dice Soliz.
“Después del Gran Poder o de la Entrada la Universitaria gastamos al menos Bs 300.000 en la reposición total de los plantines”, añade Linares. Cada plantín cuesta entre Bs 0,80 y Bs 30.
Los comerciantes informales también son una amenaza para estos espacios. En la plaza Baltazar Alquiza, frente al Cementerio General, usan el área verde como guardería —sus hijos arrancan las plantas, escarban la tierra, hacen sus necesidades, etc.— y los árboles para colgar sombrillas o sostener toldos.
Los indigentes además son un problema.LA RAZÓN vio cómo el jueves 8 de octubre un grupo de ellos descansaba en el césped del nudo de la autopista, donde instalan sus precarias viviendas o toldos para pasar la noche. Por último están los conductores imprudentes o los que bajo el influjo del alcohol chocan con sus vehículos y destrozan rejas, bancos, árboles y muros de protección.
Eso sucede en particular en las avenidas Busch, Buenos Aires, Muñecas, Las Américas y Costanerita. En septiembre, un gimnasio inaugurado en el Parque Ch’allapampa de Achachicala fue destrozado por pobladores que no fueron identificados.
El año pasado, un agente de la fuerza pública detuvo a una pareja cuyos niños estaban arrancando plantines en la plaza Bolivia, a metros de la avenida Arce. “El policía nos informó, fuimos a verificar la denuncia, hablamos con la familia y la reflexionamos, pero no pudimos hacer más”, cuenta María René Estrada, técnico de Emaverde.
La Ordenanza Municipal 511/2005 prohíbe dañar los espacios públicos. La empresa gasta unos Bs 22 millones al año y Bs 2,5 millones al mes en el mantenimiento de las áreas verdes. Por el daño al ornato público, los automovilistas que son detenidos pagan multas que van entre Bs 3.000 y Bs 4.000. “Por esos infractores Emaverde tiene un ingreso de Bs 60.000 al año, pero no es nada comparado con los muchísimos perjuicios que ocasionan”, añadió la trabajadora edil.
Dueños de perros no cumplen la norma edil
La Ordenanza Municipal 511/2005 establece que para el tránsito de animales en áreas verdes sus dueños deben recoger sus deposiciones, pero casi nadie cumple la norma.
“Con el fin de evitar la contaminación del medio ambiente durante el tránsito de animales en áreas públicas, los propietarios están obligados a recoger las heces de éstos y a depositarlas en los basureros, para lo cual tomarán las previsiones correspondientes y portarán los implementos necesarios”, dispone el artículo 43.
Permitir que el animal contamine el medioambiente y destruya el bien público es considerada una infracción leve, según el artículo 92 de la ordenanza, que en el artículo 93 establece que este tipo de faltas serán sancionadas con una multa de entre Bs 20 y Bs 100. “No podemos estar las 24 horas controlando; es la población la que debe empoderarse de sus espacios verdes y evitar que los perros las destrocen”, dice María René Estrada, técnico de la Empresa Municipal de Áreas Verdes. Los canes escarban, arrancan los diseños florales, pisan y rompen las flores y defecan. Sus heces pueden contener parásitos.