La sequía y las tormentas de arena no dan tregua en las provincias orureñas. Al menos siete comunidades han perdido más del 90% de sus sembradíos de quinua, según Bernabé Choquetopa Rodríguez, autoridad del ayllu Chahuara, de la comunidad Aroma, en el municipio Salinas de Garci Mendoza.

El grano de oro prácticamente ha quedado enterrado en la región. “El 90%, en algunos casos, en otros el 100% de las plantas se ha perdido”, dice vía telefónica Choquetopa a La Razón.

La región vive en “agonía” hace meses. En noviembre, la comunidad Aroma envió una carta al alcalde de Salinas de Garci Mendoza, Ciro Mamani, haciéndole conocer que los vientos de septiembre y octubre enterraron las parcelas de quinua, y después llegó la helada. “La sequía va afectando (a la región), cada año llueve menos y muchas familias toman agua de pozo”; no hay líquido elemento para regar a las plantaciones. Tampoco hay agua para alimentar a los camélidos.

Gracias a un pluviómetro (instrumento para medir la cantidad de lluvia que cae en un lugar) Choquetopa hizo seguimiento a la crisis que atraviesa la región (ver infografía adjunta). “Cada año la lluvia va disminuyendo poco a poco, muchas vegetaciones van secándose”, informa. Se anima a decir que las comunidades viven su peor temporada.

Las comunidades afectadas son: Aroma, Salquiri, Collpuma, Irocawa, Chijllapata, Vilaque y Comuta.

“En la frontera con Chile ya no llueve hace tres años y a causa de esto el lago Poopó se va secando porque existe fuerte evaporación”, acota.

Algo similar sucede en Pampa Aullagas. El alcalde Tomás Gonzales explica que el total de la población (aproximadamente 1.200 personas) se dedica a la producción de quinua. “A nosotros más del 90% de los sembradíos nos ha afectado”, indica.

La región —acota Gonzales— vive con climas extremos. La nevada y las tormentas de arena han sepultado las esperanzas de una buena cosecha. Donde antes había quinales, en la actualidad hay arena. Quedan rastros de los sembradíos y pocos pobladores recuperarán algo de su siembra.

La escasez de agua perjudica a los poblados

La comunidad de Lupiquipa es parte del municipio orureño de Salinas de Garci Mendoza y se ha quedado sin agua, se lamenta el alcalde Tomás Gonzales.

En la región viven entre 80 y 90 comunarios que han escarbado la tierra en busca del líquido elemento. Ellos deben caminar kilómetros para abastecerse.

En algunas comunidades de Salinas de Garci Mendoza —explica Bernabé Choquetopa Rodríguez— hay personas que caminan a diario hasta cinco kilómetros para conseguir agua.

Martín Colque, alcalde de Toledo, comenta que hace una década el clima ha empeorado en la región orureña. Y este fin de año se ha tornado aún más complicado. “La gente espera que haya agua y que mejore el clima. Se espera que hasta mediados de enero; de lo contrario, la situación estará insoportable”, advierte.

Historias de la gente del lugar

Maribel Aquice, de Pampa Aullagas: ‘Ya no quedan sembradíos’

“La arena ha enterrado los sembradíos de cebolla, papa y quinua. Ya no nos queda nada para alimentarnos, solo las ovejas y algunas llamas están sobreviviendo aquí”.

Juana Choque, vendedora de Quillacas: ‘Por la arena se va la gente’

“Este año las tormentas de arena fueron muy frecuentes, no se puede salir a trabajar en el campo. Todo está enterrado por la arena y la gente se está yendo a Oruro, todos se van”.

Ana Troche, vecina de Quillacas: ‘Casi Nada sobrevive’

“Parece que estuviéramos en el desierto, de tanta arena que trae el viento. Las casas y los alimentos se llenan de arena, nuestros animales de la casa se mueren, casi nada sobrevive”.