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Lluvias desnudan vulnerabilidad de Luribay; familias piden ayuda

Las lluvias que cayeron en el municipio de Luribay, al sudeste del departamento de La Paz, destruyeron 120 defensivos que protegían las parcelas de verduras y frutas de 40 comunidades. Los afectados piden ayuda y la Gobernación hace un recuento de daños.

“Todas las comunidades que están a orillas del río Luribay son vulnerables, porque las anteriores lluvias se llevaron varios defensivos, y ahora no hay nada que proteja los cultivos de los comunarios”, lamentó Roberto Deheza, técnico de la Dirección de Alerta Temprana de la Gobernación de La Paz.  La construcción de cada defensivo implica un costo superior a Bs 50.000, según la Gobernación.

Dicha instancia envió ayer una comisión a las comunidades afectadas de Luribay para evaluar los daños y precisar el número de familias afectadas. La Razón hizo también el recorrido y evidenció los defensivos quebrados y arrinconados por la fuerza del caudal del río. Se trata de un área de difícil acceso por la complejidad de sus carreteras y que no cuenta con agua potable para los habitantes.

El técnico de la Dirección de Agricultura de la Alcaldía de Luribay, Omar Horacio, explicó que en cada una de las 40 comunidades perjudicadas existen desde cinco hasta 70 familias afectadas por las granizadas y las inundaciones de sus cultivos.

Atención. Las autoridades municipales planifican reponer los 120 defensivos que se perdieron, para así evitar el desborde del río Luribay, pero con la colaboración del gobierno departamental. “Vamos a elaborar un informe más detallado para que la Gobernación nos ayude”, indicó Horacio.

En la comunidad de Vilacorta, donde hay unas 65 familias perjudicadas, el agricultor Zenobio Flores contó que lo perdió todo. “El río se lo ha llevado todo, por lo menos queremos que nos colaboren con semillas. Esos días iba a cosechar mis tomates, lechugas y ya estaba por sembrar choclo”.

Con los pies llenos de barro y señalando el canal de riego que se llevó la riada, Víctor Laura comentó que cuatro comunidades resultaron perjudicadas porque no les llegó agua para sus sembradíos.

“Aquí se vive de lo que se cosecha en verduras y frutas, es una pena que siempre nos tengan olvidados”, expresó el presidente de la junta de vecinos de Luribay, Simón Camacho, tras asegurar que hay 1.900 familias afectadas. Laura exigió mejorar los caminos porque en la época de lluvias se les dificulta el traslado de su producción. La Gobernación tendrá los resultados de la cuantificación en los próximos días.

Los testimonios

Zenobio Flores: El río se llevó el canal de riego

“El agua llegó en grandes cantidades, hasta una peña se ha caído y se ha llevado el canal de riego. Ya estábamos por cosechar lechuga, locoto, pimentón y tomate, pero todo se ha perdido. También íbamos a sembrar maíz, pero por falta de agua se ha secado. Somos muchas las familias afectadas y vivimos de esto”. Agricultor

Wilfredo Ortuño: Siempre nos pasa esto

“Los defensivos siempre son quebrados y arrastrados por el río Luribay cuando comienza esta época. Siempre nos pasa esto y es un gasto para todo el municipio, porque cada año tenemos que construir otros defensivos. Las autoridades deberían buscar una solución a largo plazo para que no nos perjudiquemos más”. Vecino

Julia Villca: Enfrentaremos los desastres

“Hemos verificado que en las 40 comunidades, el 20% de su población está afectada, pero lo principal son los defensivos. En la provincia Loayza están afectados los cinco municipios y también verificaremos en estos días para posteriormente evaluar las necesidades. Vamos a enfrentar estos desastres”. Coordinadora de la provincia Loayza

Vecinos cocinan con agua de las lluvias

Consumir agua potable es “un lujo” para los ciudadanos de Luribay. “Tenemos que cosechar agua de lluvia para cocinar y tomar desde hace años”, indicó el presidente de la junta de vecinos de Luribay, Simón Camacho. Mientras ayudaba a una mujer a trasladar un balde con agua turbia, Camacho relató que las familias están acostumbradas a recolectar agua del río y de las vertientes.

“En Luribay hay como 12.000 habitantes y todos tenemos que vivir sin agua potable, eso es un peligro para la salud, en especial para nuestros niños”, señaló.

Con las manos secas y ásperas, Elena Álvarez, de 56 años, cosechaba agua de lluvia en un tanque con capacidad para 500 litros. “Puse canaletas para que cuando llueva todo caiga en mis turriles y así tengamos más agua”.  “Mis vecinas también agarran agua para cocinar y bañar a sus hijos con ayuda de los cántaros o baldes. Todo tenemos que aprovechar para poder subsistir en el pueblo”, agregó.