Icono del sitio La Razón

Francisco, el amigo eterno del cardenal Julio Terrazas

Al cardenal Julio Terrazas y al papa Francisco (Jorge Bergoglio) los unía una gran amistad construida en más de medio siglo. Cuando el Santo Padre llegó a Bolivia, en julio, se hospedó en la casa del religioso boliviano, y se dio modos para ir a visitarlo hasta el hospital donde era atendido. Durante sus momentos de agonía, el Pontífice le envió una carta en la que le expresó su cercanía.

“No llevo la cuenta del tiempo o las veces que nos hemos visto, es una relación que se ha ido tejiendo en el tiempo, ya desde la ordenación sacerdotal: él como jesuita y yo como redentorista”, expresó en junio el Cardenal a la red Uno, su última entrevista con la prensa, previo a la llegada de Francisco a Bolivia, del 8 al 10 de julio.

En 1951, a sus 15 años, Terrazas fue enviado a San Bernardo (Chile), donde terminó el bachillerato. Posterior a ello se trasladó a Salta (Argentina), lugar en el que hizo un año de noviciado. Luego continuó con su formación en Filosofía y Teología en Córdoba (Argentina), ahí conoció al argentino Bergoglio.

Terrazas y Bergoglio, ambos nacidos en 1936, estudiaron en Córdoba cuando tenían 20 años. Sus casas de formación eran cercanas. “Allí nos conocimos”, recordó el único cardenal boliviano en aquella entrevista.  Relató que esa amistad fue forjada en las reuniones del Consejo Episcopal Latinoamericano (Celam). La buena vecindad de representar a Argentina y Bolivia los llevaba a sentarse juntos en las asambleas y reuniones.

“Hemos estado trabajando no solo en comisiones del Celam, donde hemos compartido responsabilidades, sino que también hemos participado de varios sínodos mundiales de obispos representando a América Latina”, recordó en ese entonces.

Después de seis años de aquel evento religioso, Bergoglio fue elegido Papa en la Capilla Sixtina de Roma (marzo de 2013), tras la renuncia de Benedicto XVI (Joseph Ratzinger). Terrazas contó que se sintió emocionado con esa decisión, pues se trataba de su gran amigo: el cardenal argentino.

En esa entrevista, el boliviano recordó que Bergoglio, siendo obispo, le dijo: “Al viajar a Bogotá siempre paso por encima de Bolivia y me quedo triste porque debería bajar a conocer tu país”; a lo que él respondió: “Alguna vez vas a tener la oportunidad, no dejes de estar también en Bolivia entre los primeros países que visites”.

Cuando el argentino, ya convertido en Papa, llegó a Bolivia decidió hospedarse en la casa del Cardenal, quien permanecía hospitalizado porque ya le aquejaba las consecuencias de la diabetes y la insuficiencia renal. Pero la noche del 9 de julio, Francisco se dio modos para llegar a la clínica y visitar a su amigo. “Mira dónde vengo a verte”, le dijo esa vez. “Gracias por todo lo que has hecho. Te estuve siguiendo en la televisión”, le respondió.

En ese encuentro, que duró unos 10 minutos, el Papa pidió a los médicos quedarse a solas con Terrazas.  Cuatro meses después de esa visita, el Cardenal sufrió una recaída. En adelante su situación empeoró paulatinamente a causa de una infección pulmonar. El 5 de diciembre, Bergoglio decidió escribirle una carta, y ese fue su último contacto con él.

“Profundamente conmovido por la noticia de su enfermedad, deseo expresarle en estos momentos de sufrimiento mi cercanía, que acompaño con mis plegarias al Todopoderoso, pidiendo que le conceda abundantes dones de paz y consuelo espiritual”.

Sueño del religioso boliviano

Esperanza

Terrazas tenía la esperanza de que la visita del Papa a Bolivia ayude a que “entre todos construyamos una Bolivia sin odios, sin rencores, sin insultos, sin trampas espirituales, psicológicas o políticas, sino que con claridad y prudencia construyamos un país donde tengamos vida”.

La visita del prelado al Vaticano

Tras una audiencia privada en el Vaticano (Italia) entre el cardenal Julio Terrazas y el papa Francisco, en diciembre de 2013, el Santo Padre pidió a los bolivianos “vivir con esperanza”. El encuentro fue a las 11.15 del 2 de diciembre de ese año en el Palacio Apostólico. Terrazas llegó a Roma el 29 de noviembre y en esos días se quedó en la casa Santa Marta, actual residencia del Papa, según medios del Vaticano. En aquella ocasión, el Pontífice pidió a la Iglesia en Bolivia “caminar con esperanza” y añadió que “una Iglesia debe estar siempre en camino hacia una meta común: el encuentro con Jesucristo”.